sábado, 14 de noviembre de 2015

LOS REFUGIADOS, ¿UN 2º HOLOCAUSTO?



Loas nazis. en el siglo pasado, mataron a más de 6 MM de judíos. Hoy,  los nazis se han instalado en   la Troika de la UE, en la vieja Europa,  y están masacrando a más de un millón de refugiados, no con cámaras de gas, sino con las alambradas, con el hambre, con las metralletas, con el cansancio, con el agotamiento de todos los desplazados y desplazadas. Es un Segundo Holocausto propio de este capitalismo que hoy se llama OTAN y alienta las guerras imperialistas. Por donde pisa la OTAN ya no crece la yerba, se apaga la vida y crece la muerte sin cesar.
Vamos a ver un panorama de lo que pasa en Europa con los refugiados y desplazados que vienen en masa desde fuera.

1.- Desplazados y refugiados, un fenómeno que no para de crecer:
La marea humana que en los últimos años se está viendo obligada a abandonar forzosamente sus hogares es una de las lacras más cruentas del capitalismo global de nuestra época. Obedece, en términos generales, a la política de saqueo mundial que los países occidentales llevan a cabo a través de sus grandes empresas transnacionales y de su participación en conflictos bélicos de naturaleza imperialista, precisamente para favorecer ese expolio planetario y consolidar el dominio mundial frente a cualquier modelo político-social alternativo. Masas humanas de perseguidos o empobrecidos siguen la ruta que previamente han recorrido las inmensas riquezas extraídas de sus territorios, con la trágica diferencia de que mientras éstas son anheladas, los exiliados son rechazados por los países de destino.
Los desplazados son víctimas civiles de unas guerras, cruentas o económicas, que primero generan inmensa cantidad de muertes civiles y destrucción en los territorios codiciados y, a continuación proyectan, en tiempos y espacios diferidos, más muerte civil, al condenar a los exiliados al desarraigo, al abandono humillante y a la indigencia. Los refugiados son elocuentes testigos vivos de la indignidad moral humana, capaz de destrozar los cimientos mismos de una civilización que antepone la violencia del capital y su acumulación a cualquier otro tipo de valores y, por supuesto, de derechos humanos.

2.- Los conceptos:
El éxodo afecta a dos tipos de personas:
los refugiados, sensu stricto. Personas que han cruzado una frontera internacional ante el riesgo de persecución (por guerras o violencia generalizada) que les amenaza y buscan refugio fuera de su país o en algún campamento de asilo (campo de refugiados) Superan ya los 20 millones de personas;
Los desplazados internos, aquellos que se han visto forzados a abandonar sus hogares como única opción para conservar la vida, aunque no han cruzado una frontera internacional. Oscilan en torno a los 40 millones de personas. A estos dos grandes grupos el “Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados” (ACNUR) añade los demandantes de asilo, 1.8 Mm de personas que, en tierra de nadie, están a la espera de conseguir asilo.
El propio concepto de refugiados está hoy en revisión, porque su sentido originario (Convención de Ginebra de 1951) ha sido superado por la realidad. Las causas de persecución que obligan al desplazamiento forzoso pueden ser de diversos tipos: las guerras, en primer lugar, pero también las desigualdades de género, la libertad de opciones sexuales, la libertad ideológica, la trata de personas…,etc. Por ello se impone revisar el lenguaje y hablar mejor de “desplazados forzosos” en general como víctimas de persecución o necesidad extrema, y a quienes se ha de extender la necesaria protección legal para salvaguardar sus vidas.
El número de desplazados forzosos en el mundo ha alcanzado niveles impensables hace pocos años. En estos momentos, y por primera vez desde la II Guerra Mundial, se ha superado con creces la cifra récord de 60 millones de personas según datos difundidos por ACNUR, la Agencia de NN. UU para la protección de los refugiados (World at War. Global Trends Forced Displacement in 2014) Y la tendencia sigue creciendo. Eran 51,3 millones en 2013; 59.5 en 2014 (8,2 más que en 2013). ¿Llegarán a 70 millones al final de 2015? No menos dramático es el dato de que el 51% de los refugiados son menores de 18 años. Y que el número de solicitudes de asilo en Europa por parte de Menores solos (menores que han perdido a sus familias), era en 2014 de 25.300 y que en primeros ocho meses de 2015 supera las 100.000 demandas.

