jueves, 30 de noviembre de 2017

LA ÉTICA, CRITICA A LOS MITOS CAPITALISTAS



José María García-Mauriño
1 de Diciembre de 2017

A.- Filosofía de la crítica:
“Criticar es juzgar con valentía, es identificar méritos y debilidades; desvelar lo oculto, actuar de forma abierta y no dogmática; llamar a las cosas por su nombre. Es una actividad que implica riesgos porque teme los juicios que puedan descubrir sus errores y debilidades. La crítica es, por naturaleza, polémica; genera discordias y enemigos, pero también amigos. Puede producir ideas y conocimientos, así como cambios, siempre necesarios, en las obras y en los seres humanos. De allí que lo normal es que el poder establecido o dominante trate siempre de suprimir o de ocultar la crítica. Ser crítico no es fácil”.

B.-Criticamos varios mitos, propios del capitalismo:
Aquí, entendemos por mito esas verdades ocultas que se repiten constantemente, que el sistema no quiere que aparezcan, y que el pensamiento crítico poco a poco las va descubriendo.

1.- Frente al mito del Fatalismo
El fatalismo es una verdad que no se tiene interés en que aparezca, que se oculta y que la reflexión crítica pone al descubierto.
Nos quieren hacer creer que ya todo el futuro está prederminado, “escrito está”,  la voluntad humana no puede hacer nada. Es el final de la historia, ya no hay nada que hacer, ya está todo dicho, hecho y pensado. No hay más que seguir el camino ya trazado. Como las vías del tren, no se puede salir de ellas sin descarrilar. Fuera del sistema capitalista, fuera del mercado no hay salvación. Es el pensamiento único.

La Ética opone la libertad de pensamiento: pensar de forma distinta del pensamiento único no es nada fácil. Existen otras formas de interpretar la realidad. Se trata del Pensamiento crítico: hacer análisis de la realidad desde otros presupuestos, como el de la libertad,  cada uno piensa por sí mismo y en grupo,  tiene razones, argumentos, para construir el futuro, debatiendo, contrastando opiniones. El futuro no está escrito, lo vamos haciendo entre todos y todas. El pasado sí está escrito, es la Historia, es posible modificar el presente y construir el futuro. Tener imaginación creativa para proponer otras fórmulas alternativas. Tener la íntima convicción de que la historia la vamos haciendo entre todos, con nuestras pequeñas acciones y compromisos.

2.-  Frente al mito de la Competitividad:
La competitividad es la capacidad de generar la mayor satisfacción de los consumidores fijado un precio, o la capacidad de poder ofrecer un menor precio fijado, o bien una cierta calidad de la mercancía que se ofrece en competencia con otras mercancías. Es decir, que se hunda cualquier otra empresa antes que la mía, poner precios baratos para hundir otra producción, en la escuela sacar mejores notas que otro, ser el mejor de mi empresa, tener un coche mejor que el de mi vecino,  luchar para que nadie me pise el puesto, ponerme por encima de otro, etc. Todo eso es competitividad, no competencia.

Decimos que sí a ser competentes es decir, conocer y saber a fondo los cometidos de su carrera, de su profesión, su trabajo, sea cual fuere, lo mismo ser médico que enfermera que albañil o fontanero, que abogado. Poner a disposición de la sociedad lo que ha aprendido. Saber desarrollar sus cualidades personales. Ser y tener cada uno, cada una, personalidad propia, no ser un producto del ambiente social reinante.

3.- Frente el mito del conformismo:
Estar de acuerdo con el sistema en la forma de pensar y en la forma de actuar. Se conforma uno con lo que hay, hay que acomodarse, no se puede ir contracorriente, es lo que hace todo el mundo…  No nos podemos salir de estas estructuras, eso es malo, está prohibido, es un inadaptado social. Lo que quieren es gente sumisa, corderitos mansos, gente que no piense por sí mismo. Eternos menores de edad.  El infantilismo perpetuo.

Nos situamos en la disidencia,  es decir, significa separarse de la común doctrina, creencia o conducta, afirmamos la insumisión mental, saber decir que NO a este sistema, que esto no está bien, que no nos gusta y además sabemos por qué no nos gusta.

Pensamos en el consumo, comprar, Creo que ser capitalista no es solo cuestión de tener muchos Millones de €, sino de asimilar los valores del sistema, como es la cultura del mercado, el ansia de comprar, sin un pensamiento crítico.

