También se mata con
recortes y reales decretos
José María García Mauriño
Setiembre de 2014.
Un
hecho reciente:
En
Madrid en Setiembre de 2014, en el hospital lnfanta Leonor de Vallecas, se
vivía el drama de una mujer que fue dada de alta con un cáncer terminal y de cómo
al vivir sola y no tener a nadie cerca, descubrieron su cadáver por el olor y
calculan que llevaba muerta como 10 dias, Los recortes matan y dos personas sin
derechos a atención sanitaria han muerto ya por este motivo. Esto es gravísimo
y no podemos consentir que se rescaten bancos (empresas privadas) y se deje
morir a personas con esa falta de sensibilidad hacía los menos favorecidos.
1)Los “recortes” y los reales decretos matan:
Quiero dejar constancia de las consecuencias
tremendas que tienen estos recortes, llamados “reformas estructurales”, para
los más pobres, los más débiles, los más necesitados. Son recortes criminales
porque resultan ser mortíferos para algunos colectivos como son los
discapacitados, los disminuidos, los enfermos dependientes. Hay muchas maneras
de matar: se puede matar con un tiro en la nuca, con misiles, con pistolas, con
radiactividad, pero también se mata con reales decretos leyes de ajustes
financieros. Se pide austeridad a la ciudadanía, y ésta recae sobre todo sobre
las clases populares, los trabajadores y trabajadoras, población inmigrante,
sobre los más frágiles. Y al mismo tiempo se aprueban paquetes de recursos a
los sectores financieros, a los bancos. O sea, castigan a las víctimas de la
crisis y distribuyen premios a los causantes de ella. Están enfrentando la
crisis con recortes a las inversiones públicas, disminución de salarios y
pensiones, despidos, recorte de beneficios y de derechos a los trabajadores y
trabajadoras, aumento de la edad mínima para jubilarse, etc. Y con estas cosas
creen que vamos a salir de la crisis. Las clases dominantes están utilizando la
crisis como una monumental coartada para imponer sus valores, su “nuevo orden”
en una guerra sin cuartel para lo que pretenden aniquilarnos como clase y como
pueblos. Existe una conciencia creciente de que nos llevan a la destrucción. En
momentos como los actuales en los que todo se derrumba y la barbarie amenaza,
son imprescindibles propuestas políticas unitarias, que vayan a la raíz de los
problemas, no sólo se fijen en los síntomas que nos ofrecen los mercados
europeos. Más que nunca tenemos delante la gran tarea de
destruir el capitalismo.
Nos castigan haciéndonos creer que gastamos más de lo que podemos. Los Ayuntamientos, poder local tan cerca del ciudadano y tan corrupto, han estado viviendo tan por encima de sus posibilidades que ha sido necesario un real decreto ley para que los españoles les paguemos sus deudas con cargo a los presupuestos del estado. ¿Con qué ética acusan al ciudadano de que ha vivido por encima de sus posibilidades? ¿Qué posibilidades? ¿La de los bancos que les concedían hipotecas y préstamos sin ninguna garantía (lo importante es el negocio) para luego hacerles cumplir religiosamente con los plazos?
La
finalidad central del Real Decreto 16/2012 que lleva por cínico título “medidas
urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y
mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones” es la introducción del
concepto de “asegurado” (artº1). Este criterio es absolutamente inaceptable en
un sistema sanitario financiado casi exclusivamente a través de los impuestos,
que cada vez más son indirectos y que los pagamos todas las personas. El
criterio sirve al objetivo de ir sumando requisitos e ir expulsando a los
sectores con menos recursos del acceso a la sanidad pública.
Este
Real Decreto ya obligaba a las personas mayores de 26 años que no estuvieran
afiliadas a la
Seguridad Social, y que no cobraran prestación o subsidio de
desempleo a declararse como “sin recursos” en una oficina de la Seguridad Social
para tener acceso a la cartilla sanitaria.
