José María García-Mauriño
Abril de 2012
0.- Contexto
Este año 2012, la Asamblea de IBM, se sitúa en un contexto
extremadamente duro para las clases populares.
Se plantean recortes de 10.000 millones de euros en servicios públicos de
primera necesidad, como la Sanidad o la Educación. Se promueve una subida de
impuestos que castiga a los ciudadanos y no penaliza a las grandes fortunas. Se
elimina la subida anual de pensiones y salarios. Se promulgan leyes sobre
horarios de apertura que solo favorecen
a las grandes superficies comerciales. Se utiliza nuestro dinero para reflotar
los bancos y cajas que nos desahucian de nuestras casas, y cuyos directivos se
han lucrado a nuestra costa de manera desmesurada para después regalárselas a las
entidades que mas beneficios tienen. Y por último, se decreta una reforma
laboral, impuesta desde la Unión Europea. Y hemos asistido a una convocatoria
de huelga general, muy seguida por la mayoría de la ciudadanía, en algunos
sectores industriales, en transportes, etc. Siguen las movilizaciones y la indignación colectiva
sube en intensidad. La crisis es global, es internacional, y sólo caben
soluciones globales, planetarias. Nuestra visión no se puede reducir al espacio
español, o europeo. Ha habido recortes para todos los estamentos, menos para la Iglesia Católica.
1.- Introducción:
Al leer el lema que nos hemos propuesto para la IX Asamblea de la Iglesia de base de Madrid
2012, Los cristianos con las víctimas
del sistema. Compromiso y lucha por la justicia”, surgen muchas preguntas inquietantes. ¿quienes son las
Víctimas? ¿qué pasa con las Víctimas? ¿qué tiene este Sistema que produce
constantemente Víctimas? ¿A cuántos se extiende el número y clase de Víctimas?
No se puede dar una definición exacta de las Víctimas. Sólo podemos
describirlas así: Es el sufrimiento de unos inocentes que han padecido una
violencia injusta y que claman por sus derechos. En todo caso siempre serán
inocentes que pagan un altísimo precio a causa del Sistema. ¿porqué tienen que
sufrir los inocentes? Lo que iguala a todas las Víctimas es el sufrimiento, el
dolor y la muerte. Ante este tremendo problema hemos hecho estas reflexiones
2.- El Sistema:
El sistema capitalista es de tal perversidad que ha
convertido al mundo entero en un gigantesco campo de concentración. Dentro de
las alambradas está el 99% de la humanidad, al otro lado de las alambradas se
encuentra ese 1 % que oprime y causa
infinito dolor a gran parte de la humanidad. En ese campo está el terrible
holocausto de los judíos, ya sea en Auschwitz, Belsen, Dachau o Treblinka, el
constante genocidio de los palestinos, los miles y miles de muertos causados
por las guerras imperialistas (Iraq, Afganistán, Líbano, Ruanda, Congo, Libia,
Siria, norte de Africa). Pueblos enteros sometidos a la dictadura del sistema.
Más de la mitad de habitantes del planeta desnutridos, millones de muertos de hambre
al año, millones de niños y mujeres esclavos laboral o sexualmente,
niños-soldado o víctimas de las minas o del tráfico de armas, las mujeres
maltratadas, violadas o asesinadas, las
Víctimas del imperialismo, las Víctimas del narcotráfico, las Víctimas de la
prostitución, las Víctimas del franquismo, los millones de emigrantes que salen de sus tierras buscando condiciones de vida
mejores, los represaliados políticos, El destrozo de la Naturaleza, de la Madre Tierra, es otra
víctima del sistema. Y en la actualidad, las Víctimas de esta crisis tan profunda,
los millones de parados, los repetidos desahucios, el sufrimiento de los que no
tienen ningún ingreso, el sufrimiento de no llegar a fin de mes, En fin, la
lista es interminable ...
