viernes, 13 de junio de 2014

MAYORES, PERO NO VIEJOS



José María Garcia-Mauriño
12 de Junio de 2014


O.- Introducción: sociología de la vejez

Las culturas: hay culturas en las que cuidar de los mayores representa «un honor y una bendición», como ocurre en el mundo islámico o en el gitano. Pero, también hay testimonios de maltrato a las personas mayores desde la antigüedad, cuando los individuos que ya no podían valerse por sí mismos eran abandonados por la tribu.

 El maltrato puede ser físico, psíquico e incluso sexual, el tipo más frecuente es «la negligencia o el abandono», que tiene en el anciano consecuencias tales como deshidratación, desnutrición, ropa inadecuada o falta de cuidados médicos. Un ejemplo extremo, pero desgraciadamente habitual, se produce cada 31 de julio en las urgencias: algunas familias, deseosas de irse a la playa sin cargas molestas, dejan al abuelo o la abuela en el hospital y se marchan, en la confianza de que alguien se ocupará de cuidarlo.

 El trato inadecuado a los mayores procede, muy a menudo, de la sociedad en general. Se trata de la «violencia estructural» que generan las viviendas no adaptadas, las barreras arquitectónicas en las calles, las dificultades de acceso al transporte urbano o los semáforos que se ponen rojos sin dar tiempo a pasar a los peatones más lentos.

 El problema más grave es cultural: «Socialmente, en el mundo occidental hay una devaluación de la vejez que se aprecia en los medios de comunicación, en la publicidad, en las películas». Como ejemplo, se puede destacar la obsesión por ocultar las huellas del paso del tiempo, desde las canas hasta las arrugas. «¿En qué quedamos? Llegar a viejo ¿es un éxito o un fracaso? –se preguntó la psicóloga del Hospital de San Rafael–  Las personas mayores tienen una vida previa riquísima: han superado enfermedades, accidentes, guerras, malnutrición, pérdidas de seres queridos, problemas...». En ese aspecto, la Doctora Triviño reivindicó la madurez emocional de los ancianos, su capacidad para aceptar las dificultades de la vida, asumir las decisiones tomadas y superar miedos y convencionalismos sociales. Y sin embargo, recordó, los mayores son castigados porque, para la sociedad, resultan un recordatorio de la muerte: «Envejecer conlleva un declive biológica que podemos retrasar, pero seguiremos envejeciendo.

Están a gusto. la mayoría de las personas ancianas se sienten bien y mantienen una vida activa: viajan, asisten a espectáculos, hacen ejercicio físico, realizan labores de voluntariado y utilizan las nuevas tecnologías. Y por si fuera poco, con la crisis se han convertido también en el sostén económico fundamental de muchísimas familias: según una reciente encuesta de la Unión Democrática de Pensionistas, el porcentaje de mayores que ayudan económicamente a sus hijos y nietos ha pasado del 10% en 2010 al 60% en 2014.  Y mientras tanto, las pensiones pierden poder adquisitivo, el copago obliga a muchos enfermos a renunciar a sus tratamientos y los solicitantes de la Ley de Dependencia se mueren aguardando ayuda en la lista de espera. «En muchos aspectos, los mayores están muy por encima de nuestra sociedad», concluyó un médico.


1.- Qué significa ser Mayores:

-         que tenemos una cierta edad: Pasados los 40 o los 50 llegamos a más de 60, es decir, Superada la edad juvenil y un poco más.
-         que tenemos algunas dificultades físicas, las piernas no nos sostienen como antes para andar, artrosis, dolores de espalda, perdemos mucha vista, oímos peor, paso  lento, etc.
-         que sentimos un cierto cansancio, agotamiento, sin ganas de hacer nada.

-         Significa que hemos llegado a ser ancianos, de 70 o de  80 años. Significa que esa edad va asociada al declive del organismo: es ley de vida y es una característica intrínseca a la naturaleza de cualquier ser vivo. Pero, llegar a anciano significa haber superado  las enfermedades y  la muerte en edades más tempranas, lo cual no lo ha conseguido el ser humano en épocas históricas previas o fuera del mundo occidentalizado en la actualidad. Si a esto añadimos que es la edad en la que se alcanza la madurez cognitiva, emocional, familiar y social, podríamos decir que el llegar a ser ancianos es sinónimo de éxito. Todo el mundo quiere llegar a viejo. Pero nadie quiere serlo. Vivimos en una sociedad que potencia los valores de la belleza, la riqueza y la juventud. En este sentido los ancianos parten con desventaja y, por desgracia, priman los aspectos negativos de la vejez.