Un
Gobierno que ha regulado mediante reales decretos leyes cuestiones
fundamentales que afectan a derechos y libertades de los ciudadanos, parece
cuando menos, un Gobierno poco previsor o programador que desconoce el proceder
y el catálogo ético del buen gobernante. Y, cuando más, un déspota que utiliza
la composición del Parlamento para hurtarle al pueblo cuando menos el
procedimiento de regulación de materias objeto de la ley.
El camino que nos preparan, si no lo
paramos, es sin lugar a dudas el de Grecia. De las personas paradas, griegas o
inmigrantes, están excluidas de la asistencia sanitaria todas aquellas menores
de 55 años que no hayan estado inscritos en la oficina del paro durante al
menos doce meses y hayan cotizado 600 jornadas laborales, con un aumento de 100
jornadas por cada año para las mayores de 30 años. En el caso de las mujeres paradas
de más de 55 años, el requisito es que hayan estado doce meses al menos
inscritas en el paro y hayan cotizado tres mil jornadas. Cerca de la mitad del
millón doscientas mil personas desempleadas no tienen asistencia sanitaria.
Cuando se le diagnostica un cáncer a una persona sin seguro, “el sistema
simplemente hace caso omiso de ella”,
“No puede acceder a la quimioterapia, ni a la cirugía, ni siquiera a
medicamentos sencillos”.
2) Los reales decretos y la Sanidad siguen matando:
Cada
vez está más claro que, junto a la destrucción y concentración de capital, las
políticas de los gobiernos persiguen la destrucción de los sectores sociales
que el capital no necesita como mano de obra y que considera un lastre porque
consumen grandes recursos: personas mayores pobres, paradas pobres y enfermas
crónicas pobres. Hay datos suficientes para afirmar que, a diferencia de lo que
los gobiernos declaran, la eliminación física de estos grupos sociales
constituye un objetivo y no una consecuencia “no deseada”, pero “inevitable” de
sus políticas. Es curioso que el derecho a la vida conculcado por el real
decreto ley 16/2012 sea un derecho del título I de la constitución (artículo
15) y, por lo tanto, no regulable por real decreto ley. El capital decide de forma legal quien y en
qué momento va a morir de hambre y quien no.
El
ensañamiento con las personas jóvenes, que no tendrán jamás derecho a una
pensión mínimamente digna, a quienes se condena vivir entre la precariedad y el
paro, y a quienes se les niega ahora el derecho a la asistencia sanitaria en el
caso de que se vean obligadas a salir al extranjero para trabajar, es un
escarnio fruto de un capitalismo podrido que muestra su cara más bárbara: la
destrucción de los sectores de la clase obrera que no necesita para la
producción y especialmente de la juventud.
En
cuanto a la nueva medida de exclusión de la sanidad pública, la respuesta debe
ser decidida. La juventud, junto a la clase obrera inmigrante y las
organizaciones populares, deben organizar la movilización para echar atrás esa
nueva norma criminal.
3) Jóvenes y
emigrantes:
La Ley de Presupuestos para 2014 anula,
desde el pasado 1 de enero, el derecho a la asistencia sanitaria a las personas
sin trabajo que hayan agotado las prestaciones y subsidios por desempleo y que
pasen más de 90 días en el extranjero. Dado el creciente número de personas, la
mayor parte jóvenes, que se ven obligadas a emigrar en busca de empleo - se
calcula que 2013 salieron 600.000 personas y en que 2012 lo hicieron 476.000 –
la repercusión de esta medida puede ser muy importante.
La
medida añade a la exclusión de los inmigrantes sin papeles del derecho a la
sanidad a un colectivo indeterminado de personas, pero sin duda creciente
debido a los elevados índices de desempleo y de precariedad, especialmente
entre los jóvenes. El 56% de paro juvenil y más del 75 de empleo precario son
cifras estremecedoras, que se unen al cerca del 24% de personas entre 15 y 29 años
que ni estudian, ni trabajan. La marcha al extranjero para trabajar y/o
estudiar es la vía de escape de una situación sin salida que utilizan cada vez
más jóvenes.
