Los países más contaminantes son los países más ricos.
Por eso se explica que los presidentes de las grandes
potencias contaminadoras (EE.UU. y China) “no han
podido venir a la Cumbre del Clima”
Lo más miserable, que estamos viviendo, es que, por
más que el mundo termine contaminado y envenenado,
si no cambia nuestra mentalidad sobre el dinero y la
buena vida, ese mismo capital, disfrazado de mil
engaños, nos llevará a la ruina sin retorno
Las noticias que nos llegan de la “Cumbre del Clima”
son como para echarse a temblar. Los científicos que ahora nos explican los
peligros irremediables, que nos acechan, y los gobernantes que anuncian la
gravedad de lo que se nos viene encima, ¿no?
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Podían haber evitado, a su debido tiempo, que las
cosas llegaran a ponerse como “defacto” se han puesto? Yo tengo ya bastantes
años y estoy convencido de que no veré las desgracias que vaticinan los
entendidos. Por eso, lo que más me preocupa es el futuro de los que ahora
son niños. ¿Qué vejez les espera a estos críos que
ahora veo “enganchados” a esas maquinillas incipientes, que dentro de cincuenta
años van a destrozar a la humanidad que viva en el futuro?
Cuando pienso en estas cosas, que me ponen nervioso,
me acuerdo del dicho antiguo que, sin duda alguna, dio en el clavo: “En asuntos
de verdadera importancia, lo más práctico es tener una buena teoría”. ¿Y qué
teoría es la que hay detrás del problema enorme que acabo de apuntar? Pues muy
sencillo: la responsabilidad de lo que está
pasando y, sobre todo, de lo que se nos viene encima,
no la tienen ni los científicos, ni los políticos, en cuanto tales. Son los
capitalistas los responsables de lo que ha pasado y, sobre todo, de lo que se
nos viene encima. Y advierto, al decir esto, que no hablo como “profeta de desgracias”.
Y, menos aún, como “predicador barato”, que
intenta asustar al auditorio. Nada de eso. Porque esto
“lo entiende cualquiera”.
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