José María García
Mauriño
1 de Febrero de 2015
Estamos habituados a considerar el capitalismo
simplemente como un sistema económico. Pero, la realidad es que el capitalismo
es mucho más que un sistema económico. Detrás del capitalismo, en su fondo,
está viva y actuante una filosofía que orienta toda la actividad del hombre o
mujer capitalista.
Aclaramos desde el principio
qué entendemos por Sistema y qué entendemos por violencia.
El Sistema capitalista:.
El capitalismo, se puede decir que es un sistema de
-
acumulación de
poder económico, político, militar y cultural, en muy pocas manos, y que le
lleva a la
-
dominación total
del mundo y que produce pobreza, hambre y miseria en más de los ¾ partes de la
humanidad, por medio de un
-
Mercado como
instrumento de concentración de la riqueza (el capital es multinacional).
Tiene como consecuencia la
generación de estructuras de todo tipo de violencia que produce constantemente
nuevas estructuras, estados y actos de violencia: terrorismo, muerte, guerras,
violación constante de derechos humanos, destrozo de países enteros y de la
naturaleza.
Y además:
·
La lógica del
capitalismo es la acumulación del capital como motor del crecimiento económico
(ley del valor).
·
Pensamiento
único: Por su parte, la política, la educación, los medios de comunicación...
tienen la misión de reproducir el sistema, de inculcar la idea de que no existe
ninguna alternativa a la economía capitalista. El capitalismo se constituye así
como centro total.
·
La emigración
está en función de la acumulación del capital; es una lógica imperialista
porque busca ampliar las fronteras para lograr mayor acumulación de capital.
·
Hoy día estamos
en la fase neoliberal, con la liberación de todo menos de la mano de obra:
tratados de libre comercio y privatizaciones. Esta fase viene a reforzar la
acumulación de capital, que había entrado en crisis con la descolonización y la
posguerra.
El capitalismo es un sistema económico
que depende al mismo tiempo de un espíritu
moral, y que necesita del sistema político democrático para poder subsistir Sin esta dimensión política y
ético-cultural no se podría mantener. Esta trinidad de órdenes económicos,
políticos y culturales íntimamente unidos e implicados es lo que forman un
sistema productivo de bienes y servicios basado en el mercado de libre competencia, un sistema político parlamentario y
democrático y un orden cultural de valores y orientaciones normativas. Cada uno
de estos órdenes o subsistemas poseen
cada uno su propia lógica y su propio dinamismo.
A la conjunción de los rasgos que integran el sistema capitalista M.
Novak[1] le llama
capitalismo democrático. Este es el
que rige en nuestra sociedad occidental. Y lo define así: "es un sistema
social con tres sistemas dinámicos y convergentes que funcionan como uno: un
sistema democrático, un sistema económico, basado en los mercados e
incentivos, y un sistema moral-cultural
de tipo pluralista en el sentido más amplio de la palabra, liberal"[2]. A cada
uno de estos aspectos le daremos su propio tratamiento para ver la violencia
que genera cada uno de ellos.
La
violencia:
Consiste en obligar o forzar a las personas y sociedades
enteras por medio de una fuerza irresistible a hacer o realizar acciones en
contra de su voluntad o en contra de derechos y leyes que protegen la vida de
personas y pueblos. Esa fuerza es una intimidación o coacción moral, física o
jurídica que establece relaciones de extrema agresividad contra personas y
pueblos. La violencia mayor de todas es la que produce la muerte en cientos de
miles de personas cada día, solo por hambre. Somete a muchos pueblos del Tercer
Mundo a situaciones de pobreza y miseria a causa de imponer condiciones
socioeconómicas totalmente inaceptables para llevar una vida digna. Y también
los miles de muertos que producen las guerras financiadas por el Sistema en
todo el mundo. Es un sistema de muerte. En su conjunto, este sistema lleva en su entraña el germen de la
violencia. Es un sistema de tal naturaleza que no genera vida, sino muchas
muertes. Ha demostrado su incapacidad para resolver los grandes problemas que
plantea la sociedad moderna: el hambre, el paro, la guerra. Es un sistema en
que todo se compra y todo se vende; es el mercado total.