3.- Las principales áreas geográficas y las rutas por las que transita esta marea humana son:
Las del Mediterráneo, éxodo brutal de personas que, huyendo de las zonas de guerra abierta, se dirigen a Europa desde Siria, Iraq o Afganistán, o desde Yemen, Somalia y Libia.
En paralelo a las del mar, se encuentran las Rutas de los Balcanes, de afganos iraquíes y sobre todo sirios que viajan por tierra desde Turquía, con la intención de llegar a la UE., a través de Bulgaria, Macedonia o Serbia. Las alambradas y concertinas en la frontera de Hungría, así como el nuevo cierre de fronteras de lo que fue el espacio Senghen, están obligando a buscar nuevos caminos para llegar a Europa.
Las rutas regionales del África subsahariana, con millones de refugiados procedentes de la Rep. Democrática del Congo, Sudán del Sur, Rep. Centroafricana, Burundi, Somalia, Eritrea, Nigeria…., etc. que buscan acogida en países vecinos, aunque algunos miran a Europa.
La de Centroamérica. Decenas de miles de caribeños y centroamericanos (sobre todo El Salvador, Honduras o Guatemala) buscan llegar a Estados Unidos, a través de México, a causa de la violencia urbana de las pandillas o maras que reclutan a menores para entrar a su servicio en el tráfico de drogas o en el crimen organizado. En su éxodo se topan con una segunda violencia a lo largo de México, donde han de hacer frente a redes de trata de mujeres, delincuencia común, explotación sexual, policías corruptos, asaltos de pandilleros, extorsión, tortura y secuestro… Todo ello para, finalmente, encontrarse también con la frontera estadounidense cerrada a cal y canto.
Y, cómo no, la diáspora de refugiados palestinos, el más prolongado éxodo del mundo, que tiene su origen en la ocupación israelí de 1948
Y los principales países de acogida de refugiados son, entre otros, Irán, Pakistán, Iraq, Líbano, Jordania, Turquía, Kenia, Etiopía y Sudán. El 86% de todos los refugiados están en países de los llamados ‘no desarrollados’, no en países ricos. Y, según ACNUR, “la tendencia va en la dirección de que se queden más y más tiempo en el mundo no desarrollado". La presión actual sobre Europa parece que se relaciona más con manipulaciones oscuras para provocar la intervención militar europea en Siria que con la libre voluntad de los refugiados.

4.- El cementerio del Mediterráneo :
El flujo migratorio del norte de África y del Oriente Medio hacia Europa, por el Mediterráneo, se ha agudizado en este 2015 a causa de los graves conflictos bélicos que asolan a la región, especialmente la guerra en Siria, Yemen y Libia. En los ocho primeros nueve meses de este 2015,  530.000 personas han llegado a Europa, de forma irregular según Frontex. A finales de Octubre la cifra alcanza ya los 710.000, casi todos a través del Mediterráneo.
Un flujo que mantiene un ritmo de crecimiento exponencial año a año. Según la Organización Internacional de las Migraciones en 2013 fueron 60.000 las personas que entraron en Europa por el Mediterráneo; en 2014, 170.000. Y, según ACNUR, al acabar este 2015 el desembarco de foráneos puede estar cerca de 1 Millón de personas. “…Cada 12 minutos dice ACNUR, siguen llegando barcos a las costas griegas con cientos de personas que han tenido que abandonar su hogar a causa de la violencia”.
El motivo principal de este crecimiento es conocido: la guerra provocada en Siria por las milicias formadas, armadas y financiadas por Occidente+Arabia Saudí, y el estado fallido de Libia, después de la destrucción del país a manos de la OTAN, en 2011. A la enorme desbandada de Siria se unen los flujos procedentes de los demás países en guerra en Oriente Medio, Iraq y Afganistán, y a los miles de libios se añaden las masas cada vez más cuantiosas que vienen de Somalia, Eritrea y algunos países subsaharianos.

Lo insoportable desde cualquier conciencia humanitaria es la cantidad de muertes que se producen cotidianamente en este “Mare Nostrum”, convertido en una gigantesca fosa común, y la incalificable actitud de la Unión Europea dando la espalda al drama de cientos de miles de personas que huyen de sus lugares de origen (camino de Europa), no para mejorar su nivel de bienestar sino simplemente para salvar sus vidas. En 2014, al menos 3.500 perdieron la vida en su intento de cruzar el Mediterráneo, según ACNUR. Y en los ocho primeros meses de este 2015 han naufragado ya más de 3000 (en el mes de Abril, casi 1000 personas en una sola semana).