4.- Frente al mito del individualismo y de la decisión personal:
Es la primacía del individuo frente a lo comunitario. Que actúa independientemente del entorno en que viva, como si no existiera el sistema.  En situaciones de grave crisis, ese ¡sálvese quien pueda! es el grito propio de la mentalidad individualista del NL. Las fórmulas que emplea el sistema siempre son individuales. Lo que vale son las decisiones personales, desligadas del entorno social, de la clase obrera, de la familia, etc. En lo laboral, ya no quieren convenios colectivos, sino que cada uno se entienda con su jefe.

El mito del individualismo se basa en la supremacía del individuo como valor supremo por encima de lo colectivo. Aquí reside el fundamento de la libertad, de la propiedad privada, del triunfo personal a toda costa, etc. Esta manera de presentar el progreso del ser humano oculta interesadamente que lo que llamamos sociedad o cultura humana surgió de la cooperación, la solidaridad y la comunicación. Esto es precisamente lo que distingue lo humano de lo animal. El egoísmo salvaje es precisamente la animalidad. 

La ética ofrece una cultura comunitaria en la que todo lo que sea esfuerzo cooperativo y colaborativo, construye una convivencia menos injusta y más solidaria. Propone que el trabajo no nos mantenga ocupados como trabajadores y consumidores, sin apenas tiempo ni espacio para el descanso o el ocio, o  actividades alternativas. La ética espera que la gente actúe solidariamente, es decir, hacia objetivos colectivos, comunitarios, no individualistas. La ética espera que obtengamos lo que podamos por nosotros mismos, pero dentro de unas estructuras que miran  al bien común, que se preocupan de los problemas de otros.

5.- Frente  al mito del Inmovilismo,
Es una verdad constatable que los gobiernos, la gente, no quieren el cambio, quiere continuar con  lo de siempre, y esto nos lo quieren ocultar  y hay que descubrirlo en cada legislatura. El gobierno trata de dejar que las cosas sigan su curso, que continúen como están,  sin  hacer nada que ya se irán arreglando solas, (esto es así, “es lo que hay” y no se puede hacer nada por cambiarlo)
         ¿Es verdad que no se puede hacer nada? Que todo esfuerzo es inútil?

La Ética afirma la cultura del cambio: las cosas, la política necesitan un cambio no pueden quedarse como están, porque como están hacen  daño a mucha gente, que se les niega un mínimo para vivir con dignidad, no se cumplen los DH, cada vez hay más desigualdad,

6.- Frente al  mito de la neutralidad. 
El Gobierno  presenta su gestión como neutral, como que no toma partido por ninguna clase asocial. Y renuncia a toda injerencia en un conflicto o diferencia de opiniones. Es importante no confundirla con conceptos como la objetividad y la imparcialidad. Nos quieren hacer creer que las cosas son como son que el gobierno no se inclina a una parte ni a otra, que mantiene un equilibrio, una equidistancia y no se puede hacer nada por cambiarlas, porque sería favorecer a unos más que a otros. Que los recortes nos vienen impuestos por Bruselas y no se puede hacer nada. Por eso, es fundamental que la gente siga creyendo en la neutralidad de las instituciones sociales, de los gobiernos, de la enseñanza, de los medios de comunicación y de la ciencia. Las personas se creen que pueden ser neutrales en las elecciones y eso es imposible. No hay ningún partido neutral. No hay ninguna persona neutral. Pero los hechos refutan esta cacareada neutralidad, que no se inclina ni a un lado ni a otro, siempre “equidistante”. Creo que no existe el “centro” ¡!! Pienso que es lo mismo que ser de derechas pero que no se dice por vergüenza propia y ajena.

         La ética propone la cultura del compromiso solidario: las cosas, la política, nunca se arreglan solas hay que buscar siempre formas de hacer algo en común, en colectivo,  mareas, reuniones, debates. Todo lo que huela a algo comunitario es un "veneno" para el sistema. La solidaridad no se acaba con dar un dinero para los refugiados.

El éxito y la eficacia son dos valores muy estimados por el sistema:
a)    Frente al éxito, que consiste en,  tener mucho dinero, comprar cosas, tener doble vivienda, que los  vecinos nos alaben, tengamos puestos altos en la sociedad, relacionarnos con gente importante, etc. oponemos una ética fundamental basada en los valores de la libertad, la justicia y la solidaridad.
Sabemos que ser felices es el principal éxito a que debemos aspirar. Esta es la meta de la buena Vida, no el dinero, el prestigio o el poder. A veces es un trabajo anónimo, creativo ("qué malo es ser bueno!", se dice en la película "El Abuelo"); ser honrado, trabajador y buena persona es casi lo mismo que ocupar el último lugar.
b)   Frente a la eficacia: que es conseguir lo que se pretende. Lo que vale es la cuenta de resultados: Una economía saneada, abundante, sin deudas, que va acumulando beneficios  Una vida de comodidad, sin apuros a fin de mes, que los hijos saquen la carrera, hacer un master, tener mucho dinero, relacionarse con gente importante, salir en TV. Eso es lo importante, si lo has conseguido eres eficaz, de lo contrario eres un ineficiente, un fracasado.

