jueves, 15 de febrero de 2018

DERECHOS HUMANOS Y EL SENTIDO COMUN DE DAVOS



José María García Mauriño
Lunes 12 de Febrero de 2018


Los DH son para todos los seres humanos (SH). Forman el patrimonio de cada SH que habita el planeta tierra.  Y pienso que el sentido común es dar sentido a la vida de miles de millones de SH. No es lo que diga la clase dominante, que lo que quiere es la estabilidad del sistema a toda costa. Aún costa de la vida de millones de SH.

En  el Foro mundial económico, que se reúne          como todos los años en enero en  Davos (Suiza) se va a hablar este año, 2018, del sentido común.

Un poco de historia:
El Foro Administrativo de Europa cambió su nombre a Foro Económico Mundial en 1987. De esta manera, se buscaba ampliar la visión aún más a fin de incluir una plataforma para resolver conflictos internacionales. Davos es una organización privada, internacional, independiente y sin fines de lucro, que involucra a líderes empresariales, políticos, intelectuales y sociales de todo el Orbe que se comprometen a mejorar el estado del Mundo, y buscan influir en sus agendas industriales. Los líderes políticos han utilizado Davos como una plataforma neutral para resolver sus problemas.

En DAVOS, se reúnen todos los años por Enero muchos Jefes de Estado o de Gobierno junto con miles de empresarios y las personas más ricas d del mundo para “tomar el pulso”· a la economía mundial y decidir cuales van a ser las rutas mejores a seguir para el capital. Este año ha ido el rey como jefe de estado español.

En Davos este año, 2018, se trata del llamado “sentido común”. Y señalan que más de mil millones de personas padecen hambre en el mundo debido a la “crisis económica y al aumento en el precio de los alimentos”. El hambre en  el mundo es el mayor problema que tiene la humanidad. Es un colectivo enorme. Y es que el aparato ideológico del “sentido común dominante” incluye el sinsentido de hacer valer más la irracionalidad destructora que la inteligencia creadora que transforme al mundo. Los ricos se reúnen, mientras tanto, y se aplaude la “racionalidad” de sus hazañas.
 ¿Acaso no es un conflicto internacional el hambre en  el mundo? Pero Davos no lo considera así, se trata solo de  un dato sociológico, pero no quieren  ver la tragedia de cientos de millones de SH que se retuercen por el hambre. Lo mismo podría decirse de los altos niveles de pobreza severa que padecen un número inconmensurable de personas en la tierra. Los Derechos Humanos no son rentables para Davos, sus preocupaciones son otras, es el dinero y cómo hacer crecer el dinero.
Así, el “sentido común” de las clases dominantes “enseña” que es mejor guardar silencio, quedarse quieto y ayudar al verdugo. Impone una escala de conductas diarias donde la mansedumbre se premia con invisibilidad y sobrevivencia periféricas donde más vale “portarse bien” y “no meterse en problemas” para “ir pasándola” lo mejor que se pueda.

