UNA FILOSOFIA DEL TIEMPO
José María García-Mauriño
11 de Noviembre de 2011
Rectificado en Agosto 2014
1.-
LO QUE EL TIEMPO NO ES:
El Tiempo no es Oro,
Eso quiere decir que todo aquello que es valorado por el ser
humano, y es considerado como un bien económico, da lo mismo que se trate de
una barra de pan que de una joya, todo eso es Oro. Es el sentido mercantilista
que todo lo convierte en dinero, y el Oro como máximo exponente de la
riqueza, también el tiempo. Acostumbrados
a una visión materialista y economicista de la vida, todo lo convertimos en el
patrón Oro: “edad de oro”, “siglo de oro”, “sueños dorados”, “conquistar el Dorado”, etc. El tiempo no es ORO: no se puede
medir la vida, el tiempo, por el patrón Oro, que significa Tener, aparentar. El
tiempo no es un producto que cotiza en el Mercado. El patrón para valorar las cosas es otro: no
es el Oro, son los Derechos humanos. No se trata
de acumular cosas, dinero, fincas, no es Tener, aparentar, lucir, fardar. El Tiempo es algo más, algo que ni se compra ni se vende, se Vive. El
tiempo no es oro, pero vale más que el oro; se recobra el oro que se perdió;
pero el tiempo perdido, no. Este
refrán es propio de las culturas modernas en que el tiempo y el espacio son de
los bienes más apreciados.
El Tiempo. no es la Edad.
No se trata de cumplir años, de hacerse mayores, sino de vivir la propia vida de una
determinada manera. La vida de los
mayores es una edad magnífica. Es la edad de la Sabiduría. Ya pasaron los años
de la adolescencia, de la juventud, y se vive una nueva época un seguir existiendo, que es seguir viviendo.
2.-
EL TIEMPO ES VIDA:
La
vida de cada uno es el tiempo que dura, los años, los meses que permanece en la
existencia. Es su Historia, es decir, vive en el tiempo y el espacio. Vivimos
en un tiempo concreto, siglo XXI, y en un espacio determinado, España, Europa,
el Mundo.
La
vida es lo contrario de la muerte, el cadáver no se mueve, la vida es dinámica
es movimiento, es cambio constante. “Nunca nos bañamos dos veces en el mismo
río” (Heráclito). El universo cultural ha cambiado y va a
seguir cambiando. El universo físico está cambiando continuamente y las
costumbres también están cambiando. Es el paso de una juventud
efervescente a una madurez, que está llena
de dudas y de dificultades que no cesan.
Y nos hacemos una serie de preguntas
difíciles que sabemos no tienen respuesta.
La
vida de los mayores es una vida muy rica contando con sus achaques y
limitaciones físicas y psicológicas, pero que no se queda al margen de lo que
pasa en el mundo. Que tiene un horizonte y una visión de la Realidad que le
afecta, que le mantiene vivo. Y va sabiendo distinguir qué es lo básico en la
vida, distingue lo esencial de lo accidental, lo justo de lo injusto, la verdad
de la mentira, la realidad de las
apariencias. Pero, sabemos que el Tiempo
pasa y que hay que hacer las cosas antes de que sea tarde.
3.- EL
TIEMPO ES HISTORIA:
Es la construcción constante de mi existencia, en relación
con los demás Seres de la Tierra, somos 7.000 millones de Seres Humanos, en
todo le Planeta. El relato de toda mi vida es mi Historia, mi biografía.
Ahora, en la madurez, es el momento de crear cosas
nuevas, sobre todo, ir creando
constantemente la propia personalidad nunca terminada, de dar nuevas respuestas
ante los problemas nuevos que se van
presentando. La madurez debe estar empapada de ilusión. Hay personas que no
quieren crear nada o casi nada, y que están muertas mucho antes de que las
entierren.
La Historia es la maestra de la vida. Conservar la
memoria histórica de nuestra vida, para conservar la dignidad, lejos de los
vaivenes de la moda, de la noticia del momento.
Se trata de iluminar el presente desde la trayectoria de nuestra pequeña
historia.
Lo propio de los mayores no es la ciencia, es la Sabiduría.
El tiempo pasado es parte del tiempo presente. Es el gran tapiz de la Historia
por donde he pisado y sigo pisando.
