lunes, 18 de marzo de 2013

PRINCIPIOS ÉTICOS:


PRINCIPIOS ÉTICOS:

José María García-Mauriño
10 de Marzo 2013

Los principios que  presento y comento fueron formulados por el célebre jurista Ulpiano, un senador romano del siglo I d.c. fundador del derecho Romano. Están expresados en latín por ser la lengua del Lacio. Los hemos heredado de la cultura greco-romana e incorporado a nuestra cultura occidental y  sistema ético. Tienen vigencia actual.

1.- Pacta sunt servanda: respetar y cumplir lo pactado.
En los últimos 10 años se han celebrado más conferencias internacionales que nunca sobre alimentación, educación y medio ambiente. Los países convocantes han adoptado miles de compromisos, pero se olvidan al día siguiente. Cumplir con los compromisos adquiridos y llevar adelante los acuerdos adoptados, el respeto a la palabra dada, es una norma mínima fundamental para la convivencia que, sistemáticamente, es vulnerada.
Los jefes de Estado o de Gobierno no tienen palabra, cada vez tienen menos credibilidad. ¿Qué ha quedado del 0,7%, o de los acuerdos de Río de Janeiro sobre la capa de Ozono? por ejemplo. Hay muchos otros ejemplos.

- Se habla de "iniciativa de África" desde hace 15 años; sin embargo, ninguna de las resoluciones de las Naciones Unidas, ninguna de las resoluciones relativas a los países menos avanzados ha sido realmente llevada a la práctica.
Tampoco se han respetado los acuerdos sobre el desarme de 1972. Se sigue bombardeando Irak a pesar del alto el fuego en el Golfo de 1991.
La cumbre de la Tierra, Río de Janeiro 1992 y, posteriormente, el protocolo de Kyoto (1997) sobre el cambio climático abordan la protección de nuestro planeta. La tasa Tobin aprobada como instrumento de protección del medio ambiente se queda en pura teoría económica. Aun cuando los compromisos de Kioto (2001) eran minimalistas, Bush y Berlusconi confirmaron que no tenían la intención de respetarlos.
Se puede ver el incumplimiento de los acuerdos de Israel y Palestina de pacificación y convivencia (Oslo, 1993) y el distanciamiento de sus contenidos. Cómo EEUU no acepta el Tribunal Penal Internacional, o constatar el abandono de EEUU junto con Israel de la Conferencia de Durban (África) para no aceptar el compromiso antirracista, y un largo etcétera.

Los Tratados y Convenios Internacionales no funcionan en un mundo regido por la violencia y por la fuerza de las armas. El terrorismo funciona, la violencia funciona. Pero ni el terrorismo ni la violencia son las armas de las personas civilizadas.

A escala más reducida, en nuestro país, tampoco se respetan los programas políticos (Rajoy lo ha reconocido recientemente respecto del suyo). Los Convenios Colectivos entre trabajadores y empresarios después de muchas reuniones, asambleas, votaciones, huelgas, no se llevan a cabo. Podríamos aportar muchísimos más ejemplos, pero no se trata de ser exhaustivos, sino de presentar estos hechos ya de por sí significativos.

2.- Alienum non laedere: no hacer daño a los demás.
Todos los individuos debemos respetarnos, ya sea por conciencia, ya sea por ley, puesto que nadie tiene ni el derecho, ni la facultad de lesionar ni en lo físico, ni en lo mental a ningún otro de sus semejantes. Mucha gente respetable afirma con toda verdad no haber matado ni robado en su vida. Al menos que se sepa.

El peor de los daños que se puede infligir a las personas es matarlas. Se mata por hambre a más 100.000 personas al día. Se mata implacablemente en las guerras de Iraq, Afganistán, Palestina, Siria, Libia, Malí, Congo, etc. Se mata a miles de trabajadores en accidentes laborales todos los años por no respetar las normas de seguridad. Las minas antipersonas siguen matando y mutilando.

No obstante, hay muchas otras maneras de robar y matar. Además de la muerte física, hay otras muertes. También se mata por impedir vivir una vida humana con dignidad. La pobreza mundial, el desprecio por las personas y los pueblos. La manipulación de las mentes y las conciencias. El acceso limitado a la sanidad y la educación, en función de la capacidad adquisitiva del ciudadano. La Ley Wert, trata de mercantilizar la Educación, y el PP lo hace con la Sanidad pública, como si la salud de los ciudadanos/as se tratara de un bien comercializable. Son daños incalculables.