Una violencia económica:
Se trata de esa ambición insaciable que se hace
universal, que abarca todos los sectores. El sistema capitalista ha colonizado lo
abundante, transformándolo en escaso y haciéndolo “económico”, lo vuelve
visible por medio de la mercantilización y la privatización. Se mercantiliza y
se privatiza la salud de los ciudadanos, lo mismo que se mercantiliza y se va
privatizando la educación. Lo que
constituye el problema no es la abundancia de bienes y servicios, sino el
reparto que no se hace. El Planeta Tierra es lo suficientemente productivo como
para alimentar, vestir, dar vivienda, salud, y bienestar a todos los que lo
habitan. Es el sistema el que lo hace inviable.
Pero, este
Sistema no se puede presentar en la sociedad, con su desnuda crueldad, con ese
horizonte de muerte, que lleva a la guerra de todos contra todos. Hay que
cubrirla con un vestido decente, necesita una filosofía. El Mercado y la
competencia forman esa filosofía, ese vestido con que disimulan su
deformidad y le dan un aspecto aceptablemente atractivo. Y mejor si se ofrecen
en un libro de un autor respetable, Adam Smith, que lleva por título La riqueza de las naciones. No se habla
de la riqueza individual, que es lo que realmente le preocupa al capitalista.
No se trata de un simple mecanismo económico, sino que el mercado está dotado
de una mano invisible (son las propias palabras de Adam Smith) que es
capaz de conducir todas nuestras iniciativas económicas, por muy egoístas y
rastreras que sean, al mayor bien de la sociedad Pero lo más grave es la
justificación de nuestros comportamientos por muy poco éticos que estos sean.
Elimina la responsabilidad moral de los seres humanos, no importa que yo busque
mi interés a cualquier precio, la mano invisible del mercado se encarga de
transformar esos intereses egoístas en aumento de la riqueza de las naciones.
Un aspecto importante es la explotación de los recursos que tiene el Planeta
Tierra para dar satisfacción a unos pocos. No es la riqueza de la totalidad de
las naciones, sino la sobreabundancia de
apenas un tercio de la población mundial, la que sacrifica la Naturaleza en su propio
beneficio.
Además, en el capitalismo hallamos otra fuente de
violencia. Al hablar del crecimiento de la riqueza de las naciones, lo que se
tiene muy poco en cuenta es cómo se distribuye esa riqueza de la nación. Porque
la realidad es que el sistema no reparte
nunca, lo que hace es acumular beneficios en manos de unos pocos En una
competencia sin más regulación que la de la mano invisible está muy
claro que los más fuertes triunfan inevitablemente. Y su triunfo los hace
todavía más fuertes, con lo que cada vez más la riqueza se va acumulando en sus
manos muy visibles y reales. Esto crea una enorme desigualdad entre la
población.
Por ejemplo, actualmente la renta per cápita anual
varía entre los 141.100 dólares de Liechtenstein,
los 104.300 de Qatar, los 81.100 de Luxemburgo, por una parte, y los 400 de la República Democrática
del Congo, por otra. España tenía una renta de 11.144 € en 2008 y ha bajado a
9.605 en 2012. Hay 35 países por debajo de los 2.000 dólares y 12 por debajo de
los mil.
Un informe muy reciente de Intermon Oxfan afirma que
85 multimillonarios del mundo acumulan tantos bienes como más de la mitad de la Humanidad , concretamente
3.570 millones de personas con menos ingresos (enero 2014). La desigualdad “no
es ajena a España, donde las 20 mayores fortunas aumentaron su riqueza entre
2013 y 2014 en 15.450 millones de dólares y poseen hoy tanto como el 30 por
ciento más pobre de la población del Estado".El treinta por ciento son
aproximadamente 14 millones de españoles. Una sencilla operación aritmética nos
dice que uno de esos millonarios posee tanto como setecientos mil españoles
pobres.
