José María
Garcia-Mauriño
12 de Junio de 2014
30 de enero de 2019
1- Introducción: sociología de la vejez
Las culturas:
Hay culturas en las que cuidar de los mayores
representa «un honor y una bendición», como ocurre en el mundo islámico o en el
gitano. Pero, también hay testimonios de maltrato a las personas mayores desde
la antigüedad, cuando los individuos que ya no podían valerse por sí mismos
eran abandonados por la tribu.
El maltrato puede ser físico, psíquico
e incluso sexual, el tipo más frecuente es «la negligencia o el abandono», que
tiene en el anciano consecuencias tales como deshidratación, desnutrición, ropa
inadecuada o falta de cuidados médicos. Un ejemplo extremo, pero
desgraciadamente habitual, se produce cada 31 de julio en las urgencias:
algunas familias, deseosas de irse a la playa sin cargas molestas, dejan al
abuelo o la abuela en el hospital y se marchan, en la confianza de que alguien
se ocupará de cuidarlo.
El trato
inadecuado a las personas mayores procede, muy a menudo, de la sociedad en
general. Se trata de la «violencia
estructural» que generan las viviendas no adaptadas, las barreras
arquitectónicas en las calles, las dificultades de acceso al transporte urbano
o los semáforos que se ponen rojos sin dar tiempo a pasar a los peatones más
lentos.
El problema más grave es cultural:
«Socialmente, en el mundo occidental hay una
devaluación de la vejez que se aprecia en los medios de comunicación, en la
publicidad, en las películas». Como ejemplo, se puede destacar la obsesión por
ocultar las huellas del paso del tiempo, desde las canas hasta las arrugas.
«¿En qué
quedamos? Llegar a viejo ¿es un éxito o
un fracaso? –se preguntó la psicóloga del Hospital de San Rafael de Madrid–
Las personas mayores tienen una vida
previa riquísima: han superado enfermedades, accidentes, guerras, malnutrición,
pérdidas de seres queridos, problemas...». En ese aspecto, la Doctora Triviño
reivindicó la madurez emocional de los ancianos, su capacidad para aceptar las
dificultades de la vida, asumir las decisiones tomadas y superar miedos y
convencionalismos sociales. Y sin embargo, recordó, los mayores son castigados
porque, para la sociedad, resultan un recordatorio de la muerte: “Envejecer
conlleva un declive biológica que podemos retrasar, pero seguiremos
envejeciendo”.
La mayoría de las personas ancianas se sienten bien,
están a gusto, y mantienen una vida activa, dice la Doctora,: viajan, asisten a
espectáculos, hacen ejercicio físico, realizan labores de voluntariado y
utilizan las nuevas tecnologías. Y por si fuera poco, con la crisis se han
convertido también en el sostén económico fundamental de muchísimas familias:
según una reciente encuesta de la Unión Democrática de Pensionistas, el porcentaje
de mayores que ayudan económicamente a sus hijos y nietos ha pasado del 10% en
2010 al 60% en 2014. Y mientras tanto,
las pensiones pierden poder adquisitivo, el copago obliga a muchos enfermos y
enfermas a renunciar a sus tratamientos y las personas solicitantes de la Ley de Dependencia se mueren
aguardando ayuda en la lista de espera. «En muchos aspectos, los mayores están
muy por encima de nuestra sociedad», concluyó un médico.
2.- Qué significa ser Mayores:
-
que tenemos una
cierta edad: Pasados los 50 o los 60 llegamos a más de 70 o hasta 80, y 90, es decir, Superada la edad juvenil y un
poco más.
-
que tenemos algunas
dificultades físicas, las piernas no nos sostienen como antes para andar,
artrosis, dolores de espalda, perdemos mucha vista, oímos peor, paso lento, etc.
-
que sentimos un
cierto cansancio, agotamiento, sin ganas de hacer nada.
