Ante
este hecho de las Beatificaciones de 522 mártires en Tarragona el día 13 de
Octubre, Lo primero que nos preguntamos es si fueron en realidad mártires. No
queremos ser cómplices con el silencio de ese hecho tan llamativo, Llamamos la
atención por lo que puede suponer de traición a la Historia de España en los
años pasados. Y también una traición al sentir cristiano en la actualidad. No
fueron asesinados solamente esos 522
mártires que ahora celebra la jerarquía de la Iglesia católica, sumados
a esos otros 498 del año 2007, fueron muchos más que no están contabilizados en las actas eclesiásticas. No
es esta la memoria histórica de la verdadera Historia de España ¿Dónde se
mencionan los miles y miles de asesinatos que cayeron bajo la impunidad franquista?
Y los ejecutaron con el agravante de que a todos estos los mataron “en nombre
de Dios”. No se puede afirmar en una Misa multitudinaria que fueron mártires
por defender la fe. Hay implícitas muchas motivaciones de tipo claramente
político. Fueron asesinados por defender sus creencias políticas y religiosas,
las dos cosas mezcladas a le vez. La Historia hay que escribirla al derecho, no con
los renglones torcidos de la conveniencia de los poderes de la Iglesia , apoyados y
enaltecidos por la política de las clases dominantes.
Pero
hay más. Esta jerarquía afirma hipócritamente que este es “un acto de perdón y
de mutua reconciliación”. Que no pretende abrir heridas y que no va contra nadie. Desde luego, con este acto sí que se siguen abriendo
heridas, al despreciar a los otros mártires republicanos, porque no hay mayor
desprecio que no hacer aprecio.
Y sí va en contra del dolor y sufrimiento de todos aquellos que
cayeron en las cunetas, en las fosas
comunes, o en la pared de los cementerios
y que todavía no han encontrado el reposo que se les debe a los muertos. Ni
siquiera han tenido la decencia de tener
un recuerdo para el cardenal Arzobispo de Tarragona, Vidal y Barraquer, que por
sentido cristiano y eclesial no quiso firmar la carta colectiva con la que los
obispos españoles apoyaron la sublevación de Franco en 1937.
La intervención del papa por
videoconferencia ha sido de calculada ambigüedad. Desde luego, no ha exaltado
este acto concreto. Pero, por una parte se ha mantenido en una formulación
abstracta y genérica sobre el martirio y la generosidad de los creyentes. Por
otra, estaba implícito el apoyo a la iglesia de España del siglo XX. Es decir,
el respaldo de los obispos al golpe de Estado de Franco y la siguiente guerra que fue tildada de
“cruzada” por los mismos.
No se ha hecho referencia a los muchísimos españoles mártires que, por defender
su ideal (la fidelidad a Dios está en la sagrada conciencia) de una España
libre y republicana, como las últimas recordadas “Trece rosas” o los muchos
curas que fueron ejecutados por las tropas franquistas por haber estado
defendiendo a los pobres y trabajadores de sus parroquias. Todos ellos y ellas
fueron objetos de denuncias, con frecuencia por curas y laicos católicos, y
ejecutados por las tropas de Franco, y muchas veces sin proceso judicial.
Y
para más agravio, la presencia de ministros del Gobierno, de Justicia y de
Interior, el presidente del Congreso, J. Posadas, el de la generalitat Artur
Mas y un alto representante de Ejército,
en este acto religioso. Las autoridades políticas no tienen ningún papel en actos de esta naturaleza. No han
entendido o quieren entender que la Constitución es
aconfesional y que reclama una nítida separación de la Iglesia y el Estado.
Finalmente,
creemos que esta jerarquía ha perdido una hermosa ocasión para hacer explícito
el mensaje de Jesús de verdadera y auténtica reconciliación entre hermanos que
se mataron unos a otros y que todos son hijos del mismo Padre del cielo.
José
Maria Garcia Mauriño
15
de Octubre de 2013.