Es
importante relacionar la concesión de la autorización de residencia a los
extranjeros inversores por encima de 500.000 € frente a la explotación de los
trabajadores "ilegales" que lo único que buscan es un trabajo digno.
Otra vez el dinero, poderoso caballero (así están las Islas Canarias llenas de
rusos ricos que buscan invertir).
El
ensañamiento con las personas jóvenes, que no tendrán jamás derecho a una
pensión mínimamente digna, a quienes se condena vivir entre la precariedad y el
paro, y a quienes se les niega ahora el derecho a la asistencia sanitaria en el
caso de que se vean obligadas a salir al extranjero para trabajar, es un
escarnio fruto de un capitalismo podrido que muestra su cara más bárbara: la
destrucción de los sectores de la clase obrera que no necesita para la
producción y especialmente de la juventud.
Los
indignados no hablan en nombre de intereses económicos y de los beneficios.
Hablan de las cosas que son de utilidad. Hablan en nombre de su dignidad humana
por encima de la cual no puede haber ningún cálculo de rentabilidad.
Seguramente, comer todos los días es lo más útil que puede haber. Pero no poder
comer no es una baja de utilidad, sino una violación de la dignidad humana. Eso
no puede cambiar ningún cálculo de la utilidad. Sin embargo, nuestra sociedad
es tan deshumanizada, que este horizonte de dignidad humana casi ha
desaparecido, con el resultado de que casi todo se interpreta o se dejan
interpretar como capital humano. Qué tenemos que hacer con la persona humana,
eso nos lo indica el mercado. Y el mercado dice lo que dicen los banqueros. Y
los políticos dicen lo que antes han dicho los banqueros. Por eso, si el
mercado lo indica como útil, en cualquier momento puede empezar el genocidio.
El mercado se transforma entonces en las «armas financieras de destrucción
masiva» (Stiglitz, premio nóbel de economía), que hoy hacen su trabajo en
Grecia y en España.
4)
El asesinato por medio del dejar morir:
El poder económico deja morir, el
poder político ejecuta. Ambos matan, aunque con medios diferentes. Matan por
hambre y guerras y matan con
reales decretos leyes, con “reformas estructurales”. Por eso, el poder
político tiene que justificar el matar, mientras el poder económico tiene que
justificar por qué deja morir y por qué no interviene en el genocidio dictado
por el mercado. Uno de los genocidios actuales es el practicado contra el
pueblo palestino por parte de los gobernantes hebreos. Resulta ser una copia
del holocausto judío que practicaron los nazis. Sea la justificación que sea,
ambos, nazis y judíos, son asesinos. Ninguna de estas justificaciones es más
que la simple ideología de obsesionados.
a) Un
poco de historia.
En la Biblia judía el asesinato
está expresamente denunciado: «Mata a su prójimo quien le arrebata su sustento,
vierte sangre quien quita el jornal al jornalero» (Eclesiástico 34,22).
Bartolomé de las Casas se decide a ser uno de los defensores de los indígenas
de América, basándose en ese texto, a través del cual se convierte. Se está
dando un genocidio contra los indígenas, y el eclesiástico lo denuncia.
Al final del mismo siglo XVI asume
Shakespeare este tipo de denuncia y la pone en la boca de Shylock, el personaje
de El Mercader de Venecia: «Me quitan la vida si me quitan los medios
por los cuales vivo».
Aparece de nuevo esta problemática
en los siglos XVIII y XIX. Se comienza a hablar sobre el Laissez faire,
laissez passer. Malthus insiste especialmente en laissez mourir en
vez de laissez faire.