-
Significa que
hemos llegado a ser ancianos, de 70 o de 80 y 90 años. Significa que esa edad va
asociada al declive del organismo: es ley de vida y es una característica
intrínseca a la naturaleza de cualquier ser vivo. Pero, llegar a anciano
significa haber superado las
enfermedades y la muerte en edades más
tempranas, lo cual no lo ha conseguido el ser humano en épocas históricas
previas o fuera del mundo occidentalizado en la actualidad. Si a esto añadimos
que es la edad en la que se alcanza la madurez cognitiva, emocional, familiar y
social, podríamos decir que el llegar a ser ancianos es sinónimo de éxito. Todo el mundo quiere llegar a viejo. Pero
nadie quiere serlo. Vivimos en una sociedad que potencia los valores de la
belleza, la riqueza y la juventud. En este sentido los ancianos parten con
desventaja y, por desgracia, priman los aspectos negativos de la vejez.
-
Significa que
vamos teniendo una serie de enfermedades que surgen debido al declive físico
del ser humano: enfermedades cardiovasculares, pulmonares, digestivas,
hepáticas, del sistema nervioso, etc., así como la proliferación de tumores y
otras enfermedades degenerativas. Sin embargo, si consideramos la enfermedad
como la pérdida de la salud en todos sus aspectos -biológicos, psicológicos y
sociales-, no podemos olvidar que hacerse viejo conlleva sufrir la pérdida de
seres queridos; perder, en ocasiones, parcial o totalmente la independencia
funcional; sufrir un menoscabo de las relaciones sociales y de los recursos
económicos; y, por supuesto, afrontar el acercamiento silencioso del propio
final, de nuestra propia muerte.
3.- Qué significa ser viejos:
Todo el mundo quiere llegar a viejo,
pero nadie quiere serlo. No es cuestión solamente de años, es un
talante del espíritu, además de tener cierta edad. Hay que añadir Vida a la
edad, no lo contrario, añadir años a la propia vida. Para no querer serlo
conviene mirar un poco en qué consiste
ese talante.
a) Ser mayor consiste en vivir mirando demasiado el
pasado, nostalgias llenas de recuerdos, repaso frecuente de fotos, etc. Las
fotografías son siempre del pasado, no se hacen fotos del futuro.
b) Ser mayor consiste en querer mantener a toda costa
ese estúpido mito de la eterna juventud. Quitarse arrugas, mirarse con
frecuencia al espejo, aparentar un vigor físico, una belleza, etc, que no se
tiene como antes, pero se sigue teniendo aunque distinta.
c) Ser mayor consiste en evitar los CUATRO errores de la vejez:
ü la inmovilidad física (no moverse o moverse poco, no
salir a la calle, no andar, no bailar, quedarse en casa viendo la TV )
ü la inmovilidad cerebral, , no hacer el esfuerzo de
pensar, interesarse por saber qué pasa en el mundo, para qué o a quien voy a
votar, leer un libro que me hace pensar, asistir a conferencias, debatir
problemas, ideas, etc.
ü Inmovilidad afectiva
(mantener muy pocas relaciones afectivas con los amigos y amigas, los de
siempre. Y no querer hacer nuevas amistades
ü Inmovilidad relacional (no hacer el esfuerzo de
querer seguir manteniendo interés por lo
que les pasa a todos y cada uno de la familia, hijos, nietos, yernos, nueras,
abuelos, etc.
Ser viejos
consiste también en varias cosas positivas:
1. Hay que
disfrutar de la vejez:
Es
fundamental la prevención del declive biológico. Para ello existen ya en
nuestra sociedad muchos mecanismos puestos en marcha, ya que se es cada vez más
consciente de la importancia de la prevención: campañas para reducir el consumo
del tabaco y alcohol, campañas para comer de forma saludable y hacer ejercicio,
entrenar nuestra mente, etc. Pero no debemos ser ilusos y pensar que eso va a
impedir la llegada del declive biológico y de las consecuentes enfermedades,
por lo que es fundamental también el cuidado de nuestro organismo enfermo para
lo cual contamos con magníficas medidas médicas, quirúrgicas y farmacológicas.