-         Significa que vamos teniendo una serie de enfermedades que surgen debido al declive físico del ser humano: enfermedades cardiovasculares, pulmonares, digestivas, hepáticas, del sistema nervioso, etc., así como la proliferación de tumores y otras enfermedades degenerativas. Sin embargo, si consideramos la enfermedad como la pérdida de la salud en todos sus aspectos -biológicos, psicológicos y sociales-, no podemos olvidar que hacerse viejo conlleva sufrir la pérdida de seres queridos; perder, en ocasiones, parcial o totalmente la independencia funcional; sufrir un menoscabo de las relaciones sociales y de los recursos económicos; y, por supuesto, afrontar el acercamiento silencioso del propio final, de nuestra propia muerte.


2.- Qué significa ser viejos:

Todo el mundo quiere llegar a viejo, pero nadie quiere serlo. No es cuestión solamente de años, es un talante del espíritu, además de tener cierta edad. Hay que añadir Vida a la edad, no lo contrario. Para no querer serlo conviene  mirar un poco en qué consiste ese talante.

 

a) Consiste en vivir mirando demasiado el pasado, nostalgias llenas de recuerdos, repaso frecuente de fotos, etc. Las fotografías son siempre del pasado, no se hacen fotos del futuro.

b) Consiste en querer mantener a toda costa ese  mito de la eterna juventud. Quitarse arrugas, mirarse con frecuencia al espejo, aparentar un vigor físico, una belleza, etc, que no se tiene como antes, pero se sigue teniendo aunque  distinta.

c) Consiste en evitar los CUATRO errores de la vejez:
ü  la inmovilidad física (no moverse o moverse poco, no salir a la calle, no andar, no bailar, quedarse en casa viendo la TV)
ü  la inmovilidad cerebral, (no hacer el esfuerzo de pensar, interesarse por saber qué pasa en el mundo, para qué o a quien voy a votar, leer un libro que me hace pensar, asistir a conferencias, debatir problemas, ideas, etc.
ü  Inmovilidad  afectiva (mantener muy pocas relaciones afectivas con los amigos y amigas, los de siempre. Y no querer hacer nuevas amistades  
ü  Inmovilidad relacional (no hacer el esfuerzo de querer  seguir manteniendo interés por lo que les pasa a todos y cada uno de la familia, hijos, nietos, yernos, nueras, abuelos, etc.

Ser viejos consiste también en varias cosas positivas:

1.       Hay que disfrutar de la vejez: Es fundamental la prevención del declive biológico. Para ello existen ya en nuestra sociedad muchos mecanismos puestos en marcha, ya que se es cada vez más consciente de la importancia de la prevención: campañas para reducir el consumo del tabaco y alcohol, campañas para comer de forma saludable y hacer ejercicio, entrenar nuestra mente, etc. Pero no debemos ser ilusos y pensar que eso va a impedir la llegada del declive biológico y de las consecuentes enfermedades, por lo que es fundamental también el cuidado de nuestro organismo enfermo para lo cual contamos con magníficas medidas médicas, quirúrgicas y farmacológicas. A pesar de ello, siempre podemos potenciar el positivismo. La sociedad debería realizar un esfuerzo por introducir un sistema de valores que potencie la felicidad por encima de la enfermedad y los problemas que esta sociedad genera: se puede seguir disfrutando de la familia, de los amigos y de la vida misma, a lo largo de todas las fases de nuestra existencia.

2.       Aceptar las dificultades, en lugar de evitarlas o negarlas, es un gran paso hacia la felicidad, la aceptación de las propias limitaciones. Y finalmente, hagamos lo que hagamos, no debemos negar la finitud de nuestra existencia: es algo natural. Eso lo saben hacer mejor que nadie los que son mayores que nosotros y debemos aprender muchas cosas de ellos.

