CAMBIO CLIMÁTICO,
CAMBIO DE MODELO DE SOCIEDAD
José María García Mauriño
11 de diciembre 2014
El
capitalismo en su afán de obtener y acumular beneficios no respeta a casi
nadie. Tampoco al Planeta, por eso se encuentra en una situación de extrema
gravedad, está agonizando., Y para que no se nos muera del todo vemos
claramente que hay que cambiar de modelo de sociedad.
1)
Qué le pasa al
Planeta:
Se nos muere el planeta, y
estamos inquietos aunque sin acabar de creérnoslo, asistimos a esa muerte lenta
de tantas caras. Se desmanda el clima y salimos de las sequías para entrar en
los ciclones, en los tsunamis; arrancamos
y quemamos los bosques; envenenamos nuestros ríos; se achican los bios y se
acurrucan los polos; el mar es un inmenso basurero; el empuje de la vida no
puede con la pulsión de muerte que reduce las especies vivas; el agua está
reservada a una minoría de privilegiados; hemos esquilmado los recursos de la
tierra y la biosfera ya no soporta tanta contaminación y saqueo; para cerca de
dos mil millones de personas comer cada día es una hazaña casi imposible; el
sida, los odios étnicos y religiosos, los antagonismos nacionalistas y las
guerras a que dan lugar son nuestra predilecta actividad cotidiana. Esa
catástrofe múltiple cuya letanía recitamos con unción, como acabo de hacer yo
ahora mismo, esperando así hacer olvidar que somos nosotros los que la
producimos.
2) El problema
El
origen del problema está en el aumento del dióxido de carbono, CO2, de origen
humano que ha aumentado la temperatura. En los últimos años ha habido un
intenso debate sobre si el calentamiento del planeta se ha debido a causas
humanas o puede tener otras explicaciones naturales. Las conclusiones son que
las fuerzas naturales (actividad volcánica, intensidad solar...) por sí solas
no explican este aumento de temperatura.
El
Programa de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo, PNUD, 2007-2008, tiene muy
presente el IPCC (Informe de expertos sobre el Cambio Climático del mismo año
2008) explica que hay un 90% de posibilidades de que la mayor parte del
calentamiento sea debida a los gases de efecto invernadero generados por la
actividad humana. Es decir, por el desarrollo y crecimiento de la actividad
industrial, de signo capitalista.
Lo que le pasa al Planeta no es algo
“natural”, es provocado por el sistema
En lo que queda de siglo, la
temperatura aumentará entre 1,8 y 4 grados con el agravamiento de los efectos
a los que acabo de referirme. El “responsable inequívoco” de la hecatombe es,
según el informe, el “ser humano”, es decir, todos, o sea, en términos
de imputación específica, nadie. Así nos va, no nos queremos hacer
personalmente responsables.
El consumo del
petróleo es uno de los impulsores de ese fenómeno. Se puede decir que el principal
junto con el carbón. El cambio climático que vivimos se debe a la acumulación
de gases de efecto invernadero en la atmósfera, mayoritariamente CO2, y el 80%
de éste se produce al quemar combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas. Sólo
el uso de petróleo es responsable del 22,6% de las emisiones de 2014. En buena
parte se dedica al transporte, y sus emisiones han aumentado un 120% desde 1970
hasta 2014, mientras, por ejemplo, las del sector industrial crecieron un 65%.
Por tanto, uno de los muchos y graves problemas que se asocian al petróleo es
el cambio climático.
En ese Foro de Davos, de hace
varios años, en el que los poderosos de este mundo, las multinacionales y los
Estados, se congratularon durante cinco días de su poder, esta cuestión del
cambio climático ocupó una posición central. En la reunión de Davos hubo plena
coincidencia en el diagnóstico: más allá del calentamiento, es imposible que
sigamos manteniendo el modelo actual de sociedad con sus exigencias de
producción y de consumo. Porque si hoy,en 2014, son ya tan destructoras para 7.000
millones de personas, en 2030 serán insoportables más aún para 8.000 millones
de SH. El barco tierra no admitirá tal carga. A falta de un responsable claro,
las soluciones que se proponen van desde la publicitaria —apaguemos cinco
minutos la luz para concienciamos del peligro— hasta el catálogo de recetas que
se derivan del documental del vicepresidente de Bill Clinton, Al Gore, Una
verdad incómoda o el reenvío del problema a los políticos, cuando son
sobre todo las multinacionales, en cuanto productoras, y las familias, en
cuanto consumidoras, las responsables del desafuero. Más del 50% de las
emisiones de dióxido de carbono proceden del transporte de mercancías y de
personas. Pensar que el problema puede resolverse a base de medidas fiscales
como las propuestas en relación con el calentamiento, o mediante simples
reorganizaciones técnico-económicas, son insuficientes. La clave sigue estando en nuestro sistema
económico-social: es decir, en el capitalismo.
3)
El sistema:
Un
sistema económico, el capitalismo, centrado en el dios dinero necesita también
saquear la naturaleza. Saquear la naturaleza para sostener el ritmo frenético
de consumo que le es inherente. Al sistema solo le interesan el beneficio y la
acumulación de riqueza, la
Tierra no le importa. El cambio climático, la pérdida de la
biodiversidad, la deforestación ya están mostrando sus efectos devastadores en
los grandes cataclismos que vemos, y los que más sufren son los humildes, los
que viven cerca de las costas en viviendas precarias o que son tan vulnerables
económicamente que frente a un desastre natural, lo pierden todo.
El sistema
económico vigente en la mayoría de países desarrollados y en vías de
desarrollo, caracterizado por el sistema de propiedad privada de los mayores
medios de producción, distribución y financiación, está dificultando la
respuesta necesaria para responder a la amenaza que representa el cambio
climático. Se requiere un cambio sustancial en las relaciones de poder
derivadas de este sistema económico y de su gobernanza económica y política.