Con todo, estas cifras no lo dicen todo. Porque son cifras de víctimas “registradas”, a las que hay que sumar los desaparecidos, aquellos cuyos cadáveres no son encontrados; y a las víctimas de los naufragios en el mar hay que añadir los que mueren en tierra firme, en un viaje lleno de obstáculos dentro de la propia UE (el caso más cruel tal vez sea el de los 71 cadáveres encontrados en un camión frigorífico abandonado en una autopista a 50 km. de Viena); y los miles de víctimas que intentan llegar a Europa por el Atlántico, y los que caen en la travesía del desierto, o los asesinados en las vallas de Ceuta, Melilla o de Hungría, y los que terminan muriendo en los propios Centros de Internamiento de Inmigrantes (CETIs y CIEs)
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5.- El blindaje de la Europa fortaleza:
Europa es responsable de esas muertes por partida doble: primero, porque alimenta y  provoca las guerras que obligan a huir a la población civil (Iraq, Libia, Siria, Mali, Sudan…etc.); después porque cierra sus fronteras con muros insalvables, con vallas plagadas de concertinas (España, Hungría…) con bombarderos en el mar, o con el bloqueo de ferrocarriles, obligando a miles de refugiados a ponerse en manos de las mafias explotadoras para un viaje destinado al fracaso o la muerte. Una Europa, blindada de egoísmo e hipocresía, es la responsable, con su política anti-migratoria y con su política belicista, de los cientos de muertes que a diario conocemos.
La respuesta de los países europeos, en general es de: -“Cierre y militarización de las fronteras”: muros, alambradas, gases tóxicos, represión..etc. -Negación mayoritaria del derecho. de asilo. -Alejamiento o expulsión de los que llegan. Financiación de campos, lejos de suelo europeo.
Como expresión patente de esa actitud dolosa, hemos asistido estos últimos meses a tres momentos de máxima indignidad ética y política:

1º) en Julio de este año contemplamos el grotesco espectáculo de ver cómo los países europeos no eran capaces de aceptar las cuotas de refugiados que la Comisión Europea se comprometió a dar asilo en la cumbre de finales de Junio (40.000 ref. sirios), pues los gobiernos europeos sólo aceptaban acoger a unos 32.000, destacando por su tacañería los países del Este europeo (Polonia, países bálticos, Hungría…) y España, que en esa fecha sólo admitía a 1300 refugiados, el 30% de lo que le pedía la Comisión Europea, 4.288. Todo ello sabiendo que en los centros de acogida de Grecia e Italia había en esas mismas fechas más de 150.000 personas esperando una respuesta (Ver EL PAIS, 21.07.2015); hoy, son ya más de 500.000
) Más tarde, en Septiembre, cuando el clamor popular obligó a los gobernantes europeos a prestar acogida a los refugiados con un segundo cupo de 120.000, se han repetido las posiciones de intransigencia y rechazo por parte de diversos países (4 de ellos se han negado a aceptar los cupos) (a España le corresponderían 15.000 más), con lo que el mundo entero ha podido contemplar cuánto hay de verdad tras este proyecto europeo que llaman “de los derechos y las libertades”: insolidaridad, blindaje y cinismo. La “Europa de los derechos” se revela otra vez como la “Europa de la vergüenza”.
) A mediados de Octubre, en un nuevo Consejo de Europa, los 28, han aprobado planes para expulsar a los desplazados fuera de las fronteras europeas que serán reforzadas en todos los países. Turquía será el socio dócil de la OTAN que, a cambio de miles de millones de euros y algún otro pacto político escondido, construirá grandes campos de refugiados para ‘almacenar’ allí todo lo que Europa rechaza, y blindar sus fronteras para que nadie salga de ellos.
¿Qué se esconde tras esta misión militar? ¿Tal vez una nueva intervención en tierra libia? ¿Para restablecer la paz en ese estado fallido o para obtener mejores cuotas de petróleo y gas para las empresas europeas y, de paso, cortar los flujos de refugiados provenientes de África subsahariana y de Oriente Medio? Todo indica que podemos estar a las puertas de una nueva agresión contra Libia, aunque todavía no haya resolución favorable del Consejo de Seguridad de NN UU, gracias a la oposición de Rusia.
La justificación oficial de esa política europea de militarización de las fronteras es combatir a las mafias que se lucran con el transporte de personas. Como si las caravanas de refugiados que transitan a través del mar fueran un fenómeno causado por pequeñas empresas de pescadores y no una consecuencia directa de las guerras y del saqueo que les acompaña, protagonizados o inducidos por las transnacionales europeas o americanas y ejecutados por los ejércitos de los países OTAN. Es de sobra conocido que con frecuencia los supuestos “mafiosos” no son más que pescadores que ya no pueden sobrevivir de la pesca en un mar saqueado por el arrastre de las grandes transnacionales. Las llamadas mafias del transporte se han convertido en la UE en un chivo expiatorio para exculpar a los verdaderos responsables de este drama.
Al blindar sus fronteras y negar el derecho de asilo reconocido hace 60 años en la Convención de Ginebra de 1951 sobre Refugiados a personas que huyen de la guerra y del hambre, la UE rebela su peor rostro de enrocamiento, militarización y hasta xenofobia.