De toda la riqueza generada en el mundo en el último año, el 82% ha ido a parar al 1% de la población más rica, y el 50% menos pudiente (3,7 mil millones de personas) no se ha beneficiado con ningún aumento. Es lo que surge del último informe de Oxfam, que fue difundido ayer en la vigilia del Fórum Económico Mundial 2018 de Davos (Suiza).
Otro “sentido común” dice que “al pueblo lo que es del César”. Que la salud de los niños y las niñas es sagrada y que no se juega con la educación, su salud mental ni con su alimentación. Que hombres y mujeres han de gozar toda la igualdad de derechos que la fraternidad exija y que debe reinar la justicia sin privilegios. Que las condiciones materiales de existencia deben ser suficientes y dignas con equidad y con solidaridad. Que cada cual reciba según sus necesidades y de cada cual se exija según sus capacidades. Que todos merecemos vivir bien, con la higiene y la comodidad necesaria y toda la felicidad posible. Que estudiar no es un regalo, que trabajar no es un regalo, que divertirse no es un regalo. Que la riqueza producida por los trabajadores y trabajadoras no debe concentrarse en unos cuantos y que el derecho a desarrollarnos debe garantizarse con justicia económica, política y cultural. Que no deben existir amos, ni esclavos ni clases sociales.
Ese “sentido común” hegemónico también sirve para inducir aberraciones jurídicas y no pocas “leyes” oligarcas se fincan en la premisa de no molestar a los paladines de la “propiedad privada”, no inmiscuirse en sus libros contables, no saber cómo se manejan las finanzas ni los presupuestos y, desde luego, santificar el uso de la “fuerza armada” contra todo aquello que le quite el sueño a los patrones. Hay que ver la retahíla de leyes, reglamentos y códigos inventados para mantener la “estabilidad” del sistema, para dar “seguridad” al statu quo, para que no se toque la riqueza de los gerentes empresariales o gubernamentales ni con el “pétalo de una rosa”. Como harían “los países serios”, si existieran. Mientras tanto la industria de la guerra multiplica sus ganancias; los monopolios mediáticos están cada vez en menos manos; la salud es un negocio obsceno; la vivienda es una mercancía que demuele salarios y anhelos de los trabajadores; el trabajo es más injusto más criminal y peor pagado; la política se ha convertido es un circo de mentiras alevosas y corruptas; las leyes son más seguras sólo para los ricos… la sinrazón y el sinsentido hacen de las suyas. Es el “sentido común” dominante.

 Dos de los negocios más importantes y más lucrativos del mundo son el tráfico de drogas,, y la venta de armas. Según la ONU, el negocio de las drogas significa unos 300 billones de dólares por año. La producción y comercio de armas supera el trillón de dólares anuales. Solo por casualidad, 9 de las 10 compañías que más dinero hacen en este mercado son estadounidenses.

“Porque la producción de droga está en los países pobres y el consumo en los países ricos, la culpa de la violencia es de los productores, es decir, de los pobres.
Porque la producción de armas está en los países ricos y el consumo en los países pobres, la culpa de la violencia es de los consumidores, es decir, de los pobres.
 Cuando la economía en los países ricos prospera, los pobres son los únicos culpables de su propia pobreza, como si el mundo fuese plano y todos tuviesen las mismas oportunidades.
 Cuando la economía en los países ricos se estanca o retrocede, entonces los pobres son los culpables de que los demás no tengan trabajo. Sobre todo, si son pobres migrantes.
 La culpa es siempre de los pobres”
. (Es la reflexión de Jorge Majfud,  escritor uruguayo estadounidense, autor de Crisis)
Se necesita una gran revolución cultural que despliegue las banderas de un humanismo de nuevo género socialista. Eso es sentido de comunidad. Debe desplegarse en las cabezas, los estómagos y los corazones de los pueblos y debe transformar todo el conocimiento y todos los enunciados para dar a luz una era comunitaria con sentido nuevo. Eso es comunidad de sentido. Sentido común. Que cobre comunidad de sentido el amor y la justicia, que cobre sentido de comunidad todo bien material y todo bien “espiritual”. Que cobre sentido común la comunidad misma como el eje del interés supremo que no hubiera de ser otro que la felicidad inteligente en un mundo de humanos creadores y felices. Sin cursilerías y sin idealismos. Sin capitalismo. No es mucho pedir. De esto no se habla en Davos.

ALGUNAS PREGUNTAS PARA EL DIALOGO:
¿A qué llamamos sentido común?
¿Cuál es el sentir común de la gente, de  nosotras? ¿Es quedarse quieto y no hacer nada? ¿Es esta nuestra cultura? ¿Es eso lo que “cultivamos”?
¿Es seguir pensando siempre igual, es decir, lo que digan los de arriba? 

¿Es más seguro el inmovilismo que el compromiso? ¿De qué estamos seguras?