A pesar de ello, siempre podemos potenciar el positivismo. La sociedad debería
realizar un esfuerzo por introducir un sistema de valores que potencie la
felicidad por encima de la enfermedad y los problemas que esta sociedad genera:
se puede seguir disfrutando de la familia, de los amigos y de la vida misma, a
lo largo de todas las fases de nuestra existencia.
2. Aceptar las dificultades,
En lugar de evitarlas o negarlas, es un gran paso
hacia la felicidad, la aceptación de las propias limitaciones. Y finalmente,
hagamos lo que hagamos, no debemos negar la finitud, la limitación de nuestra
vida, de nuestra existencia: es algo natural. Eso lo saben hacer mejor que
nadie los que son mayores que nosotros y debemos aprender muchas cosas de
ellos.
3. Envejecer
con calidad de vida:
Abordar
el envejecimiento, al igual que cualquier otra etapa vital, requiere de madurez
cognitiva y emocional: no hay una receta o unos pasos a seguir. Podríamos
aludir a la tan conocida inteligencia emocional, que hace referencia a la
capacidad de 'actuar sabiamente' en
las relaciones humanas, regulando nuestras emociones a la hora de solucionar
problemas y afrontar dificultades. Hay estudios que demuestran que la mayor
madurez emocional se obtiene en la vejez, después de tantas y diversas
experiencias vitales, vividas en primera persona. Esta inteligencia emocional
lleva a afrontar la vejez, la enfermedad y la muerte de forma apacible, como
una etapa más. Nuestros viejos son un ejemplo de esta inteligencia emocional:
han sufrido una guerra, una postguerra, una dictadura y muchas dificultades
familiares, sociales y económicas. Son tolerantes a la frustración, a la demora
y al sufrimiento. Es una generación nacida para vivir y para luchar. ¿Qué
sucederá dentro de unas décadas, cuando las nuevas generaciones criadas en el
confort, el lujo y la inmediatez lleguen a viejos? ¿Tendrán esa inteligencia
emocional? ¿Habrán sabido asimilar los recortes, la crisis, la falta de
derechos humanos, como el paro, la
precariedad, que ya no tendrán una
pensión como nosotros?
4.
Nos da miedo
la palabra vejez o ancianidad.
Pero, llegar a esa situación, a esas edades de los 70,
80 o 90 años eso es algo magnífico, un
éxito, un triunfo de la vida. Cada vez hay más personas mayores, y eso es un
tremendo éxito», recalcó un geriatra, quien recordó que España tiene una de las
esperanzas de vida más altas del mundo, en torno a 84 años para las mujeres y
80 para los hombres A estas alturas de
la vida ya tenemos que haber superado casi todos los miedos. Pero seguimos
teniendo miedo por nuestros hijos o nietos, ¿qué será de ellos? ¿Tendrán trabajo,
tendrán medios de vida? Y en estos últimos años, nuevos estudios, afirman
que se puede llegar a los 90 y más con
plena lucidez. No es cuestión de añadir años a la vejez o ancianidad, sino de añadir
vida a los años, es decir, la calidad de vida a la que se puede llegar.
5.
Cuatro consejos
prácticos para los mayores:
Se trata de
mantener en lo posible la autonomía y buena compostura que es en definitiva, mantener la propia
dignidad:
a) Ir siempre
bien arreglado con traje limpio, no ir vestido de cualquier manera con ropa que
da la impresión de abandono:
b) Ir siempre
con la cabeza levantada, no ir encorvado, aunque cueste un poco mantener esa
postura:
c) Nunca
arrastrar los pies.
d) Tomar las
SALES: es decir, si sales de casa cada mañana, cada tarde, a pasear, a ir al cine, ir
al mercado, si sales para ir de
compras, o a tomar unas cañas con los amigos o amigas, te encontrarás mejor.
Quedarse en casa, sentado en el sofá viendo la TV es una muerte lenta.