Todo esto sucede en un planeta con medios suficientes
para que eso no ocurra. Las proporciones entre las Víctimas y la humanidad son
aterradoras, más de dos tercios de la Humanidad padece este sufrimiento. Se
trata del exterminio lento de los pobres, los excluidos, los que “sobran”. Y
seguimos preguntando: ¿es posible explicar el sentido de esta catástrofe? Las
Víctimas se podrían hacer esta pregunta: ¿qué hemos hecho para que nos traten
así? “Lo único que pretendemos es vivir”. Todos mueren antes de tiempo. Cualquier habitante de este inmenso campo de concentración, sea creyente o
increyente, debería renunciar a toda respuesta que busque sentido a este
absurdo. El sistema es
un absurdo.
3.- Algunas preguntas:
Ante este panorama de las Víctimas del sistema las
preguntas dan lugar a profundas
reflexiones. Si nos tomamos en serio el terrible drama de las Víctimas,
pensamos que la Asamblea
de Mayo de 2012 puede ser un sitio adecuado para hacer una reflexión en
profundidad. Es el tena que hemos escogido. “Los cristianos con las Víctimas
del sistema, nuestro compromiso con la justicia”. Nos podríamos preguntar, ¿dónde están los
cristianos de base? Y tendríamos que responder: Estamos donde tenemos que
estar, al lado de los que sufren. La pregunta del cristiano por
el sufrimiento del inocente tiene que surgir de un sujeto humano íntegramente
comprometido en la lucha contra la injusticia,
3.1. Un planteamiento cristiano:
¿Cuál es nuestra reflexión y nuestra postura como creyentes? Una
posición clara y determinante podría ser esta; una ubicación incondicional del
lado de las Víctimas. Nos podemos aplicar
el título del libro de Alfredo Tamayo,
miembro de CPS, Siempre de vuestro lado (2008,
sobre las Víctimas de ETA) Pero, ahondando más en nuestro planteamiento de fe,
es importante dilucidar qué relación existe entre el sistema capitalista y el
cristianismo. Y afirmamos con toda claridad que son dos proyectos absolutamente
irreconciliables. El capitalismo y el cristianismo son incompatibles. Recordamos eso de, “no podéis
servir a Dios y al Capital”. Si nos situamos al lado de las víctimas., no
podemos compaginar nuestro pensamiento y menos aún nuestras actuaciones con los
esclavos del capital y aquellos que apoyan el capital. O al lado de las Víctimas, o al lado del capital.
Lo que piden las Víctimas es una respuesta a la injusticia de sus muertes.
3.2. Una reflexión teológica:
¿A qué Dios servimos? El Dios de Jesús no es un Dios
Todopoderoso, es el Dios de la debilidad. En el evangelio no aparece ni una
sola vez la idea de un Dios Poderoso, solo se nos muestra la imagen de un Dios
lleno de bondad, misericordioso y compasivo. Jesús también fue Víctima del poder
del imperio y de los poderes religiosos En ese rostro desfigurado del
Crucificado se nos revela un Dios sorprendente, que rompe nuestras imágenes
convencionales de Dios y pone en cuestión toda práctica religiosa que pretenda
dar culto a Dios olvidando el drama de un mundo donde se sigue crucificando a
los más débiles e indefensos. Si Dios ha muerto identificado con las víctimas,
su crucifixión se convierte en un desafío inquietante para los seguidores de
Jesús. No podemos separar a Dios del sufrimiento de los inocentes. No podemos
adorar al Crucificado y vivir de espaldas al sufrimiento de tantos seres
humanos destruidos por el hambre, las guerras o la miseria.
La fe en Jesús hace que muera la imagen clásica,
tradicional, del Dios Todopoderoso y protector. Jesús vivía siempre al lado de
los oprimidos, de las Víctimas del
sistema. Su vida era una búsqueda constante del Reino de Dios y su justicia, es
decir, buscaba otra sociedad distinta, y sanaba las heridas que producía el
sistema, como son, las enfermedades, el hambre, la explotación, la avaricia de
los ricos. Ese era su sitio, estar siempre entre los excluidos, entre los que
“sobran” en la sociedad, El Reino de Dios no es una Buena Noticia para todos de
forma indiscriminada. Es una alegría para los oprimidos, y una amenaza para los
que oprimen. En el Reino de Dios no
pueden vivir en el mismo espacio y al mismo tiempo, unos pocos ricos que viven
a costa de la mayoría que son los pobres.