A todos nos ha indignado profundamente la respuesta cicatera y miserable de la derecha Europea, y más aún la campaña de acoso, agresión y desprecio de grupos neo-nazis, que gobiernan en algunos pises como Hungría, y que presionan fuertemente en otros países como Alemania.
Frente a este clima social y político es preciso denunciar alto y claro que el éxodo masivo de personas de Oriente Medio y África no es un fenómeno inventado por inmigrantes, ni por supuestas mafias, sino consecuencia directa de las guerras y del saqueo que les acompaña. Los desplazados forzosos son personas que huyen del expolio perpetrado por el gran capital europeo y norteamericano, que propicia -o provoca directamente- las llamadas “guerras humanitarias” para acumular riquezas, controlar mercados o someter a disidentes frente al modelo socioeconómico y político capitalista, considerado como el único válido.

6.- Las causas de este Éxodo masivo
A través de los Medios de Comunicación conocemos algo del abandono y la desesperación de los desplazados, pero poco o casi nada nos dicen de las verdaderas causas que los provocan. Si millones de seres humanos se ven obligados a migrar para salvar sus vidas o para que sus familias puedan sobrevivir, urge preguntarse por las razones que fuerzan ese desarraigo, quién se hace responsable de esa crisis humanitaria y cómo atajarla de raíz.

Ahí en las guerras imperialistas, están la gran causa de estos éxodos masivos. Es la naturaleza misma del sistema capitalista quien provoca esas crisis humanitarias, pues funciona en base al saqueo y a la explotación, genera incesantes guerras de naturaleza imperialista e instaura regímenes al servicio del gran capital que no vacilan en agredir a las poblaciones de las zonas codiciadas, con sus ejércitos oficiales o con la implantación del paramilitarismo. Y esa misma lógica inherente al capitalismo es la que propicia leyes migratorias xenófobas, y la que favorecen también la aparición de grupos (mafias) que se aprovechan de las personas en situaciones de extrema vulnerabilidad.
De modo que para cualquier ciudadano que conserve un mínimo de conciencia ética y crea en los derechos humanos, es un imperativo ético el combatir las mentiras –o las medias verdades- en estos procesos y seguir tapando a los verdaderos responsables de este colapso humanitario: el capital internacional, sus transnacionales y sus ejércitos. Es hora de descubrir dónde están las causas y dónde las consecuencias de estos éxodos bíblicos, los Oriente Medio y todos los demás, y hablar con claridad de la responsabilidad en la misma de los países occidentales y de organizaciones como la OTAN.
Recurrir a este tratamiento en el caso de los refugiados significa convertir a los “donantes con recursos” en “salvadores”; y a los refugiados en beneficiarios indefensos de la solidaridad del primer mundo, pero no en sujetos de derechos, reconocidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los convenios internacionales.
Ante esos éxodos dantescos que estamos conociendo es preciso tener claro que ‘su drama no es más que un efecto diferido de las intervenciones de las potencias occidentales –con ejércitos propios o a través de los servicios de inteligencia- en países de alto valor estratégico, por sus recursos naturales o por su ubicación geopolítica.

7.-  Denunciar a los responsables, un ejercicio de solidaridad.
Ante este aluvión de desplazados forzosos que llaman a nuestras puertas, urge comprender las raíces y las dimensiones de esa guerra global de la que son víctimas, y entender la conexión entre refugiados, explotación colonial y guerras imperialistas.
No podemos dejar que las campañas mediáticas nos impidan entender que para abordar con éxito las injustas relaciones internacionales causantes del éxodo de millones de personas “refugiadas”, es imprescindible denunciar abiertamente las políticas imperialistas, exigir la desaparición de la OTAN y devolver lo que hemos saqueado durante siglos para que los pueblos puedan empoderarse y transformar su propia realidad.