4.- El talante
juvenil:
a)
Ser joven no es solo cuestión de edad,
sino sobre todo de talante, de actitud del espíritu, es una cualidad de la
imaginación y de una fuerte intensidad emotiva. Es la victoria del coraje sobre la timidez, de
la aventura sobre la comodidad, del riesgo que supone el cambio frente a la
comodidad.
b) Nosotros no
sólo hemos sido jóvenes llenos de ilusiones, de amores, altruismos, de
contradicciones también; hemos desplegado las alas y los sueños de conquista,
hasta hemos amado locamente y rumiado desengaños. Esta juventud no ha pasado a
mejor vida, está palpitante en las fibras más entrañadas de nuestro ser que no
tiene por qué arrugarse, que puede ser nuevo cada día, si le dejamos renacer.
Conjugar estas experiencias, actualizarlas, eso es VIVIR. Pero vivir, vivir, ¿Cuánta gente está viva a los 12,
15, 20, 40 o 60 años? ¡Cuánto muerto ambulante se cuela por las calles, las
oficinas, las universidades, las discotecas, hasta por algunos escritores! Nos
extraña ver una persona “VIVA” a los 80 o 90 años y a veces qué pocas
facilidades le damos para que siga viviendo así, como tiene que ser.
c) Se trata de SER joven de verdad, no de APARECER joven. De seguir
creciendo en madurez, hacia dentro. La gran pregunta: ¿Cómo Ser joven de verdad, no en apariencia? ¿cómo vivir
joven en esta sociedad tecnológica en la que estamos? ¿Se puede Ser joven,
es decir, seguir siendo joven a pesar de la edad (porque no estamos hechos de
una vez por todas, no somos seres estáticos, somos seres en constante evolución).
Seguir sintiendo ilusiones por las cosas, por querer cambiar la realidad, por
estar con los que luchan por una sociedad mejor, distinta, pero manteniendo siempre
nuestra propia identidad.
d)
Joven es aquel mayor
que todavía, a pesar de los años es capaz de asombrarse, de ser un
inconformista, una persona rebelde, la que se maravilla ante los espectáculos
de la naturaleza, la que se sigue haciendo preguntas como un chico insaciable: ¿Y
esto por qué? ¿Y después qué? Es la que desafía los acontecimientos y encuentra
alegría en el juego de la vida.
e) Ser de verdad, existir, vivir, supone siempre una
cierta actividad en contra del inmovilismo. El inmovilismo es un síntoma de
muerte, la juventud es movimiento, es vida. ¿De qué actividad se trata? No de
un activismo, de estar siempre haciendo cosas, de no parar un momento, sino de
una actividad interior, que no es lo mismo que estar ocupado. Una actividad productiva.
Actividad mental, afectiva, relacional, física., de tal modo que saquemos de dentro
la enorme riqueza de la que estamos dotados. Esto significa renovarse, crecer,
fluir, amar, estar activamente interesado en algo, dar lo mejor que tenemos.
f) Plantearse cosas profundas: Esto lo planteaba Erich
Fromm: “Si yo soy todo lo que tengo, y
lo que tengo lo puedo perder, ¿Quién soy yo?”. Y yo pregunto, Qué es lo que puedo perder? Salud, marido,
mujer, hijos, amistades, dinero, posesiones, y acaso, la independencia personal,
el cariño de los tuyos, la seguridad en ti misma, la autoestima. ¿Quién soy yo? Un Ser Humano magnífico,
único e irrepetible, tu eres tus pensamientos, tus sentimientos, tu quehacer
diario, tus motivaciones, tu entorno, -“yo soy yo y lo que me rodea”, decía
Ortega- Aprender a ser felices, a estar
a gusto consigo mismos con lo que tenemos y con lo que no tenemos. Siempre
creciendo, nunca terminado del todo. Muchas personas mueren 2 o 3 años antes de
ser enterrados.
g) Una cosa importante: Hacerlo todo con pasión,
no la pasión sexual solo, sino la pasión por la vida, pasión por la libertad,
por la justicia, por la verdad, por los derechos humanos. Pasión por mantener
viva la ilusión de vivir. Pasión por la democracia, pasión por la política. Pasión por tolo lo que
significa la Vida ,
pasión porque siga habiendo vida en todas las instituciones, en toda la tierra.