3.       Envejecer con calidad de vida: Abordar el envejecimiento, al igual que cualquier otra etapa vital, requiere de madurez cognitiva y emocional: no hay una receta o unos pasos a seguir. Podríamos aludir a la tan conocida inteligencia emocional, que hace referencia a la capacidad de 'actuar sabiamente' en las relaciones humanas, regulando nuestras emociones a la hora de solucionar problemas y afrontar dificultades. Hay estudios que demuestran que la mayor madurez emocional se obtiene en la vejez, después de tantas y diversas experiencias vitales, vividas en primera persona. Esta inteligencia emocional lleva a afrontar la vejez, la enfermedad y la muerte de forma apacible, como una etapa más. Nuestros viejos son un ejemplo de esta inteligencia emocional: han sufrido una guerra, una postguerra, una dictadura y muchas dificultades familiares, sociales y económicas. Son tolerantes a la frustración, a la demora y al sufrimiento. Es una generación nacida para vivir y para luchar. ¿Qué sucederá dentro de unas décadas, cuando las nuevas generaciones criadas en el confort, el lujo y la inmediatez lleguen a viejos? ¿Tendrán esa inteligencia emocional? ¿Habrán sabido asimilar los recortes, la crisis, la falta de derechos humanos, como  el paro, la precariedad, que ya no tendrán  una pensión como nosotros?

4.      Nos da miedo la palabra vejez o ancianidad. Pero, llegar a esa situación, a esas edades de los 70 u 80 años  eso es algo magnífico, un éxito, un triunfo de la vida. Cada vez hay más personas mayores, y eso es un tremendo éxito», recalcó un geriatra, quien recordó que España tiene una de las esperanzas de vida más altas del mundo, en torno a 84 años para las mujeres y 80 para los hombres  A estas alturas de la vida ya tenemos que haber superado casi todos los miedos. Pero seguimos teniendo miedo por nuestros hijos o nietos, ¿qué será de ellos? ¿Tendrán trabajo, tendrán medios de vida?  Y en  estos últimos años, nuevos estudios, afirman que  se puede llegar a los 90 y más con plena lucidez. No es cuestión de añadir años a la vejez o ancianidad, sino de añadir vida a los años, es decir, la calidad de vida a la que se puede llegar.

3.- El talante juvenil:

a)      Ser joven no es cuestión de edad, sino de talante, de actitud  del espíritu, es una cualidad de la imaginación y de una fuerte intensidad emotiva.  Es la victoria del coraje sobre la timidez, de la aventura sobre la comodidad, del riesgo que supone el cambio frente a la comodidad.  

b)       Nosotros no sólo hemos sido jóvenes llenos de ilusiones, de amores, altruismos, de contradicciones también; hemos desplegado las alas y los sueños de conquista, hasta hemos amado locamente y rumiado desengaños. Esta juventud no ha pasado a mejor vida, está palpitante en las fibras más entrañadas de nuestro ser que no tiene por qué arrugarse, que puede ser nuevo cada día, si le dejamos renacer. Conjugar estas experiencias, actualizarlas, eso es VIVIR. Pero vivir, vivir, ¿Cuánta gente está viva a los 12, 15, 20, 40 o 60 años? ¡Cuánto muerto ambulante se cuela por las calles, las oficinas, las universidades, las discotecas, hasta por algunos escritores! Nos extraña ver una persona “VIVA” a los 80 o 90 años y a veces qué pocas facilidades le damos para que siga viviendo así, como tiene que ser.

c)       Se trata de SER joven de verdad, no de aparecer joven. De seguir creciendo en madurez, hacia dentro. La gran pregunta: ¿Cómo Ser joven de verdad, no en apariencia? ¿cómo vivir joven en esta sociedad tecnológica en la que estamos? ¿Se puede Ser, es decir, seguir siendo joven a pesar de la edad (porque no estamos hechos de una vez por todas, no somos seres estáticos, somos seres en constante evolución). Seguir sintiendo ilusiones por las cosas, por querer cambiar la realidad, por estar con los que luchan por una sociedad mejor, distinta, pero manteniendo siempre nuestra propia identidad.

d)      Joven es aquel que todavía, a pesar de los años es capaz de asombrarse, de ser un inconformista, una persona rebelde, la que se maravilla ante los espectáculos de la naturaleza, la que se sigue haciendo preguntas como un chico insaciable: ¿Y esto por qué? ¿Y después qué? Es la que desafía los acontecimientos y encuentra alegría en el juego de la vida.

e)       Ser de verdad, existir, vivir, supone siempre una cierta actividad en contra del inmovilismo. El inmovilismo es un sistema de muerte, la juventud es vida. ¿De qué actividad se trata? No de un activismo, de estar siempre haciendo cosas, de no parar un momento, sino de una actividad interior, que no es lo mismo que estar ocupado. Una actividad productiva. Actividad mental, afectiva, relacional, física., de tal modo que saquemos de dentro la enorme riqueza de la que estamos dotados. Esto significa renovarse, crecer, fluir, amar, estar activamente interesado en algo, dar lo mejor que tenemos.

