sábado, 9 de agosto de 2014

EL TIEMPO NO ES ORO





UNA FILOSOFIA DEL TIEMPO

José María García-Mauriño
11 de Noviembre de 2011
Rectificado en Agosto 2014

1.- LO QUE EL TIEMPO  NO ES:
El Tiempo no es Oro,
Eso quiere decir  que todo aquello que es valorado por el ser humano, y es considerado como un bien económico, da lo mismo que se trate de una barra de pan que de una joya, todo eso es Oro. Es el sentido mercantilista que todo lo convierte en dinero, y el Oro como máximo exponente de la riqueza,  también el tiempo. Acostumbrados a una visión materialista y economicista de la vida, todo lo convertimos en el patrón Oro: “edad de oro”, “siglo de oro”, “sueños dorados”,  “conquistar el Dorado”, etc. El tiempo no es ORO: no se puede medir la vida, el tiempo, por el patrón Oro, que significa Tener, aparentar. El tiempo no es un producto que cotiza en el Mercado.  El patrón para valorar las cosas es otro: no es el Oro, son los Derechos humanos. No se trata de  acumular cosas, dinero, fincas,  no es Tener, aparentar, lucir, fardar. El Tiempo es algo más, algo que ni se compra ni se vende, se Vive. El tiempo no es oro, pero vale más que el oro; se recobra el oro que se perdió; pero el tiempo perdido, no. Este refrán es propio de las culturas modernas en que el tiempo y el espacio son de los bienes más apreciados.

El Tiempo. no es la Edad.
No se trata de  cumplir años, de hacerse mayores,  sino de vivir la propia vida de una determinada manera.  La vida de los mayores es una edad magnífica. Es la edad de la Sabiduría. Ya pasaron los años de la adolescencia, de la juventud, y se vive una nueva época  un seguir existiendo, que es seguir viviendo.

2.- EL TIEMPO ES VIDA:
La vida de cada uno es el tiempo que dura, los años, los meses que permanece en la existencia. Es su Historia, es decir, vive en el tiempo y el espacio. Vivimos en un tiempo concreto, siglo XXI, y en un espacio determinado, España, Europa, el Mundo.
La vida es lo contrario de la muerte, el cadáver no se mueve, la vida es dinámica es movimiento, es cambio constante. “Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río” (Heráclito). El universo cultural ha cambiado y va a seguir cambiando. El universo físico está cambiando continuamente y las costumbres también están cambiando. Es el paso de una juventud efervescente  a una madurez, que está llena de dudas y de  dificultades que no cesan. Y nos  hacemos una serie de preguntas difíciles que sabemos no tienen respuesta.

La vida de los mayores es una vida muy rica contando con sus achaques y limitaciones físicas y psicológicas, pero que no se queda al margen de lo que pasa en el mundo. Que tiene un horizonte y una visión de la Realidad que le afecta, que le mantiene vivo. Y va sabiendo distinguir qué es lo básico en la vida, distingue lo esencial de lo accidental, lo justo de lo injusto, la verdad de la mentira, la realidad de  las apariencias.  Pero, sabemos que el Tiempo pasa y que hay que hacer las cosas antes de que sea tarde.

3.- EL  TIEMPO ES  HISTORIA:
Es la construcción constante de mi existencia, en relación con los demás Seres de la Tierra, somos 7.000 millones de Seres Humanos, en todo le Planeta. El relato de toda mi vida es mi Historia, mi biografía.

Ahora, en la madurez, es el momento de crear cosas nuevas, sobre todo,  ir creando constantemente la propia personalidad nunca terminada, de dar nuevas respuestas ante  los problemas nuevos que se van presentando. La madurez debe estar empapada de ilusión. Hay personas que no quieren crear nada o casi nada, y que están muertas mucho antes de que las entierren.

La Historia es la maestra de la vida. Conservar la memoria histórica de nuestra vida, para conservar la dignidad, lejos de los vaivenes de la moda, de la noticia del momento.  Se trata de iluminar el presente desde la trayectoria de nuestra pequeña historia.
Lo propio de los mayores no es la ciencia, es la Sabiduría. El tiempo pasado es parte del tiempo presente. Es el gran tapiz de la Historia por donde he pisado y sigo pisando.