Pasión por la paz, por un mundo sin fronteras. La
fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia; está en su fe, en su
pasión, en su voluntad. “Es una fuerza religiosa, mística, espiritual. Es la
fuerza del Mito. La emoción revolucionaria, es una emoción religiosa”, decía un
pensador contemporáneo.
Por último, ¿Qué retos tiene la sociedad
española con las personas mayores?
La sociedad española es, en
general, sensible a las necesidades de las personas mayores. Se ha evolucionado
en los recursos sanitarios y de investigación, con unidades de valoración del
deterioro cognitivo, investigaciones sobre marcadores genéticos de la demencia,
farmacología y otros potenciales tratamientos futuros. También han crecido los
recursos sociales y económicos disponibles para ellos (aulas de mayores,
centros cívicos, viajes organizados, descuentos en transporte, actividades
lúdicas diversas, etc.). La famosa 'ley de la dependencia' ha generado un marco
legal y económico para seguir avanzando y, a pesar de que la han recortado y de
que los tiempos actuales no son muy favorables, el germen está alojado en la
sociedad.
Adjunto: ejemplos de vida:
Hay grandes personajes de la historia, como Adenauer, Tiziano y
Tintoretto, que nos han impartido lecciones magistrales en la asignatura de la
vida.
Ejemplos como el famoso sabio de la antigüedad Catón, un romano
que comenzó a estudiar griego a los 80 años.
A la misma edad, a los 80 años, Goethe acababa su obra maestra el
"Fausto". Si se hubiera retirado obedecido a las sugerencias de
tantos amigos: "A tu edad es mejor viajar; no exageres, ya has escrito
mucho; puedes sentirte orgulloso...", ¿qué hubiera sucedido? Que hoy en
día nos privaríamos quizás de la obra cumbre de la literatura alemana y nadie
mencionaría el nombre de Goethe. Si a los 60 hubiera dejado de escribir sería
un segundón, un don nadie.
Y los ejemplos son tantos... Me viene a la memoria el caso del
compositor José Verdi. A sus 74 años regaló al mundo de la música el
archiconocido "Otello". Años más tarde, rozando los 80, continúa su
producción y da a luz al "Falstaff". Y como no era suficiente, a los
85 años de edad corona su vida con el "Ave María", el "Stabat
Mater" y el "Te Deum".
A los 78 años el científico Juan Bautista Lamarck ponía punto
final a sus investigaciones en el campo de la zoología, con una obra maestra,
todavía reconocida y estudiada en nuestros días: "La Historia natural de los
invertebrados".
También el renombrado filósofo Manuel Kant deja a la posteridad cultural
una gran obra: "Antropología y Metafísica de las Éticas y Conflicto de las
facultades". Acababa de festejar su cumpleaños número 70.
El cardenal Roncalli a sus 77 años de edad fue elegido Papa, Juan
XXIII. Se pensaba quizás en una rápida transición, pero por cinco años guió la Iglesia universal y tuvo
tiempo para convocar - nada más y nada menos - que un Concilio ecuménico, el
Vaticano II.
Hace un par de años ha muerto un Joven a los 93 años, se llamaba
José Luis Sampedro era catedrático de Economía.
Conclusión final:
Generar más recursos para
mejorar la calidad de vida de las personas mayores es un gran reto. Pero no nos
olvidemos que existe otro reto, más relacionado con los valores de la sociedad,
y que supone la revalorización de la vejez: envejecer es positivo y morir mayor siendo joven es todo un éxito. A mis 86 me ha costado
muchos años y mucho trabajo, llegar a ser joven. Esperamos que todas y todos
podamos disfrutar de ese triunfo.
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