Se hace mucho daño en esas relaciones de subordinación en que se encuentra la mujer o en las relaciones laborales de explotación de personas y de la naturaleza tratadas como mercancías.
Así la Organización Mundial del Comercio impone unos precios a escala internacional de productos imposibles de comprar a personas necesitadas.
Se hace daño al otro cuando el otro es la Naturaleza, puesto que la Globalización tiende a transformar definitivamente el espacio natural en espacio mercantil.
Es lo propio de la Globalización capitalista.
Destruir la confianza y violentar el lenguaje inutilizándolo como medio de comunicación también es matar, hacer daño: es el "estado de la mentira" y la mentira del Estado. Nadie se fía de nadie. Casi nadie se fía de los políticos, de sus acuerdos o tratados, porque no tienen voluntad política de cumplirlos. El mundo virtual, el de los Medios de Comunicación Social (MCS), el de las apariencias, choca con el mundo de lo real y provoca unas relaciones de desconfianza mutuas: no sabemos quien es de verdad el que tenemos delante ni lo que de verdad quiere decir cuando habla.

3.- Suum cuique tribuere: darle a cada uno lo suyo.
No se respeta la voluntad del donante. Muchos países hicieron donaciones que para aliviar los sufrimientos causados en Centro América por el huracán Mitch (2002), por los terremotos de Haití del 2010, las inundaciones del tsunami en el sudeste asiático y otros desastres naturales, no llegan a sus destinatarios ni cumplen su objetivo, se quedan en manos de los gobiernos y los banqueros en Nicaragua, en El Salvador, en Haití….

Jugando con el sufrimiento, en circunstancias tremendas, No sólo se juega con la vida y el futuro de los damnificados se manipulan sentimientos de solidaridad de los donantes y se siembra el virus de la desconfianza entre ellos para futuras ayudas. Hay que devolver a su dueño lo que es suyo: al pueblo de Filipinas los robos que realizó el presidente Marcos; en España el robo de los bancos europeos, el escándalo de Bankia, etc.

Es el estado de Corrupción y la corrupción de los Estados.

¿Y qué decir de la estafa del sistema financiero al que los ciudadanos sin más opción seguimos alimentando a través de nuestros impuestos? Muchos juicios, muchos documentos, muchas declaraciones, muchos testigos, pero aquí nadie devuelve un duro, un euro.

Es absolutamente inmoral que el Fondo Monetario Internacional no devuelva al Tercer Mundo todo lo que le está quitando con la Deuda Externa y los Planes de Ajuste estructurales. Lo mismo ocurre ahora en España con la Deuda.

Restituir, indemnizar, a víctimas del hambre, del terrorismo, de la esclavitud, del trabajo precario, del paro, de las violaciones, etc. es devolverle a cada uno lo que es suyo. A escala privada, nacional, regional e internacional. A robo global restitución global. Por lo menos hay que planteárselo.

Eliminar los llamados paraísos fiscales, situación de privilegio de los ricos y los financieros que roban al Estado los impuestos que debería aportar cada contribuyente. En ellos se dan cita las organizaciones criminales y terroristas de todo el mundo. No hay presión fiscal y gozan de un secreto absoluto. Son un centro de blanqueo de dinero negro proveniente del narcotráfico, de la prostitución y del crimen organizado. Una de las primeras acciones de Bush fue oponerse a la ofensiva de la OCDE y la Unión Europea contra los paraísos fiscales.

4.- Honeste vivere: vivir honestamente.
Este precepto se refiere a la superación de las personas en función de sus propios méritos y trabajo. Los individuos podían tener tanto como se esforzaran por lograrlo. Obviamente, estos logros y crecimiento deberían estar contenidos todos dentro de un marco legal, alejado totalmente de lo ilícito.
Vivir honestamente implica comportarse conforme a elementales principios éticos. Coherencia entre pensar, hablar y actuar. Vivir del trabajo y no del cuento, ni de las revistas del corazón, ni de los paraísos fiscales, ni de beneficios exorbitados. No quedarse con dinero ajeno (pagar salarios injustos, aunque sean legales). Entraña relaciones humanas en justicia y en verdad. Especialmente lleva consigo la honradez económica, la honradez intelectual, la honradez política.
La honestidad y coherencia ante el pobre, el que sufre, los pueblos aplastados, los inmigrantes, es lo decisivo y determinante para una conciencia ética. En este vivir honestamente es evidente que hay que jugar limpio en la vida. Y quiere decir también firmeza y valentía en la convicción y defensa de los excluidos, de los que sufren, de los explotados, ser siempre voz de los de abajo: la voz de los sin voz.
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