El orden económico es un sistema de producción de bienes y
servicios basado en el mercado, la propiedad privada de los medios de
producción y la libre empresa individual. El espíritu de este subsistema económico se caracteriza por la
violencia, es decir, por pretender llegar al máximo de la producción y al
máximo del beneficio. Y para llegar a ese objetivo no repara en la destrucción de puestos de
trabajo que no sean rentables, aunque estén altamente cualificados; con lo cual
se eliminan aquellos puestos de trabajo más débiles financiera y
profesionalmente hablando. No duda en aplicar su fuerza, su poder
multinacional, para alcanzar altos beneficios y seguir acumulando más capital.
Se crea riqueza, pero no se crea empleo. Le lleva a un individualismo que pretende el máximo de libertad económica y el
máximo de limitación de la libertad ajena; y que concibe y valora todas las
cosas en clave de beneficio, de competencia y de costes. De ahí, unos valores
como el cálculo, el rendimiento, la rentabilidad y la eficacia, sean clave en las prácticas sociales de este
subsistema. Si, en general, se puede decir que es un sistema que se basa en la
economía de mercado, también nos es lícito concluir que es precisamente en esta
economía de mercado[3]
donde se genera un gigantesco sistema de explotación.
Y esto por varias razones:
a) El objetivo de la producción
que se propone el sistema no es la satisfacción de las necesidades humanas
(producción de valores de uso), sino la obtención de un beneficio (valores de
cambio). El problema central de toda organización económica no es la escasez; porque hay recursos de sobra
para satisfacer necesidades básicas. En
la actualidad, fines de año de 2014, hay alimentos suficientes para dar de
comer a más de 12.000 millones de personas, casi el doble de los habitantes del
planeta, ya que somos ahora 7.000 millones de SH El problema básico no es la escasez, es el
reparto, porque el sistema lo que pretende es la acumulación, no el reparto de
bienes y servicios. Una cosa son las necesidades básicas para poder vivir una
vida humana, y otra son las necesidades que se generan a partir de la creación
constante de nuevas necesidades que crea la sociedad del consumo. Todo el
contenido de la producción se ventila en el Mercado.
b) El Mercado en la actualidad es único y mundial, le llamamos el Mercado total donde todo se compra y
todo se vende, lo mismo mercancías materiales que votos para unas llamadas
elecciones democráticas. Para que funcione el sistema lo mejor organizado es el
Mercado: fuera del Mercado no hay
salvación! En este siglo XXI se profundiza más en una economía especulativa
que en la productiva, no se crean bienes que satisfagan necesidades humanas,
sino especulación financiera: con poco esfuerzo, se sacan más beneficios (es la
lógica de los 'casinos'). Sólo el Mercado puede asignar los recursos y fijar
las prioridades. Los defensores del Mercado Único no lo practican, solo en la
medida en que ellos conservan el control de la economía
Es un Mercado violento, porque obliga a las personas a comprar y
vender al precio que marcan las multinacionales (la Organización Mundial
del Comercio, la OMC )
para mantener la competitividad, no para satisfacer las necesidades básicas de
la población. Es violento porque ante la necesidad de subsistir, el Mercado
obliga a comprar esas mercancías al precio que esas multinacionales imponen,
sin tener en cuenta la pobreza, la escasez económica de la mayoría que son gente pobre, población trabajadora.
Un aspecto importante de la
economía es el factor militar. No vale que traten de ocultar este carácter de
conflicto entre naciones capitalistas hablando de que fue una guerra en defensa
de la democracia y la libertad amenazada por el totalitarismo nazi. El
capitalismo utiliza la imagen de la democracia cuando le interesa, pero nunca
ha tenido la menor dificultad para convivir y apoyar cualquier dictadura de
tipo fascista, si eso favorecía sus intereses. Al capitalismo alemán le vino
muy bien el movimiento nazi para atajar el peligro de una revolución
socialista. Luego, la gran industria alemana apoyó con entusiasmo el rearme
alemán y la aventura bélica de Hitler.