Jesús nos llama a cambiar esas creencias propias de
una etapa infantil, por un espacio ocupado ahora por la ley moral, por los
Derechos Humanos, que no es sino la llamada a la plena madurez del hombre.
Madurez que se expresa en términos de responsabilidad absoluta. Dios, identificado para siempre con
todas las víctimas inocentes de la historia. Al grito de todos ellos se une
ahora el grito de dolor del mismo Dios.
La
pregunta por el sufrimiento del inocente no se satisface con esa invocación de
la libertad humana. Dios no puede quitarse de en medio. Dios tiene que ser interpelado
por esa injusticia. Una vez que ha visto la injusticia del sufrimiento, se plantea
radicalmente la exigencia de justicia. Pero es el hombre el que tiene que
hacerse cargo de esa justicia pues todos experimentamos el silencio de Dios. Ante el mal Dios no interviene, no porque
no quiera, sino porque no puede. Se trata de la debilidad de Dios. Hay como un
trasvase de la omnipotencia divina en favor del hombre y del mundo. Hay un Dios
que muere y, con él, un determinado discurso religioso; y hay un Dios que se
revela y, con él, una determinada manera de hablar de Dios.
Si Dios se oculta, si es inalcanzable, poco podemos
saber sobre Dios. Lo que sí tenemos al alcance es su palabra recogida en los
Evangelios. Tendremos entonces que
atenernos a su palabra, a sus enseñanzas. Pero atenerse al Evangelio significa
buscar su sentido sin renunciar a la razón y a la experiencia humana. El
creyente no cree en Dios a ciegas porque sabe que no tiene hilo directo con la
divinidad: tiene que mediar la razón, es decir, tiene que interpretar sus
enseñanzas.
Y éstas ¿qué dicen? Jesús nos muestra en su mensaje y
en su vida la debilidad de Dios. Aceptó
despojarse de todo poder divino, y en ese vaciamiento, en esa kenosis, mostrar
al Dios plenamente humano, débil, renunciando a actuar con poder en el mundo
para que el hombre ejerza su autonomía. Dios delega en el hombre la
responsabilidad de la justicia en la tierra. Es decir, la muerte del Dios todopoderoso echa sobre
las espaldas del hombre la tarea de hacerse cargo de las injusticias del mundo.
La muerte del Dios infantil conlleva la afirmación inmediata de la
incompatibilidad entre injusticia y existencia humana. No se puede vivir de
espaldas a la injusticia.
4.- Una posible salida:
¿Qué
salida cabe, qué esperanza? No hay escapatoria en el sentido de que la solución no está en
evadirse de la tremenda realidad que estamos viviendo, sino en desarrollar
dentro de este victimario histórico una superioridad espiritual, es decir, en
soportar el trago de historia que estamos viviendo sin sucumbir
espiritualmente. Una propuesta sería esta: sólo nosotros podemos salvarnos si
salvamos lo mejor que hay en nosotros. Es decir, los valores éticos, los
Derechos Humanos, la fe en Jesús, la fraternidad planetaria, el compromiso insobornable
por la justicia, Todo esto está por encima de toda otra consideración. Desde
luego, podemos afirmar
ahora con mayor decisión que nunca, que un Dios todopoderoso es un Dios incomprensible, un Dios que, repetimos, no es
el Dios de Jesús. Lo que ocurre es
que esa constatación no nos puede llevar a la desesperación, ni siquiera al
desencanto. Esa experiencia de madurez espiritual se expresa en dos movimientos
complementarios, a saber, ayudar a Dios, es decir, hacer lo posible para que su
presencia en el mundo sea la propia de un Dios débil, un Dios que deja actuar
al ser humano, y, por otra parte, asumir ese compromiso de responsabilidad
absoluta que todo ser humano tenemos con la justicia. ¿Cómo pueden seguir los cristianos
de la Iglesia
de Base de Madrid a Jesús? Con una denuncia constante del sistema. A nivel
intelectual, a nivel político (partidos, sindicatos), en los medios de
comunicación (si nos dejan), en la calle (en manifestaciones), en
conversaciones entre familiares y amigos, en el barrio. Pero esto depende del
grado de convicción que tengamos cada uno, y del grado de conciencia colectiva,
de lo que suponen las Víctimas generadas por este Capitalismo que no cesa. Al
final, esperamos que la debilidad vencerá el poder del imperio, el compromiso
con las víctimas hará que se vaya realizado la justicia. Esperamos realmente la
venida del Reino de Dios.
