SEVILLA. PRESENTACION
José Maria García-Mauriño
2
de Octubre de 2012
Estado
laico, Iglesia laica
Jose Maria Garcia-Mauriño
Antonio Moreno de la Fuente
Editorial “Punto rojo”.
Sevilla
264 pags, 10 €
Los autores de este libro quieren presentar
un Estado laico, que organice la sociedad al margen de toda moral religiosa, sea católica o de
cualquier otra confesión. Eso es un Estado aconfesional. Y una Iglesia laica,
quiere decir que la
Jerarquía de la
Iglesia católica no pretenda influir en el Estado de manera
que quiera gobernar a la ciudadanía con criterios y valores de su moral. Denunciamos repetidamente los Acuerdos de la
Santa Sede y el Estado Español de 1979 en
el que concede muchos privilegios a la Iglesia católica en detrimento de otras
confesiones. Este libro quiere ser una
sencilla aportación al tema de la laicidad. Deseamos contribuir a crear una
conciencia colectiva, propia de una sociedad que poco a poco va superando la
mentalidad tradicional, propia de años del nacional-catolicismo. Y nos empeñamos
en actualizar, en la sociedad y en la Iglesia , la vigencia jurídica de un Estado
aconfesional que lentamente se va abriendo paso en la historia de nuestro país.
Esperamos que más pronto que tarde sean anulados los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado
español de 1979 que
privilegian a la religión católica en detrimento de las demás confesiones
religiosas y van en contra del principio de Igualdad y de justicia.
Todos percibimos de alguna
manera que vivimos en una sociedad bastante inmadura, bastante infantilizada, y
en el origen de esta infantilización está la continua expansión del Estado, con
su tutela hiperproteccionista. Todo está en sus manos y de él dependemos tanto
para lo bueno como para lo malo. El Estado se ha convertido en un padre omnipresente
y omnímodo, y a nosotros se nos relega a la condición de ser menores de edad,
desamparados e inermes, dóciles y dependientes, eternamente niños. El ideal
laico implica una cultura de la autonomía de juicio, basada en el principio de
la razón.
Buscamos
construir una sociedad laica en un Estado laico: Este es el reto en la
actualidad. Proponemos esta reflexión desde la ciudadanía. Y todos sabemos que
el laico no se define por oposición a clérigo, es una distinción clerical.
1.- La sociedad laica:
Ser
laicos, entonces, equivale a ser ciudadanos adultos, personas libres y críticas,
defensores del pluralismo y de una auténtica democracia. En modo alguno esa independencia
significa espíritu antirreligioso o actitud de hostilidad contra la religión o
las iglesias. El laicista puede ser ateo, pero también puede ser una persona
muy creyente.
2.- La laicidad del Estado
En
consecuencia con lo anterior, se entiende como laicidad del Estado la
independencia y separación efectiva entre el Estado y las iglesias,
entre los planos secular y religioso. En clave histórica, diríamos que es la
autonomía de lo político y civil respecto a lo religioso. Esa separación de
esferas afecta tanto al orden económico y político como al doctrinal y moral.
En nuestro
país dicha autonomía tiene muchas aristas, pues venimos de etapas históricas de
plena identificación entre la
Iglesia y el Estado. Pero desde 1978 vivimos en unas
coordenadas en las que, según nuestra Constitución, el Estado español es aconfesional,
es decir, no se adscribe a ninguna confesión religiosa. Ello no quiere decir
que sea contrario a la religión, ni que profese varias confesiones a la vez. Significa
simplemente que es laico, independiente de todo credo religioso. Estado
aconfesional es equivalente a Estado laico.
El Laicismo,
lejos de constituir una ideología particular contrapuesta a otras, aparece históricamente como uno de los principios
básicos de toda democracia, vinculado al reconocimiento de la libertad de
pensamiento, a la igualdad de los ciudadanos en derechos y deberes y, por
tanto, a la no discriminación por razón de sus ideas. Su contenido no es otro
que el establecimiento de las condiciones jurídicas, políticas y sociales
idóneas para el respeto y desarrollo pleno de la libertad de conciencia, uno de
los pilares fundamentales de los Derechos Humanos.
El camino
hacia la Laicidad
efectiva, en la sociedad y el Estado, exige una serie de medidas, reivindicadas
cada vez más por distintos sectores de la sociedad, que afectan de modo
esencial a la Iglesia
Católica , dado su estatus preferencial frente a otras
confesiones. Entre ellas, señalamos las siguientes,
a) La
denuncia y supresión de los Acuerdos de 1979 entre el Estado español y la Santa Sede. Tales
acuerdos, también conocidos como el nuevo Concordato, suprimen los anteriores
de 1953 y 1976, que son de carácter preconstitucional, suponen la legalización
de privilegios injustificables y comportan un tratamiento discriminatorio para
el resto de los ciudadanos no católicos.
b) La autofinanciación de la Iglesia Católica ,
que nunca debería hipotecar su libertad evangélica por conseguir ingresos a
través de la mediación del Estado.
c) La
retirada de la enseñanza confesional de la religión de los centros educativos públicos o concertados. La religión, fuera
de la escuela. La Educación
pública nunca debe ser una Catequesis.
d) La
eliminación de los símbolos religiosos en los actos públicos, así como la supresión de símbolos y
representaciones del poder civil y militar, en cuanto tales, en los actos
religiosos. Para hacerlo posible necesitamos un Estatuto de laicidad en
todas las Administraciones Públicas.
Y,
por supuesto, la separación de esferas entre iglesias y Estado exige una
Ética laica frente a cualquier Moral religiosa. La ética laica, como
fundamento de convivencia ciudadana, se ha de basar en la dignidad de la
persona, los Derechos Humanos y los valores fundamentales recogidos en el art.
1 de la Constitución. Corresponde al Estado regular esa convivencia social
sobre principios, normas y valores asumibles por todos los ciudadanos. La Moral cristiana, en cambio,
se regirá por los valores del evangelio, y será aplicada por quien libremente
decida aceptar esos valores, sin que en ningún caso pueda ser impuesta al resto
de la ciudadanía.
Finalmente, con este libro deseamos
contribuir a la construcción de un modelo de laicidad basado en el
reconocimiento de la diversidad y la atención a las razones de todos los
sujetos públicos que intervienen en la vida española. Es más, la laicidad la
concebimos como una cultura de la cooperación de sujetos e instituciones que
desde su identidad y diversidad se
esfuerzan en aprender unos de otros e intentan colaborar en acciones para el
bien común del país.
---oOo---
No hay comentarios:
Publicar un comentario