viernes, 9 de septiembre de 2016

UNA CRISIS DE VALORES



José María García Mauriño
Septiembre de 2016

¿Por qué los valores?
Porque la enorme crisis-estafa que venimos padeciendo es una crisis económica, una crisis financiera, una crisis política y jurídica, pero sobre todo es una crisis de valores, Y por eso lo vamos a tratar de analizar uno por uno. Conviene remozarlos,  volverlos a vivir, volverlos a descubrir, es una cierta garantía de que profundizamos en  los DH y contribuimos a que la sociedad y el mundo se vayan humanizando un poquito más.  ¿Por qué casi todos se enuncian con el artículo femenino?

Lo peor que puede sucederle a un país no es una crisis económica, porque de ella se sale tarde o temprano, sino una crisis moral, un momento en que se pierde el sentido de la decencia. Un momento en que triunfa la mentira, el todo vale, en que el dinero es el rey y sólo cuenta tener mucho, aunque no importa a qué precio se consiga, si es fraudulentamente mejor, pues se consigue amontonar más en menos tiempo. Si eres descubierto, no importa; con decir que es mentira y esperar que se dilate el juicio o consigues un juez estrella que te apoye, a la calle con la cabeza bien alta.
Vivimos en una sociedad que sufre una pérdida de valores humanos muy grande, muy “legislada” a favor de unos pocos, con una separación cada vez mayor entre la ley y la justicia. Y la peor separación, una brecha enorme, entre ricos y pobres
La crisis en España
Desde que empezó la crisis económica en 2008 se ha escrito mucho sobre cuáles han sido los orígenes de la misma. Los análisis que se han hecho fueron exhaustivos y después de casi cuatro años podemos decir que las causas de la crisis están bien definidas
Detrás de todos los motivos que originaron la situación económica actual está la fuerte crisis de valores personales que nos asola. Vivimos en una sociedad antiética en donde se ha globalizado el pensamiento único del sistema capitalista neoliberal. El dinero se ha convertido en un ídolo. El afán de acumular, el afán de tener, se ha impuesto sobre el sentido del ser. Consecuentemente, el sistema crea hombres y mujeres superficiales, individualistas e insolidarios en un mundo cada vez más competitivo y con una creciente y escandalosa agudización de la brecha entre ricos y pobres.

Esta realidad es un indicador de la descomposición social y degradación de los valores éticos en nuestra sociedad. La situación de crisis de valores éticos afecta a toda la realidad humana, a la vida social, económico-financiera, política, cultural y religiosa.

Dos perspectivas:
1)    La crisis de civilización:
Según Arnold Toynbee, (Historiador británico especialista en Filosofía de la Historia, 1889-1975, escribió “Estudio de la Historia” en  12 volúmenes) las crisis en las civilizaciones son el resultado de la respuesta de un grupo humano a los desafíos que sufre, ya sean naturales o sociales .El desafío económico, político y cultural, las enormes desigualdades sociales, dan  por resultado una crisis más profunda. Unos autores dicen que no solamente estamos en una época de cambio, sino que estamos viviendo ya todo un cambio de época. Es decir, la crisis es tan profunda que se le puede llamar una crisis de civilización, es la misma civilización occidental cristiana la que está abocada a un proceso de cambio muy profundo, inimaginable. Solo pensemos en los nuevos paradigmas que no ofrece la visión de la física cuántica. De acuerdo con esta teoría, una civilización crece y prospera cuando su respuesta a un desafío no sólo tiene éxito, sino que estimula una nueva serie de desafíos; una civilización decae como resultado de su impotencia para enfrentarse a los desafíos que se le presentan. Dio gran importancia a los factores religiosos en la formulación de las respuestas a los desafíos. Fruto de esta teoría, Toynbee negó el determinismo en la evolución de las civilizaciones, negando que éstas deban perecer.
Hay que entender que, desde la crisis financiera de 2008 (de la que aún no hemos salido), ya nada es igual en ninguna parte. Los ciudadanos están profundamente desencantados. La propia democracia, como modelo, ha perdido credibilidad. Los sistemas políticos han sido sacudidos hasta las raíces. En Europa, por ejemplo, se han multiplicado los terremotos electorales (entre ellos, el brexit). Los grandes partidos tradicionales están en crisis. Y en todas partes percibimos subidas de formaciones de extrema derecha (en Francia, en Austria y en los países nórdicos) o de partidos antisistema y anticorrupción (Italia, España). El paisaje político aparece radicalmente transformado.
 2) La crisis del capitalismo
Estamos habituados a considerar el capitalismo simplemente como un sistema económico. Pero, la realidad es que el capitalismo es mucho más que un sistema económico. Detrás del capitalismo, en su fondo, está viva y actuante una filosofía que orienta toda la actividad de la sociedad, sea política, económica o cultural. Decir corrupción es decir capitalismo.