Después
de Hiroshima una guerra entre grandes potencias sería un suicidio colectivo evidente,
pero eso no supone que el capitalismo haya renunciado al recurso de la
violencia militar cuando le ha convenido. Es difícil conservar en la memoria la
cantidad de golpes de estado e invasiones que EE.UU ha propiciado en el último
medio siglo. Y actualmente el mundo es un hervidero de conflictos bélicos, que
indudablemente tienen componentes étnicos o religiosos, pero que están atizados
por los intereses económicos de las grandes potencias capitalistas. Y es que el
espíritu capitalista desata un afán competitivo para el que no hay límites
éticos ni de ningún otro tipo. Si la obtención del beneficio requiere matar, se
mata sin vacilar.
Ahí está la OTAN
como instrumento militar de violencia física. EE.UU. y sus aliados occidentales
dirigen este gran proyecto de controlar
militarmente todo el planeta, al margen del derecho internacional y de
cualquier límite ético, jurídico o geográfico, al servicio de un capitalismo
salvaje. La OTAN ,
el Banco Mundial, el G-8 (los 8 países más ricos de la tierra), la OMC , y el Fondo Monetario
Internacional conforman una arquitectura institucional que diseña y ejecuta
la militarización del mundo. Y ésta
consolida la globalización capitalista neoliberal que somete, expolia y
empobrece a pueblos enteros y destruye la Naturaleza misma.
Una violencia política:
Para ver dónde se clava esta
violencia en el orden político del sistema, hay que analizar el corazón del
poder político, sabiendo que el poder político no tendría tanto poder si no
estuviera sostenido por el poder económico[4]. Pero es
precisamente en la instancia económica donde se dictan las normas políticas
para mantener a flote el sistema a toda costa, a costa de lo que sea; por algo
le llama M.Novak "el capitalismo democrático". El sistema necesita
esta configuración democrática de la sociedad para subsistir. La violencia del
sistema afecta necesariamente a la violencia que se da en la democracia. La
violencia política es la des-naturalización de la democracia: tenemos una
democracia representativa formal, no una democracia participativa[5]. No son
de hecho los ciudadanos los que intervienen en las decisiones públicas, que rigen la sociedad , sino que son
decisiones tomadas al margen de la soberanía popular, están influenciadas
decisivamente por le Troika europea. (FMI, BCE y Comisión). Es sintomático que
la denuncia de los escándalos y de las corrupciones económicas no se diera en
el Parlamento, sino sobre todo en la calle, en muchas de las manifestaciones en
contra de la privatización de la sanidad o de la escuela pública, también, en
algunos medios de comunicación. La decisión de incluir en el art, 135 de la Constitución la
cláusula de que tendría prioridad el
pago de la deuda por encima de otras
necesidades básicas, se tomó al margen de la voluntad popular. Fue una
decisión tomada por los partidos PP y PSOE, sin consultar a la ciudadanía.
Por eso, examinaos los rasgos de este subsistema. El ámbito político
tiene su propia racionalidad: la organización del capitalismo se basa en un
orden socio-jurídico que tutela una determinada economía: la que se basa en la
propiedad privada de los bienes de consumo y de los medios de producción.
Se trata de todo lo relativo a las tareas organizativas de tipo político, como
las elecciones cada 4 años; y también las de tipo administrativo, como el
sistema de las autonomías, las relaciones laborales[6].