UNA FILOSOFIA DEL TIEMPO
En
general se puede decir que el
Tiempo. es implacable, inexorable, los días pasan y siguen
pasando sin que nada ni nadie los pueda detener. El Tiempo.
es irreversible: nunca se puede dar marcha atrás.
Solemos
decir “Hay que ver cómo pasa el tiempo”. Y también se dice con frecuencia “es
que no tengo tiempo…” Eso de que
"no tengo tiempo" se repite muy a menudo. Y eso no es verdad,
nosotros no poseemos al tiempo, es el tiempo el que nos posee a nosotros. El
tiempo es como un gran tapiz, el tapiz de la Historia, y nosotros vamos
caminando por el, cada cual a su ritmo, a su velocidad (¡Cómo pasa el
tiempo...!). Somos nosotros los que caminamos por el tiempo, los que pasamos
una vez, solo una vez, por ese tapiz. No somos dueños de ese tapiz,
no lo hemos hecho a nuestra medida. Es el tiempo de nuestra existencia, de
nuestra vida, de nuestra pequeña historia Caminamos por el cada dia, cada
momento, cada semana, cada mes. Y hay uno que va detrás de nosotros enrollando
ese tapiz y ya no se puede volver atrás. La Historia, tiempo y espacio, es
irreversible, nunca se puede volver atrás. Hay decisiones que son definitivas.
¿De verdad no tenemos tiempo? ¿Es que
poseemos el tiempo como quien tiene una casa, un abrigo o una amistad? O, ¿no
es mejor decir que es el tiempo el que nos tiene a nosotros? No somos dueños del tiempo, él es nuestro dueño
y señor. Es el tiempo el que nos ha colocado en su senda y estamos muy
contentos de seguir en ella, porque ¡Ay
de aquel que se salga de ella! Porque
morirá..
Cada
día que pasa, cada día que vivimos es un regalo, un don gratuito, no un derecho. ¿Regalo de Dios, de la Vida, de la Naturaleza? El tiempo nos lleva por la Vida y nos vamos
deslizando por el tapiz de la Historia, y vamos construyendo nuestra propia
biografía. El tiempo siempre nos acompaña, pero no somos dueños del tiempo.
Siempre a nuestro lado, es un leal compañero, es implacable, es irreversible,
nunca da marcha atrás. Tenemos un reloj en nuestra muñeca, pero no tenemos el
tiempo a nuestra disposición.
Nuestra
existencia va caminando con lo que somos, mejor dicho, con lo que vamos siendo, porque nunca somos del
todo. Somos lo que vamos pensando, lo que vamos sintiendo, lo que vamos
decidiendo en cada momento, cada día, cada circunstancia. El tiempo pasa y
nosotros con él, no se detiene, no podemos apresarlo, es implacable. Un momento
de felicidad que gozamos quisiéramos que durase una eternidad. Un momento de
dolor deseamos que pase lo antes posible. Vamos poco a poco experimentando que
no somos dueños del tiempo, él nos posee y de qué modo!
El
tiempo es Vida, el tiempo es Libertad, el tiempo es AMOR, es el latir del
corazón, unos 18 millones de latidos que dura una vida, o los 50 o 60 o 90
millones de latidos, y ni uno más, cada uno tiene señalado el número de veces
que va a latir su corazón, el número de veces que va a respirar. Cada latido
marca el deseo de vivir, de gozar, de relacionarse, de comprometerse. ¿Hacia
dónde nos lleva el tiempo? ¿Nos dejamos llevar por él? “Hoy
es siempre todavía”. Todos y todas llevamos dentro el drama de la
fugacidad y la permanencia. Se nos va la vida en un santiamén y queremos
aferrarnos y permanecer en ella indefinidamente.
Se
suele decir que el tiempo todo lo cura. Lo que en verdad significa esa
sentencia, según el origen de la
filosofía griega, es que el dios Cronos, el dios del tiempo, pone las cosas en
su sitio. El sufrimiento humano, el dolor, significa que las cosas están fuera
de lugar, como está descoyuntado un brazo, o un hueso fuera de su sitio, están
desordenadas montones de cosas. Y el dios Cronos pone las cosas en su sitio. La guerra es un desorden, el hambre, la
enfermedad, son un desorden. La muerte
no es un desorden es lo más natural de la VIDA. El
que muere es al que le ha llegado su hora, su momento. Cada uno tiene su
momento, su hora. Pero, no antes de tiempo, como ocurre con las guerras, el
hambre, o el terrorismo.
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