La Ética afirma que lo más importante es ser buena persona. Todo tiene importancia para este sistema menos su vida, su felicidad, su persona, el arte de vivir honestamente. Decimos que lo más importante, no es ser eficaz, sino ser buena persona, libre y honrada, de acuerdo con los Derechos Humanos. Es más importante y tal vez menos eficaz según esos valores imperantes del sistema, pero a la larga es más eficaz el respeto a toda clase de personas, ser tolerante y abierto.

7.- Frente al mito de que siempre ha habido pobres y ricos:
No se puede admitir eso como un dogma. Ha habido pobres porque los ricos, se han  hecho ricos, a causa de apoderarse de una serie de bienes básicos para vivir que pertenecen a las personas empobrecidas y apenas les han dejado llevar  una vida digna. Es verdad que la humanidad progresa y que ahora estamos mejor que hace 300 años, pero no progresa para todos igual, unos han acumulado riquezas, poder, dinero y prestigio y otros apenas tienen nada.

8.- Frente el mito de la religión: que predica que hay que sufrir aquí en la tierra, porque luego nos espera un cielo eterno,
 decimos que en esta vida hay que sufrir lo menos posible, porque estamos hechos parta la felicidad, no para el sufrimiento. Y no sabemos nada del más allá, de la existencia de otra vida, es una alienación propia de la Iglesia católica, que no tiene fundamento. No nos “ganamos el cielo” a base de sufrir en esta vida. Hay que vivir en el más acá, lo más honestamente posible, no con la esperanza puesta en  el más allá, del que no conocemos nada.

9. Frente al mito de que la naturaleza humana es inalterable. 
La opinión que se tenga de la naturaleza humana influye también en la política, en el comportamiento de la gente y en sus expectativas. Si se difunde la idea, e incluso se la pretende demostrar “científicamente”, de que la naturaleza humana está creada de una vez por todas ,bien sea por Dios o por el ADN, genoma humano o como se denominen las nuevas “divinidades” de la ciencia, se admitirá fácilmente que las relaciones conflictivas son propias de la condición humana que  siempre es la misma, es invariable, y no de las circunstancias sociales que son variables, que son históricas; y se saca la consecuencia de que la agresividad es propia de la naturaleza humana, no del sistema, y por lo tanto incorregible; que, no vale la pena cambiar el medio social que genera esos conflictos y esa agresividad para con los demás seres humanos. Los efectos sociales de esta tesis son la desorientación, la incapacidad para identificar las contradicciones y sus causas y, lo que es peor, la sumisión y aceptación de la situación existente.

Existe una evolución en la naturaleza humana, desde el Paleolítico superior hasta hoy. ¿Es la misma naturaleza del ser humano (SH) del siglo XVII que la del siglo XX o XXI? Decía Ortega y Gasset, “el SH no tiene naturaleza, tiene Historia”.  El mismo concepto de Naturaleza es dinámico, no estático. Viene de “fisis” (naturaleza en griego) del verbo “fio” que es nacer, crecer, desarrollarse, evolucionar, etc.