Se trata de un poder, el poder
de la clase dominante que gobierna el país, que tiene en su mano la
organización de la vida pública en libertad: una libertad formal de partidos
políticos, de expresión (TV, radio, prensa), de mercado, de competencia
económica, es decir, el pensamiento único es el que rige en esta sociedad. Y
consiste esta forma de pensar en afirmar que lo políticamente correcto es la
democracia realmente existente, la que impone la clase dominante, la igualdad
formal ante la ley, la lógica del mercado y el miedo a la libertad, como
piedras angulares del sistema. Es la canonización de lo existente como forma de
vivir que es intocable e irreformable, donde la Filosofía del súbdito
sigue imponiéndose a la del ciudadano.
Una violencia cultural:
El tercer subsistema que propone Novak es del orden cultural. La mayor
violencia se da en los medios de comunicación. Estamos de sobra des-informados.
Ya sabemos que esos medios, Prensa, Radio y TV, están en manos de los grandes
bancos y de grandes corporaciones multinacionales. No nos dicen lo que ocurre
en el mundo, en la sociedad, sino lo que les interesa a esos medios que estemos
informados. Y ocultan aquellas noticias que no les interesan a esos medios que
la ciudadanía pueda tener conocimiento.
Pero, hay más: se trata de la cualidad humana que da sentido a la vida
personal y comunitaria: la ciudadanía, formada por hombres y mujeres
concretos, necesitan un sentido para vivir y subsistir. La ideología del
capitalismo genera toda una manera de
entender la vida. La cultura como sistema de valores, es lo que da sentido
a la vida individual y social; es la que orienta la economía, la que más influye
en la marcha de la sociedad, generando unas ideas, principios y valores
que son los que dominan en la sociedad; entre ellos se suelen citar el
individualismo posesivo, dominio, dinero, consumo, insolidaridad.
Se condena la búsqueda de alternativas y queda como idea dominante: Fuera del Mercado no hay salvación! Y en
el centro de este sistema cultural una institución encargada de dar sentido: la
religión. Históricamente, la religión ha sido dentro de la cultura, la dadora
de sentido por antonomasia. Sobre ella ha recaído la tarea de dar sentido
global y particular a las vicisitudes sociales y personales. La religión y en
concreto la Iglesia católica siempre
ha estado al lado del poder establecido y su mensaje no ha sido
desgraciadamente un mensaje liberador que de sentido a la existencia humana.
Solamente unas minorías marginadas, las llamadas “comunidades de base” son heterodoxas del sistema y van siendo
portadoras de una visión distinta.
Otro
aspecto importante de esta violencia cultural es la que afecta a la clase
trabajadora. Impedir a las mayorías
oprimidas el acceso al conocimiento de los procesos sociales es el elemento
determinante del mantenimiento de la estructura de dominación. Una de las
frases más famosas de Henry Ford, da buena cuenta de la enorme importancia que
desde los núcleos de poder se atribuye a la ignorancia de las mayorías para
mantener el sistema: decía, “Es bueno que la gente no conozca el sistema
bancario y monetario; si no, habría una revolución mañana por la mañana”. Se trata de mantener en la ignorancia a las clases populares para mantener
el oreen establecido. El capitalismo es una relación social histórica que lleva en su código
genético la dominación y por tanto la violencia. Y pretende activar la lucha
ideológica, la violencia de las mentes y de las conciencias, en la construcción
de un conocimiento falseado de la realidad. No quiere que la clase obrera se
entere de sus propias luchas, que mantenga su propia memoria histórica, como si
tuviese siempre que empezar de nuevo sus reivindicaciones.
Se pueda afirmar que el
capitalismo lleva en su entraña la insolidaridad;
se alimenta del egoísmo individualista; y predica que fomentando ese egoísmo
se solucionan los problemas de la sociedad: "creando riqueza para
todos, todos se benefician de ella". Se trata del capitalismo salvaje.
Porque no existe otro capitalismo llamado de "rostro humano". Otro
capitalismo es imposible.