Para prevenir la agudización del problema, así como para alcanzar la reducción
del daño, y conseguir su adaptación a los cambios climáticos, se requerirá una
democratización de dicha gobernanza, con cambios serios y profundos en los
tipos de producción, consumo y distribución de recursos.
5) Posibles
soluciones: el cambio:
No podemos
seguir así. Es preciso cambiar, tener mentalidad de cambio. Estos cambios van a
exigir una transformación también en los partidos políticos y movimientos
sociales –como los sindicatos- que se tienen que comprometer con el bienestar
de las clases sociales más débiles. Porque estos serán los grupos sociales más afectados
negativamente por los actuales cambios climáticos que ya son irreversibles.
Las áreas de
mayor conflicto serán las que se centren en los cambios en los sistemas de
producción, consumo y distribución de recursos. La enorme concentración de
recursos (incluido de capital y de renta) en manos privadas, es incompatible
con el proyecto reformador de protección de las clases populares frente a los
daños climáticos.
Tales
cambios no significan necesariamente una disminución de la actividad económica,
sino un cambio sustancial de dicha actividad, con una considerable
redistribución del tiempo de trabajo y un cambio de los tipos de producción y
consumo.
6) Una
sociedad distinta:
Necesitamos una
sociedad distinta. El establecimiento de una sociedad sostenible significa una cosa
muy positiva, es decir, una expansión de actividades económicas ya existentes,
como por ejemplo, más y mejor transporte público, un nuevo diseño y
mantenimiento de formas de energías renovables (habidas y por haber), el
mantenimiento y nueva construcción de las viviendas, la creación de nuevas
formas de utilización de energías no contaminantes, la reducción del CO2 y otros
productos contaminantes, el nuevo diseño de los puestos de trabajo para que
sean menos estresantes y más satisfactorios, y otras actividades.
Hasta ahora,
dicen los expertos que todas las formas de regulación de los cambios para
reducir el cambio climático, que se han basado en el mercado, han fracasado
estrepitosamente. La prevención de la contaminación a base de la compra y venta
de los derechos de contaminación ha sido un enorme desastre (y no hay otra
manera de definirlo). Ninguno de los principales avances conseguidos en la
historia reciente de la humanidad se ha basado en mecanismos mercantiles. El
desarrollo de derechos políticos, sociales y laborales (son conquistas de los
movimientos obreros, feministas o ecológicos) se ha conseguido históricamente
como resultado de acciones políticas e intervenciones públicas. Los mismo se
puede conseguir con la lucha por el reconocimiento de los derechos de la Tierra.
qué hay que
hacer para frenar el cambio climático?
Dejar de ser como
hasta ahora una sociedad básicamente consumista, es decir, una economía
depredadora basada en combustibles fósiles, en el consumo excesivo del
petróleo, carbón y gas. Pero no hay tiempo para esperar hasta que eso ocurra,
por tanto lo inmediato es ir hacia la reducción del consumo energético mediante
el ahorro y el uso de tecnologías cada vez más eficientes. Al mismo tiempo hay
que cambiar a fuentes energéticas no fósiles (desde luego excluyendo la
nuclear), y eso significa que las llamadas energías limpias o renovables, como
la eólica o la fotovoltaica, tienen que multiplicar su contribución muy por
encima de la que tenemos hoy. Esto sólo se puede conseguir creando conciencia
ciudadana y presionando a los poderes políticos. El objetivo que debemos asumir
es el de reducir las emisiones de los países desarrollados del 25% al 45% para
2020.
7) Una última reflexión:
Hay muchos indicadores científicos que apuntan
a la irrupción de una tragedia ecológica y humanitaria. Nada esencial ha
cambiado desde la redacción de la
Carta de la
Tierra en 2003 que elaboraron un grupo de
personalidades del mundo entero. Se decía en ese maravilloso documento:
“Estamos en un momento crítico de la
Tierra en el cual la humanidad debe escoger su futuro.
Y la elección es ésta: o se promueve una alianza global para cuidarnos a
nosotros y a las otras generaciones y la Tierra , o arriesgamos
nuestra destrucción y la devastación de la diversidad de la vida”.
Habría
que hacer un nuevo contrato entre el Planeta y la humanidad: o sea, un contrato natural:
¿Qué es un contrato natural?: Es el
reconocimiento por parte del ser humano de que él está inserto en la naturaleza,
de la que recibe todo, y el reconocimiento de que debe comportarse como hijo de
la Madre Tierra ,
devolviéndole cuidado y protección para que ella continúe haciendo lo que
siempre hace: darnos vida y medios de vida.
El contrato natural, como todos los
contratos, supone reciprocidad. La naturaleza nos da todo lo que necesitamos, y
nosotros, en contrapartida, la respetamos, y reconocemos sus derechos de
existir y preservamos su integridad y vitalidad.
Al contrato exclusivamente social debemos
añadir ahora el contrato natural de reciprocidad y simbiosis. Renunciamos a
dominar y a poseer la Tierra ,
y nos hermanamos con todas las cosas del universo. No simplemente las
utilizamos, sino que, al usarlas cuando lo necesitamos, las contemplamos,
admiramos su belleza y organicidad, y cuidamos de ellas. Así cuidamos la Tierra y nos cuidamos a
nosotros mismos.
Para cuidar la vida del planeta, cuidar a
las personas y al medio ambiente, tenemos la oportunidad en estas fiestas de
Navidad de reducir el consumo y buscar la responsabilidad en cada decisión de compra. Porque esos gestos
tienen mucho más poder transformador que las mismas palabras.