En Adam Smith (La riqueza de las
naciones, 1983) este dejar morir es ahora ley del mercado, lo que no
es en Malthus. Según Smith, los mercados siempre dejan morir a aquellos que en
el interior de las leyes del mercado no tienen posibilidad de vivir y así debe
ser. Es parte de la ley del mercado. El equilibrio de la mano
invisible se realiza dejando morir a aquellos que caen en la miseria. Si
volvemos a la cita del Eclesiástico, eso significa que el equilibrio se logra
por el asesinato de los sobrantes.
Es claro que para Malthus y Smith la
tesis del Eclesiástico, de que se trata de un asesinato, no es aceptable. Sin
embargo, Marx insiste en ello, y cita en el Tomo I del Capital la tesis del
Eclesiástico. También sostiene que las afirmaciones citadas de Malthus y Smith
desembocan en el asesinato. Es interesante el hecho de que Smith presenta este dejar
morir como consecuencia de una ley del mercado. Por tanto hay un legislador
que condena a la muerte: el mercado.
En esta forma, es decir, como ley,
todo eso sigue siendo válido hoy, y lo vivimos precisamente ahora con la
condena del pueblo griego a la miseria a la cual han seguido otras condenas y
seguirán muchas más. El poder económico condena a la muerte por medio del
mercado, y ejecuta. Es la ley, la ley del mercado, quien ordena estas
condenas. Da el permiso para matar y los portadores del poder económico
ejecutan.
b)
La ley del mercado:
Tiene dos dimensiones. Una es la de
la ética del mercado, de la cual habla Max Weber. Hayek (nóbel de
economía) la sintetiza: garantía de la propiedad privada y cumplimiento de los
contratos. El cumplimiento de los contratos implica el pago de las deudas. Esta
ética del mercado es ética de cumplimiento ciego: no hay razones para someter
sus normas a un criterio de juicio y de evaluación, puesto que todas son normas
formales. Como dice Milton Friedman, valen por fe en el mercado. Vale un
rigorismo ético absoluto.
Al
lado de esta ética del mercado se trata de las leyes del mercado del tipo del dejar
morir a los seres humanos sobrantes, es decir, los que no tienen cabida en
el mercado, los pobres, los parados, los jóvenes, los emigrantes. Leyes del
mercado de este tipo constantemente son inventadas. Hoy, toda la estrategia de
globalización se considera ley del mercado que hay que cumplir ciegamente. Eso
vale especialmente para el sometimiento de todas las relaciones sociales bajo
las relaciones del mercado y la privatización en lo posible de todas las
instituciones de la sociedad. Estos criminales financieros son el enemigo común
de la población que sufre hambre y desempleo en el mundo
Ambas
dimensiones de las leyes del mercado están íntimamente relacionadas. Una no
existe sin la otra. Tienen en común su destructividad para la conveniencia
humana, sea con los otros seres humanos, los sometidos, sea con la naturaleza
entera. Se declara entonces esta destrucción resultante de destrucción
creativa. No se puede negar que existe esta destrucción, pero se la hace
tolerable por ser pretendidamente creativa. No pesa sobre la conciencia moral,
tanto más cuanto más ciegamente toda destructividad es declarada creativa. Quien
no puede pagar con dinero, tiene que pagar con sangre. Ese es el principio
del Fondo Monetario y de los bancos.
Los genocidios que se anuncian con
el plan para Grecia posiblemente lleguen a realizarse en España. No se van a
publicar. Pero la ley soluciona todos los problemas de una posible mala
conciencia de aquellos que cometen el crimen. Están cumpliendo una ley y por
tanto no cometen ningún crimen. Eso ha ocurrido con Grecia. El Fondo
Monetario, el banco central europeo, el consejo europeo y los gobiernos de
Merkel y Hollande han sido declarados inocentes del crimen que efectivamente
cometen en nombre de una ley que la propia sociedad burguesa ha promovido. Se
trata del corazón de piedra que tiene que ser cultivado en nuestros ejecutivos
para ser capaces de hacer lo que hacen.
Hay que aumentar rápidamente las fisuras
en el muro capitalista para derribarlo y tratar de ir creando un nuevo orden
mundial más justo.
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