Además, seguimos en manos del PATRIARCADO, esto es, un “orden” de poder, un modo
de dominación cuyo modelo es el hombre occidental y blanco. Y está basado en la
supremacía de los hombres y lo masculino, sobre el sentido de inferioridad que imponen los hombres a las
mujeres y lo femenino. El patriarcado sigue maltratando y matando. Las maneras en que el patriarcado se
manifiesta son distintas para distintas sociedades y han cambiado a lo largo de
la historia. Veamos algunas características que se presentan en la actualidad
en España en comienzos de siglo XXI:
- Falta de independencia económica: por falta de
ingresos o ingresos bajos por trabajos precarios, inestables de tiempo
parcial.
- División sexual del trabajo: las mujeres cargan
con todo el trabajo no remunerado (trabajo doméstico y cuidado de
personas).
- División sexual del trabajo remunerado: para las
mujeres se reservan los puestos de «bajo perfil» o de «perfil
asistencial». Los salarios de las mujeres son más bajos que los de los
hombres y dan a las mujeres la mayoría de los contratos de trabajo
parcial.
- Expectativas del mundo laboral: los varones deben
tener disponibilidad total hacia el trabajo. Nadie espera que las mujeres
se superen en el trabajo porque se supone que se deben al hogar.
- El «techo de cristal» aún cuando algunas
asciendan a altas jerarquías, en general quedan a un paso de los
verdaderos puestos de decisión. Las que consiguen pasar ese techo son la
minoría.
- Violencia doméstica, acosos sexual y violación:
Sigue habiendo demasiados casos, demasiada gente que la justifica,
tribunales que encuentran atenuantes en supuestas provocaciones por parte
de la víctima.
- La sexualidad: Escaso respeto de los derechos
sexuales y reproductivos de las mujeres.
- La prostitución: que es ejercida mayoritariamente
por las mujeres y no sería posible sin una abismal diferencia de poder
entre varones y mujeres y la reducción de estas a objetos sexuales
Finalmente, podemos concluir que el factor cultural es el más grave de
todos, puesto que socava las bases en las que se que se asienta el sistema. En
este capitalismo democrático, existen unos aspectos culturales fundamentales a
tener en cuenta, porque no hay democracia sin una cultura democrática; esta
cultura está muy mediatizada por los "mass media", que maneja
hábilmente el Mercado de la imagen, de la comunicación. Repito lo que ya
sabemos, que los medios de comunicación están en manos de grandes capitalistas.
Se tiene la cultura, la mentalidad, la ideología, se fomentan los valores que
quieren e imponen los detentadores de los mass media; es difícil pensar por sí
mismo críticamente y al margen de la ideología dominante.
Para tratar de contrarrestar esa violencia, sabemos que existen unos
factores culturales básicos, sin los cuales se corrompe la cultura de nuestra
civilización occidental; son éstos:
a) Los derechos humanos: la
democracia se basa en el respeto a los derechos humanos. Hablar de democracia
no tiene sentido si las libertades garantizadas por estos derechos no son efectivamente respetados. Pero los
derechos humanos son indivisibles: las libertades esenciales en democracia como
la libertad de expresión, de asociación, no pueden estar disociados de los derechos
fundamentales como el derecho a la vida, el derecho al trabajo. Y estos son
precisamente los derechos más amenazados por el imperio del Mercado total, en
esta democracia neo-liberal. La violación de hecho de múltiples derechos
humanos indica que esta sociedad va camino de un pragmatismo cruel, que niega la Utopía necesaria, propia de
la ética de los derechos humanos.