Una mirada antropológica:
Más pronto que tarde, los avances científicos nos obligarán a repensar casi todo lo que la filosofía nos ha enseñado y que en buena medida seguimos pensando acerca del ser humano y de su “singularidad”: su autoconciencia y libertad, su razón y corazón, su mente o espíritu. ¿Somos tan singulares como hemos pensado durante miles de años? Necesitamos una gran cura de humildad, que es como decir sabiduría. O humanidad.
Lo cierto es que nos hallamos en camino, seguimos evolucionando, aunque no sabemos exactamente hacia dónde. A las religiones monoteístas y sus teologías, lo mismo que a muchos gobiernos, les está costando más asumir esta visión inacabada, provisional, evolutiva del ser humano; están anclados en un paradigma demasiado antropocéntrico y fixista, ligado a dogmas que consideran revelados e intocables. Pero las ciencias nos irán obligando, nos están obligando ya a superar esa visión.
Las neurociencias demuestran que todo lo que llamamos “humano” depende de las neuronas, que son células, que son moléculas, que son átomos organizados. Y todos los animales, salvo las esponjas, poseemos neuronas, en grados muy diversos de complejidad organizativa. A cerebros más complejos, capacidades más altas. Y esa evolución que nos lleva desde el átomo a la autoconciencia es un proceso unitario de saltos cualitativos, y los saltos cualitativos se producen a medida que se da una mayor complejidad cuantitativa.
Cierto, la mente y los factores sociales que la condicionan contribuyen también a modelar el cerebro, por eso que llaman “plasticidad” del cerebro. Hay una cierta interacción: del cerebro emerge la mente, y la mente actúa sobre el cerebro. La mente o “espíritu” también hace ser en alguna medida al cerebro que nos hace ser inteligentes o espirituales. Los sentimientos, los pensamientos y la conciencia son sin duda más que mera biología (células, genes y neuronas), y la biología es sin duda más que mera química (átomos, moléculas, sustancias). Pero la psicología existe gracias a la biología y no puede existir sin ella, ni la biología sin la química. La mente o “espíritu” no puede ser sin el cerebro. Dependemos de las neuronas para reír y llorar, pensar y hablar, recordar y proyectar, confiar y temer, amar y odiar, ser fieles o infieles, valientes o cobardes. Y para creer y orar, amar e imaginar a Dios para bien o para mal. Nos diferenciamos de las lombrices por el número de neuronas y de conexiones neuronales. Somos más que neuronas, pero siempre por medio de las neuronas, y de los átomos y las moléculas que las forman.
Hay más. Las neurociencias no solo estudian el cerebro, sino que abren caminos para cambiarlo profundamente. Lo que ayer era insospechable es hoy realidad. Lo que hoy solo se empieza a barruntar, e infinitamente más, algún día será realidad. Que sea para bien o para mal, he ahí la cuestión. Pero será. Hace tres meses, en marzo del 2016, 20 años después de que un ordenador venciera al mejor jugador de ajedrez de la época, Gary Kasparov, el programa Alpha Go de Google ganó por 4 a 1 uno al surcoreano Lee Sedol, el mejor jugador mundial de Go, una especie de ajedrez oriental que consiste en ir colocando piedras negras y blancas sobre las casillas de un tablero. Parece sencillo, pero debe de ser más complicado que el ajedrez convencional. Pues bien, un ordenador le puede ganar al cerebro humano mejor preparado. (Arregi, antropología)
10.- El mito de la ausencia de conflictos sociales.
Como consecuencia lógica de lo anterior, se impone el mito de que no existen los conflictos sociales, no existe la lucha de clases. El conflicto se presenta siempre como un problema individual. Desde el punto de vista de la comercialización, la presentación de los problemas sociales como conflictos colectivos requiere mayor esfuerzo, e incluso molesta a los consumidores, nos dicen los investigadores. De ahí que los entretenimientos y productos culturales de mayor difusión estén tan impregnados de violencia individual. La cooperación, la unidad y la lucha colectivas son conceptos que se presentan como peligrosos. 

En resumen:
Al ver este panorama del NL, vemos cada día más urgente una alternativa de vida a este sistema de muerte. Decimos que Sí, que hay alternativas, que no es algo único e inconmovible, que no se ha acabado la historia, que la seguimos haciendo al lado de los débiles y excluidos.

Es decir, frente a los valores propios del sistema,  como competitividad, enriquecimiento, individualismo, oponemos lo propio de la ética,  justicia, solidaridad, participación y cooperación. Pero,  suenan a utópicos, o sea, como si fueran irrealizables… Lo utópico no se da, pero debería darse
Los jóvenes no se unen por valores éticos, sino por “marcas”, Adidas, Puma, Nike, Lacoste, Coca Cola, etc,  La mayoría son esclavos del sistema, aun sin darse cuenta. “Es lo que hay…”

Finalmente: Seguimos proponiendo un cambio de pensamiento y de actitudes
- una actitud global: no ceder ante los dogmas oficiales que dan por cerradas las posibilidades de cambio social:
- no una sociedad de competidores, sino de gente competente, una sociedad solidaria, de hermanos, como dice el art. 1 de Derechos Humanos.
- ir pensando de otra manera, en otro modelo de desarrollo de las personas y de la sociedad;
- no tener miedo a plantearse problemas; no querer defender posturas personales solamente, sino cada vez planteamientos más universales y planetarios.

Para acabar, conviene tener presente que este sistema lleva la carcoma en su interior y pronto o más tarde tiene que caer. La fuerza de la vida siempre prevalece sobre la muerte. La verdad siempre triunfa sobre la mentira. Nos queda ir adquiriendo una  Resistencia esperanzada y humilde porque la historia en un mañana impreciso cambiará. No tenemos especial miedo al futuro porque no tenemos miedo a la vida ni tampoco tenemos miedo al cambio, ni a las nuevas tecnologías, en definitiva tenemos pocos miedos, porque la mayoría de nosotras tenemos poco que perder.


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