Articular hoy respuestas solidarias coherentes pasa necesariamente por señalar con claridad a los responsables: a) A las multinacionales occidentales, que buscan el lucro en cualquier rincón del planeta sin respetar otras reglas que las de su propio beneficio. Son ellas las que fuerzan los primeros desplazamientos internos, las que destruyen la soberanía alimentaria de los pueblos con sus megaproyectos de agroindustria, las que destruyen el medio natural con sus perforaciones y contaminaciones en busca de petróleo y gas o de minerales valiosos como uranio, coltán, diamantes…etc), las que ponen en marcha batallones de mercenarios y paramilitares, las que dominan a los propios estados y cambian gobiernos a su gusto.
b) Las instituciones financieras internacionales y los Grupos de inversión que no se conforman con derribar todas las fronteras para la libre circulación y acumulación de capitales sino que imponen políticas de ajuste brutal en casi todos los pueblos del Sur, se lucran con la industria y el comercio de armas, financiar y, sobre todo, con la complicidad de élites locales corruptas, someter a la esclavitud a pueblos enteros a través del yugo implacable de la deuda, casi siempre ilegítima y odiosa.
c) A todos los gobiernos y coaliciones políticas internacionales (la llamada comunidad internacional occidental), que ponen en práctica políticas imperialistas dictadas desde el centro del Imperio (Washington) y secundadas por gobiernos clientelares, entre ellos la propia Comisión Europea. Ellos son los responsables inmediatos de las extorsiones y agresiones militares sobre los pueblos para usurpar sus recursos e imponer su hegemonía, siempre al servicio del capital.

d) Finalmente, a los aparatos militares, a los servicios de inteligencia de las grandes potencias y las alianzas militares internacionales, que ejecutan el trabajo sucio al servicio de gobernantes sin escrúpulos. En este estamento se encuentra el más poderoso brazo armado del imperialismo euro-norteamericano: la OTAN, la organización militar que en 2011 destruyó Libia, el país con el Índice de Desarrollo Humano más elevado de África; que pertrechó a los talibanes para derrocar al único presidente progresista de toda la historia de Afganistán; que engloba en su seno a los estados que destruyeron Iraq, y que son los mismos que financian, entrenan y arman a los mercenarios que sostienen la barbarie en Siria, aunque digan que los persiguen. ¡Son las intervenciones de la OTAN las responsables del drama de los refugiados!

Por ello, además de la hospitalidad con los refugiados que llaman a nuestras puertas, la más eficaz solidaridad con esas personas es exigir con toda la fuerza posible la retirada inmediata de las tropas de la OTAN y las de los estados imperialistas de EE.UU. y Europa, así como del estado sionista de Israel, de todos los países en guerra. Porque la huida desesperada de millones de personas en búsqueda de asilo en tan diversas partes del mundo es consecuencia directa de esas intervenciones militares criminales.
Por si a alguien le quedaran dudas de esa conexión entre la OTAN y los refugiados, puede recurrir a los documentos aprobados en la cumbre de Gales de agosto de 2014, donde también se aprueban las Maniobras militares que los días 17-18 de octubre tienen lugar en el Golfo de Cádiz, y que, según su propia declaración, tienen entre sus objetivos estratégicos, el proteger la seguridad energética de Occidente (gas, combustibles fósiles…etc.) y controlar los grandes movimientos migratorios.

Hoy, la sola compasión por los refugiados que llegan a Europa no basta. No podemos conformarnos con la simple apelación a la hospitalidad mientras la OTAN, la UE, EE.UU. y sus mercenarios locales devastan los países de los que proceden los refugiados. No podemos abandonar a tantas víctimas, desde luego; pero tampoco podemos limitarnos a asistirlas. Es preciso comprender y denunciar las raíces y las dimensiones de la guerra global en la que estamos inmersos, sin refugiarnos en la equidistancia o la indiferencia.
El silencio, la indiferencia y la neutralidad ante la destrucción deliberada de países enteros y ante las matanzas masivas que se producen en ellos son actitudes cómplices que nos recuerdan el silencio, la indiferencia y la neutralidad de una buena parte del pueblo alemán ante el genocidio político, étnico, y social que llevó a cabo el nazismo en casi toda Europa.

Y tampoco cabe mirar el fenómeno de los exiliados como una realidad lejana. Pues quienes expolian y desatan guerras cruentas en los países de donde proceden los refugiados son los mismos que aquí dirigen aquí las políticas de creciente desigualdad y recortes sociales conquistados tiempo atrás (los responsable de la guerra social). Unos y otros somos víctimas de un sistema depredador que genera violencia, hambre y exclusión social, al servicio de una minoría que acumula, despilfarra y somete. Porque todos somos refugiados, ¡PAREMOS LA GUERRA!