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La Iglesia de Base de Madrid se compromete a mantener
una posición firme y denunciante de todos los abusos, recortes y ajustes que
han efectuado los gobiernos del PP y del PSOE, gestores del sistema, que van en
contra de la ciudadanía, y en contra de una elemental justicia y de los
Derechos Humanos, y a favor del gran capital. Muchos “recortes
sociales” responden simple y llanamente a una política de transferencias desde
la esfera social a la financiera para salvar y fortalecer a los poderosos que
han provocado la crisis.
Como estamos al lado de las víctimas, los cristianos de
base nos situamos abiertamente anti-sistema en lo político y en lo eclesial. No
creemos en la reforma de este sistema, sino en su radical transformación,
porque otro capitalismo de rostro humano es imposible.
Como estamos al lado de las víctimas, estimamos que
este criminal rescate de la Unión Europea va en contra de la soberanía del
pueblo y oculta una complicidad con los poderes del capitalismo mundial.
Sabemos que este rescate de 100.000 millones de euros no es más que un
secuestro dirigido a apropiarse de toda la riqueza que producimos cada día y
que pagaremos con más recortes de las pensiones, decenas de miles de despidos,
aumento del IVA, la liquidación de los servicios públicos y su completa
privatización.
Como estamos al lado de las víctimas, denunciamos las
tremendas injusticias producidas en los servicios públicos, como son la sanidad
y la educación, y defendemos el valor de lo público por encima de cualquier
otra consideración
Como estamos al lado de las víctimas, rechazamos la
subordinación de la ética a la economía y a la política, que han realizado este
y todos los gobiernos anteriores.
Como estamos al lado de las víctimas, en el contexto de
la lucha de clases, nos situamos por un lado, lejos de las clases dominantes y
por otro, muy cerca de la clase trabajadora y de las clases populares.
Como estamos al lado de las víctimas, nos oponemos
rotundamente a todas las guerras que promueve la OTAN, por ser un instrumento
de muerte, un instrumento del capital, y nosotros optamos por la vida de todos
los pueblos y de todos los seres humanos.
Como estamos al lado de las víctimas, denunciamos a la
jerarquía católica por formar parte del sistema y estar casi siempre al lado
del capital, con un permanente silencio en medio de esta crisis tan dolorosa
para la mayoría y tan beneficiosa para otros.
Como estamos al lado de las
víctimas, no podemos estar de espaldas a la injusticia y reclamamos al gobierno
en relación con las víctimas del
franquismo, la revisión de los procesos pendientes de sentencia, y anulación de
sentencias injustas.
Finalmente, como estamos al lado de las víctimas, a
título personal, cada uno de nosotros y nosotras, nos vamos a enrolar, nos
vamos a comprometer, a engrosar las filas con los del 15-M porque son de los
nuestros, porque rezuman voluntad de cambio y resistencia, sin más recompensa
que la gratificante sensación de que volvemos de nuevo a galopar hacia la
Utopía; o lo que es lo mismo hacia la honestidad, la justicia, la igualdad y la
solidaridad.
Como conclusión, queremos remarcar que los Cristianos
de Base de Madrid nos posicionamos claramente por ser Antisistema.
Madrid, a 23 de Junio de 2012