b) El pluralismo: es otra
dimensión cultural esencial en toda democracia muy unida con el valor de la
tolerancia; éste pluralismo se realiza en la confrontación de ideas, de
proyectos diferentes -sean políticos, religiosos o morales- de distintas
culturas, de diferentes etnias dentro de la única raza humana que existe. Los
proyectos culturales son varios y distintos al nuestro: es la multiculturalidad
que hoy se nos impone; la cultura de los africanos, de los latinoamericanos, de
los asiáticos; cada uno aporta algo de su cultura a la nuestra[7]. Lo
mismo podría decirse de la variedad de creencias, de religiones o de credos,
sin distinción alguna, con los mismos derechos. La democracia debería admitir
este pluralismo religioso[8]. Esto se
traduce históricamente en la pluralidad de partidos políticos, de sindicatos,
de asociaciones y movimientos sociales de la más diversa índole, de la acogida
de los ciudadanos inmigrantes. Donde se respeta el pluralismo se respeta la
democracia; si el pluralismo es pura teoría, entramos en una degeneración de la
democracia.
c) La descentralización del
poder como elemento esencial de la democracia: sin descentralización las
instituciones que deberían servir de mediaciones entre el poder y las personas,
de proporcionar las libertades de los individuos, tienen el peligro de
convertirse en intermediarias para alcanzar y mantener ese poder, por muy
legítimamente que se haya conseguido en las urnas. No centrar o concentrar el
poder en manos de una persona o de un gobierno, sino tratar de repartir
responsabilidades para que el poder de decisión sea más compartido. Esto lleva
consigo el descrédito del Estado que se funda en el fracaso de pesadas
burocracias que ahogan y hacen ineficaces los planes del Estado, a causa del
Mercado total; el neoliberalismo solo hace reforzar este descrédito. En
realidad nos gobiernan otros completamente distintos y desconocidos a los
elegidos por el sufragio de votos.
d) La ética de la economía:
la economía debe de partir de algún tipo de elección de cuáles son los bienes
que tiene que producir para satisfacer necesidades básicas. Y toda elección
implica decisiones: son al mismo tiempo decisiones
políticas y decisiones éticas; no se pueden dar unas sin las otras. Las
decisiones no dependen sólo de un análisis técnico de la realidad[9]; depende
también de ciertas opciones donde el sistema de valores sea el factor determinante. Porque partimos de la base de
que los bienes económicos producidos no son escasos, sino que están mal
distribuidos. La selección que hace el sistema depende de opciones y valores
previos. Las necesidades humanas básicas no están siendo satisfechas en virtud
de las preferencias que tiene el sistema de acumular bienes y obtener
beneficios a costa de las desigualdades sociales, de la pobreza de una inmensa
mayoría, y del mismo Planeta Tierra. Este es el modelo de sociedad que propugna el
sistema, en base a esos criterios, y en ellos se expresa la visión que se tiene
del SH, de su actividad y de la
Naturaleza que se quiere mantener o conseguir.
---oOo---
[1] Este autor es un pensador norteamericano, católico, que pertenece a
un grupo de intelectuales, que representan al neoconservadurismo; estos se
reclutan entre los antiguos liberales o pensadores de izquierdas moderados. En
la tradición americana los teóricos políticos mantienen una lucha cultural no
desvinculada de la política y de la lucha por el poder. Intentan justificar o
legitimar un orden sociopolítico determinado. Detrás de este ovimiento de
estudiosos se encuentran fundaciones o institutos de investigación, financiados
por multinacionales. Este autor forma parte de la American Enterprise Institute junto a 176 miembros más y con un presupuesto de cerca
de 13 millones de dólares anuales; otra fundación, la Heritage Foundation fué una ayuda extraordinaria
para el presidente Reagan. M.Novak edita una revista This World sobre religión y economía, sostenida por la fundación
Olin. Las memorias y estudios de este grupo de pensadores, a través de sus
Institutos y publicaciones, influyen en los senadores, comisiones políticas,
etc. tienen buenas vinculaciones con el poder y tratan de orientar la política
nacional e internacional de EE.UU.
[3] Conviene saber que el Mercado
como sistema de compra y venta de bienes y servicios es necesario en cualquier
país y tiene sus leyes propias: es el espacio socioeconómico donde se forma el
precio de un producto por el adecuado ajuste entre la oferta y la demanda y
donde la gente puede proveerse de lo necesario para su vida. Otra cosa distinta
es la economía social de Mercado
también llamado Mercado libre, implica la libertad para poner un precio a los
productos, pero esto ordinariamente no se practica, porque no hay tal libertad
en el mercado, ya que casi todo está ya programado, planificado, comercializado
y vendido, por las multinacionales antes de que se pueda intervenir en él.