     El capitalismo subsiste por las continuas crisis del sistema. El capitalismo es un sistema económico que depende al mismo tiempo de un espíritu moral, y que necesita del sistema político democrático para poder subsistir; sin esta dimensión política y ético-cultural no se podría mantener, se fundamenta en un orden ético-religioso que propicia valores y motivaciones propios de esta sociedad que dan legitimidad al sistema. Existe una familiaridad entre el sistema económico capitalista de libre mercado, el sistema político democrático y la religión cristiana[1]. Esta trinidad de órdenes económicos, políticos y culturales íntimamente unidos e implicados es lo que forman un sistema productivo de bienes basado en el mercado de libre competencia, un sistema político parlamentario y democrático y un orden cultural de valores y orientaciones normativas. Cada uno de estos órdenes poseen cada uno su propia lógica y su propio dinamismo.

Como cualquier sistema económico, el capitalismo es también un conjunto de procesos de producción, distribución, intercambio y consumo, pero lo que es específico en él es que dichas actividades se articulan de acuerdo a una naturaleza y una lógica muy particulares, a saber: la de la acumulación incesante de capital orientada por la lógica del beneficio sobre las bases de la propiedad privada, el trabajo asalariado y el mercado. Aunque se haya interpretado la economía capitalista como si fuera “la economía”, en realidad –como es fácil de deducir de la caracterización anterior- no es más que un sistema de generación de beneficios, y sólo llega a ser un sistema de aprovisionamiento por defecto. Su naturaleza es la acumulación incesante de capital, su objetivo son los beneficios privados y, como consecuencia, sólo satisface las necesidades humanas de manera indirecta, únicamente cuando éstas se presentan como demanda económica con suficiente respaldo monetario.

Incluso en los momentos de euforia económica Inglaterra y Estados Unidos habían duplicado su producto interior bruto y en ese mismo período de tiempo la felicidad de las sociedades había disminuido. No se tenían en cuenta los valores personales, solo los materiales. Eso no podía funcionar. No es una crisis económica, es una crisis de valores de la sociedad.
 El capitalismo ultraliberal tiene una cosa buena y una muy mala. Es bastante creativo y dinámico, pero en los momentos altos, beneficia a la economía especulativa y en los bajos perjudica a muchos millones de personas. Eso se tenía que haber estabilizado con políticas previas.
¿De qué sistema de valore estamos hablando?

Análisis de una serie de valores éticos  (no guardan un orden de preferencia)
1)    La Vida, el proyecto de vivir
2)    La tolerancia- respeto.
3)    La responsabilidad
4)    El medio ambiente.
5)    La justicia- solidaridad
6)    La libertad,
7)    La Igualdad.
8)    El amor
9)    La verdad, sinceridad
10) La paz.
11) La seguridad
12) La salud
13) La felicidad.

Cada uno de estos valores habría que analizarlos en tres niveles distintos:
A)  a nivel teórico (exposición teórica de cada valor, problemática que encierra, textos de varios autores, etc.)
B)   a nivel personal (cómo se asimila ese valor, cuales son los actos, las actitudes, si se llega a generar convicciones, etc.) Distinguir el modelo masculino y el modelo femenino como se da en  esta sociedad machista
C)    a nivel socio político.(como se viven esos valores en  la sociedad, partidos, parlamento, familia, iglesia, etc.) ¿La seguridad antes que la honradez?  ¿La corrupción antes que la justicia? ¿Se prefiere el silencio y la pasividad antes que el sufrimiento de los débiles? La responsabilidad: ¿a qué se da respuesta? ¿A las necesidades básicas de la gente, o a las exigencias de le Troika, a las exigencias de los mercados?

