José María García
Mauriño
8 de Octubre de 2018
Buscamos la coherencia:
1. Sentido de la búsqueda.
Los seres humanos,
siempre estamos en actitud de búsqueda. Porque no partimos de una clarividencia
en la política, en la ética, en nuestra fe. Solemos ir "a tientas".
Porque partimos de una situación de dudas y perplejidades. Y dentro de la
oscuridad que nos envuelve nos esforzamos en aclararnos algo en estos temas.
Por eso venimos aquí a pensar, a dialogar y debatir para tener un mínimo de
claridad.
Es una actitud
permanente de búsqueda de la verdad, si queremos avanzar en nuestra madurez.
Porque somos personas que nos estamos haciendo, nunca estamos hechos del todo,
aunque tengamos 135 años. Sin embargo, queremos pensar, queremos acertar en nuestros
compromisos, en nuestro proyecto de vida. Buscamos porque estamos inquietos y
queremos gozar de una cierta paz interior, de una cierta calidad de vida, a
pesar de las dificultades y problemas.
.2. Sentido de la coherencia.
La coherencia es una actitud
ética elemental para una persona que
quiere proceder en conciencia. Una persona es coherente cuando sus
pensamientos, sus palabras y sus acciones van en la misma dirección y están
relacionados entre sí y conforme a un modelo de ser humano. Es frecuente
considerar que los elementos coherentes son compatibles entre sí; en concreto,
si la forma de pensar de decir y hacer es compatible con su forma de ser, de
irse haciendo, con su manera concreta de vivir, de desarrollar su personalidad,
su profesión, su familia,, su compromiso.
La pregunta que se puede
hacer es ésta: ¿hay conexión entre sus pensares, sus decires y sus acciones?
¿hay contradicciones entre sus actitudes y sus comportamientos profesionales,
religiosos, políticos, éticos?, o, por el contrario, ¿existe un cierto
equilibrio? Por ejemplo, pensar y estar más o menos convencido de lo nefasto
que es la sociedad de consumo, y luego en la práctica seguir consumiendo cosas
innecesarias, seguir los modos y las modas de comprar. Si se piensa que es bueno
'darse la buena vida', ¿por qué se tiene reparo en exponer este pensamiento
ante los demás? ¿por qué se tiene reparo en proceder así, por una conciencia de
culpabilidad de no actuar por lo más duro, por lo más costoso? Se trata de una
dialéctica difícil de vivir.
El pensamiento no es algo diferente de los sentimientos ni de las
actitudes; no voy a hacer un análisis psicológico del pensamiento, pero es
elemental que nuestra manera de pensar no puede ser nunca químicamente pura, no
puede ser ajena a lo que cada uno ha vivido desde su infancia, y sigue
viviendo; cada uno elige sus pensamientos, elige sus libros, su música, se va formando
su modo de pensar conforme a unos autores que prefiere y deja a otros, lo mismo
que elige sus películas, sus comidas, sus amigos o sus vacaciones. Cuando uno
defiende una manera de pensar, hay algo más que pura abstracción mental, es
toda una manera de ver el mundo, de interpretar la realidad, desde su sentir, desde
su vida. Tal vez sea la expresión de un estar despierto o estar medio dormido.
¿Es un pensamiento crítico, o es repetir lo que todo el mundo dice o piensa? La
formación del pensamiento en los múltiples temas que nos rodean es algo muy
complejo; nunca está hecho de todo, siempre se está haciendo. ¿Cómo formularías
tú, tu pensamiento político, tu pensar cristiano, o indiferente, o tus propias
convicciones?
Las palabras son, de una forma o de otra, expresión de una determinada
forma de pensar. Se piensa una realidad, y se expone con palabras esa manera de
ver la realidad. Lo difícil es decir siempre lo que se piensa, suponiendo que
suele pensar seriamente lo que dice. Porque hay personas, situaciones o
entornos en los que la llamada "prudencia" aconsejan callar, o
envolver el propio pensamiento en papel de celofán, o sencillamente decir algo
distinto o lo contrario de lo que se piensa. El decir lo que se piensa es ya
una valentía y una postura de cierta gallardía. Es la ética. Solemos tener
miedo de decir lo que pensamos, por aquello de quedar bien o el qué dirán. Las
palabras son el vehículo imprescindible de la comunicación humana. Es
necesario, creo yo, un esfuerzo por saber decir las cosas, por tratar de
definir, de esclarecer lo que queremos decir. Podemos producir confusión o
producir claridad.
Los hechos, las actuaciones, los comportamientos, son harina de otro
costal. ¿Se sitúan en la misma línea del pensamiento y la palabra? O ¿cada una
va por su lado? Ser personas coherentes quiere decir que su pensar, su decir y
su actuar van en la misma dirección. Se puede llamar esta coherencia a eso de
"ser consecuentes"; y es muy difícil ser consecuentes, tanto más
cuanto los valores éticos son más elevados. Hay que tener en cuenta que “si no
vives como piensas, acabarás pensando como vives”. No se puede separar el pensamiento
de la vida. ¿Existe una misma línea entre lo que se piensa, lo que decimos y el
voto que emitimos en unas elecciones? ¿Nuestro compromiso, el que sea, es fruto
de esta coherencia? ¿Tenemos una mínima coherencia de nuestro pensar y sentir,
con el partido o sindicato o asociación, con el que nos sentimos más o menos
afines, sin pretender una total coincidencia que nunca se dará?
Por último, la
coherencia ético-política significa aceptar el hecho del pluralismo político de
ideologías y morales, que nos lleva a una actitud ética de tolerancia. Como es
más fácil la postura del dejarse llevar, del conformismo, de adaptarse, de no
sobresalir, pienso que habría que insistir mucho más en una postura de
insumisión y disidencia: es decir, en posturas críticas. Criticar a la sociedad
supone aplicar seriamente el principio de
tolerancia; este principio es la orientación básica de una persona que es
coherente con la situación del país que
quiere vivir en democracia.
La falta de coherencia se traduce en falta de credibilidad, en los partidos políticos, en las instituciones,
en los Estados y en cualquier persona.
Denunciamos la falta de coherencia de muchos Estados que han firmado
la Declaración Universal de los DDHH, la han incorporado en su ordenamiento jurídico,
y luego, tienen una praxis política en la sociedad civil, completamente
distinta.
Denunciamos la falta de coherencia de muchos políticos que llevan un
parlamento y una praxis muy alejada de la que hacen gala en sus declaraciones.
Denunciamos la falta de
coherencia de la Iglesia Católica por llevar una praxis regida por el poder, el
prestigio y el dinero que se aparta completamente del mensaje inicial del Evangelio.