Solamente lo practican aquellas empresas, gobiernos o sistemas financieros que
de hecho tienen el control de la economía. Los defensores del Mercado Libre no
lo practican, solamente si conservan el control de la economía. Es preciso
conocer que el fin de la Economía , que es la
producción de bienes y servicios de tal manera que a nadie le falta lo
necesario para la vida, no producen bienes que sirvan para la vida de millones
de seres humanos que tienen derecho a vivir, sino para llenar sus bolsillos.
[5] En nuestra Constitución se consagra un Estado de Derecho, un Estado
democrático y social, que lleva consigo la descentralización política y
territorial, la exigencia de la participación ciudadana -directa e indirecta- y
la subordinación de toda la riqueza al interés general. Esto se queda en la
mayoría de las circunstancias en papel mojado; la exigencias del sistema
económico casi siempre prevalecen sobre las políticas.
[6] En concreto, la política
laboral esta orientada hacia la libertad
de contratación entre empresarios y trabajadores. El trabajo está considerado
como una mercancía cuyo precio es el salario; el trabajador vende su fuerza de
trabajo. El empresario (como entidad jurídica o como organización mercantil o
comercial) es al que compete combinar la producción y distribución de los
bienes y servicios a través del mercado. El Estado interviene con mayor o menor
fuerza, protegiendo jurídica y políticamente el Mercado, la economía de
mercado, según la forma de capitalismo de que se trate. Las democracias o
dictaduras tecnocráticas tienen como misión crear condiciones objetivas para
que funcione el Mercado.
[7] Aceptar la
multiculturalidad significa reconocer las diferencias sin abdicar de la
igualdad básica que debe unirnos; el discurso de la multiculturalidad dice que
sólo accidentalmente somos distintos, pero esencialmente somos iguales
-"todos los seres humanos, son iguales"-. Y el derecho a ser
diferentes no es sino un modo de afirmar el derecho a ser iguales. La igualdad
de oportunidades es condición necesaria para que cada cual pueda elegir el modo
de vida que prefiera. Reivindicar la multiculturalidad significa el compromiso
de la democracia con la igualdad: todos tenemos la obligación de reconocer la
identidad de los otros, sean gitanos, magrebíes, mujeres, catalanes o
andaluces; en una democracia deben caber todos
los individuos.
[8] Es difícil aceptar que se adore o se de culto a unas divinidades
distintas a las nuestras "a las de siempre", que las costumbres y
moralidades de otros signo, se mezclen con las nuestras y seamos tolerantes con
todas; da la impresión como que han venido a 'invadir' nuestro terreno. Hoy,
ciertamente, ya no es como antes: el mundo es cada vez más pequeño y el planeta
Tierra ya no es más que una casa de vecinos.
[9] La economía no es
completamente autónoma: sus leyes no son puramente técnicas ni funcionan de
forma completamente mecánica, las decisiones no se toman sólo desde la única racionalidad económica. La
economía no puede ofrecer conclusiones como algo inevitable, como un cálculo
matemático exacto, como si la dimensión ética no tuviera nada que hacer, fuera
el 'convidado de piedra'. (Víctor Renes. Etica y economía. Rev. 'Documentación
social', 83, 1991, pág. 142). No puede haber una actividad económica éticamente neutral, precisamente porque
trata de problemas humanos, de cubrir necesidades humanas, no puramente
biológicas, y por eso entrañan problemas humanos, problemas socio-económicos
que afectan a los SH, a la humanidad, y
éstos llevan consigo todo un sistema y una jerarquía de valores. El SH siempre será un fin en sí mismo, nunca un
medio.