UNA FILOSOFIA DEL TIEMPO

En general se puede decir que el Tiempo. es implacable, inexorable, los días pasan y siguen pasando sin que nada ni nadie los pueda detener. El Tiempo. es irreversible: nunca se puede dar marcha atrás.

Solemos decir “Hay que ver cómo pasa el tiempo”. Y también se dice con frecuencia “es que no tengo tiempo…”  Eso de que "no tengo tiempo" se repite muy a menudo. Y eso no es verdad, nosotros no poseemos al tiempo, es el tiempo el que nos posee a nosotros. El tiempo es como un gran tapiz, el tapiz de la Historia, y nosotros vamos caminando por el, cada cual a su ritmo, a su velocidad (¡Cómo pasa el tiempo...!). Somos nosotros los que caminamos por el tiempo, los que pasamos una vez, solo una vez, por ese tapiz. No somos dueños de ese tapiz, no lo hemos hecho a nuestra medida. Es el tiempo de nuestra existencia, de nuestra vida, de nuestra pequeña historia Caminamos por el cada dia, cada momento, cada semana, cada mes. Y hay uno que va detrás de nosotros enrollando ese tapiz y ya no se puede volver atrás. La Historia, tiempo y espacio, es irreversible, nunca se puede volver atrás. Hay decisiones que son definitivas.
      ¿De verdad no tenemos tiempo? ¿Es que poseemos el tiempo como quien tiene una casa, un abrigo o una amistad? O, ¿no es mejor decir que es el tiempo el que nos tiene a nosotros?  No somos dueños del tiempo, él es nuestro dueño y señor. Es el tiempo el que nos ha colocado en su senda y estamos muy contentos de seguir en ella, porque  ¡Ay de aquel que se salga de ella!  Porque morirá..
Cada día que pasa, cada día que vivimos es un regalo, un don gratuito, no  un derecho. ¿Regalo de Dios,  de la Vida, de la Naturaleza?  El tiempo nos lleva por la Vida y nos vamos deslizando por el tapiz de la Historia, y vamos construyendo nuestra propia biografía. El tiempo siempre nos acompaña, pero no somos dueños del tiempo. Siempre a nuestro lado, es un leal compañero, es implacable, es irreversible, nunca da marcha atrás. Tenemos un reloj en nuestra muñeca, pero no tenemos el tiempo a nuestra disposición.
Nuestra existencia va caminando con lo que somos, mejor dicho, con  lo que vamos siendo, porque nunca somos del todo. Somos lo que vamos pensando, lo que vamos sintiendo, lo que vamos decidiendo en cada momento, cada día, cada circunstancia. El tiempo pasa y nosotros con él, no se detiene, no podemos apresarlo, es implacable. Un momento de felicidad que gozamos quisiéramos que durase una eternidad. Un momento de dolor deseamos que pase lo antes posible. Vamos poco a poco experimentando que no somos dueños del tiempo, él nos posee y de qué modo!
El tiempo es Vida, el tiempo es Libertad, el tiempo es AMOR, es el latir del corazón, unos 18 millones de latidos que dura una vida, o los 50 o 60 o 90 millones de latidos, y ni uno más, cada uno tiene señalado el número de veces que va a latir su corazón, el número de veces que va a respirar. Cada latido marca el deseo de vivir, de gozar, de relacionarse, de comprometerse. ¿Hacia dónde nos lleva el tiempo? ¿Nos dejamos llevar por él?   “Hoy es siempre todavía”. Todos y todas llevamos dentro el drama de la fugacidad y la permanencia. Se nos va la vida en un santiamén y queremos aferrarnos y permanecer en ella indefinidamente.
Se suele decir que el tiempo todo lo cura. Lo que en verdad significa esa sentencia,  según el origen de la filosofía griega, es que el dios Cronos, el dios del tiempo, pone las cosas en su sitio. El sufrimiento humano, el dolor, significa que las cosas están fuera de lugar, como está descoyuntado un brazo, o un hueso fuera de su sitio, están desordenadas montones de cosas. Y el dios Cronos pone las cosas en su sitio.  La guerra es un desorden, el hambre, la enfermedad, son un desorden.  La muerte no es un desorden es lo más natural de la VIDA.  El que muere es al que le ha llegado su hora, su momento. Cada uno tiene su momento, su hora. Pero, no antes de tiempo, como ocurre con las guerras, el hambre, o el terrorismo.

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