Breve comentario
Los valores son pequeñas utopías que desean satisfacer necesidades humanas básicas, como son la libertad, la justicia, la paz.
Los valores son algo deseable que se realice (libertad, paz, igualdad, etc,)
Los valores, globalmente considerados, indican dos aspectos básicos;  Vivir y ser feliz.
Otra cosa es lo que esta sociedad capitalista del consumo ofrece como deseable (tener mucho dinero, muchas propiedades, mucho poder, ser feliz a costa de tener, mantener el imperio de la moda, ser famosos, etc,) ¿Son valores o son contravalores? ¿De qué valores estamos hablando?
El valor ético a que nos referimos en este tema, es un bien deseable por sí mismo, que beneficia a la persona, sin necesidad de la aprobación o rechazo de la sociedad. Toca fibras muy definitivas del Ser Humano. /SH)

     Cada uno, cada una, establece cuál es su escala de valores.

Los valores que se sitúan más cerca de la crisis diría que son  dos: La Vida y la Libertad. Se trata de la constante violación del art, 3 de los Derechos Humanos (DH). Lo que está verdaderamente en  crisis es la Ética, es decir, la madre de los valores éticos.

La dignidad humana:
Todos los valores están atravesados por un valor originario, la dignidad humana. Era corriente en la Edad Media que cuando se afirmara la dignidad humana, se hiciera en una clave ético-religiosa. Y se fundamentaba en que el SH está hecho a imagen  y semejanza de Dios. Pero, con el paso de la modernidad se produce una secularización de ka clave ético religiosa.  Y para definir la dignidad  se entiende desde un ángulo exclusivamente ético y racional. Es decir, esta dignidad se basa en un proceso de autorreconocimiento. La diferencia ontológica del SH frente al resto del mundo existente, reside en su racionalidad y en su libertad, o sea, en su capacidad de razonar y en su capacidad de tomar decisiones. Así lo dice Kant, siglo XVIII  al afirmar que e4l SH es un fin en sí mismo, no puede ser un  medio para otros fines. Las cosas, las mercancías, son un medio, tienen un precio, el SH tiene dignidad.

Los valores que se sitúan más cerca de la crisis yo diría que son  dos: La Vida y la Libertad. Se trata de la constante violación del art, 3 de los DH.”Toda persona tiene derecho a la vida a la libertad y a la seguridad de su persona”. Lo que está verdaderamente en  crisis es la Ética, es decir, la madre de los valores éticos, incluidos los DH. Tener principios y valores es tener ética, y la ética es el exponente de la libertad. Sin libertad no hay ética. 

C) Qué son los valores
 Los valores son proyectos, ideales de comportarse y de existir que el ser humano aprecia, desea y busca. Son características de la acción humana que mueve la conducta, orientan la vida y marcan la personalidad. Son puntos de referencia trascendentales que tiene toda persona, hombre o mujer, para tratar de hacerlos realidad en su vida concreta. Son pequeñas utopías, horizontes de esperanza, que hacen que el ser humano sea digno y tienda siempre a convertirlos en realidades.

El valor es aquello que hace a una cosa o persona, digna de ser apreciada, deseable y digna de existir; los valores son proyectos, ideales de comportarse y de existir que el ser humano aprecia, desea y busca; son características de la acción humana que mueve la conducta, orientan la vida y marcan la personalidad. Son puntos de referencia trascendentales que tiene toda persona, hombre o mujer, para tratar de hacerlos realidad en su vida concreta. Son pequeñas utopías, horizontes de esperanza, que hacen que el ser humano sea digno y tienda siempre a convertirlos en realidades.

         Cada uno, cada una, crea y elige sus propios valores, son el fruto de un descubrimiento personal, que van cambiando conforme vaya cambiando su propia experiencia. Cada uno, cada una, tiene sus principios normas y valores; cada persona tiene su sentido ético particular. No existe ese conjunto de principios, normas y valores de signo universal, que rigen para todos y todas,  y son aceptados por todos los hombres y mujeres. Cada persona va elaborando su propia ética: es lo propio de la autonomía del ser humano.

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    [1] M. Weber. La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Península, Barcelona, pág. 93, 107.