f)       Plantearse cosas profundas: Esto lo planteaba Erich Fromm: “Si yo soy lo que tengo, y lo que tengo lo puedo perder, ¿Quién soy yo?”. Y yo pregunto,  Qué es lo que puedo perder? Salud, marido, mujer, hijos, amistades, dinero, posesiones, y acaso, la independencia  personal,  el cariño de los tuyos, la seguridad en ti misma, la autoestima. ¿Quién soy yo? Un Ser Humano magnífico, único e irrepetibles, tu eres tus pensamientos, tus sentimientos, tu quehacer diario, tus motivaciones, tu entorno, -“yo soy yo y lo que me rodea”, decía Ortega- Aprender a ser felices, a estar a gusto consigo mismos con lo que tenemos y con lo que no tenemos. Siempre creciendo, nunca terminado del todo. Muchas personas mueren años antes de ser enterrados.

g)      Una cosa importante: Hacerlo todo con pasión, no la pasión sexual solo, sino la pasión por la vida, pasión por la libertad, por la justicia, por la verdad, por los derechos humanos. Pasión por la democracia, pasión  por la política. Pasión por tolo lo que significa la Vida, pasión porque siga habiendo vida en todas las instituciones, en toda la tierra. Pasión por la paz, por un mundo sin fronteras. La fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia; está en su fe, en su pasión, en su voluntad. “Es una fuerza religiosa, mística, espiritual. Es la fuerza del Mito. La emoción revolucionaria, es una emoción religiosa”, decía un pensador contemporáneo.

.-¿Qué retos tiene la sociedad española con las personas mayores?
La sociedad española es, en general, sensible a las necesidades de las personas mayores. Se ha evolucionado en los recursos sanitarios y de investigación, con unidades de valoración del deterioro cognitivo, investigaciones sobre marcadores genéticos de la demencia, farmacología y otros potenciales tratamientos futuros. También han crecido los recursos sociales y económicos disponibles para ellos (aulas de mayores, centros cívicos, viajes organizados, descuentos en transporte, actividades lúdicas diversas, etc.). La famosa 'ley de la dependencia' ha generado un marco legal y económico para seguir avanzando y, a pesar de que la han recortado y de que los tiempos actuales no son muy favorables, el germen está alojado en la sociedad.

Conclusión final:
Generar más recursos para mejorar la calidad de vida de las personas mayores es un gran reto. Pero no nos olvidemos que existe otro reto, más relacionado con los valores de la sociedad, y que supone la revalorización de la vejez: envejecer es positivo y morir mayor siendo joven  es todo un éxito. Esperamos que todas y todos podamos disfrutar de ese triunfo.

Adjunto: ejemplos de vida:

Hay grandes personajes de la historia, como Adenauer, Tiziano y Tintoretto, que nos han impartido lecciones magistrales en la asignatura de la vida.

Ejemplos como el famoso sabio de la antigüedad Catón, que comenzó a estudiar griego a los 80 años.
A la misma edad Goethe acababa su obra maestra el "Fausto". Si se hubiera retirado obedecido a las sugerencias de tantos amigos: "A tu edad es mejor viajar; no exageres, ya has escrito mucho; puedes sentirte orgulloso...", ¿qué hubiera sucedido? Que hoy en día nos privaríamos quizás de la obra cumbre de la literatura alemana y nadie mencionaría el nombre de Goethe. Si a los 60 hubiera dejado de escribir sería un segundón, un don nadie.
Y los ejemplos son tantos... Me viene a la memoria el caso del compositor José Verdi. A sus 74 años regaló al mundo de la música el archiconocido "Otello". Años más tarde, rozando los 80, continúa su producción y da a luz al "Falstaff". Y como no era suficiente, a los 85 años de edad corona su vida con el "Ave María", el "Stabat Mater" y el "Te Deum".
A los 78 años el científico Juan Bautista Lamarck ponía punto final a sus investigaciones en el campo de la zoología, con una obra maestra, todavía reconocida y estudiada en nuestros días: "La Historia natural de los invertebrados".
También el renombrado Manuel Kant deja a la posteridad filosófica una gran obra: "Antropología y Metafísica de las Éticas y Conflicto de las facultades". Acababa de festejar su cumpleaños número 70.


El cardenal Roncalli a sus 77 años de edad fue elegido Papa, Juan XXIII. Se pensaba quizás en una rápida transición, pero por cinco años guió la Iglesia universal y tuvo tiempo para convocar - nada más y nada menos - que un Concilio ecuménico