sábado, 16 de enero de 2016

NIETZSCHE, EL APÓSTOL DE LA MUERTE DE DIOS



José María García Mauriño
Enero de 2016

Hoy, Enero de 2016, vamos a ver qué es  lo que dice Nietzsche acerca de estos tres temas, Ética, Religión y Moral. Nietzsche es un filósofo alemán de finales del siglo XIX  que hace una crítica a todo el sistema de pensamiento de la llamada civilización occidental. Pertenece a la religión protestante, en la rama luterana, por cierto, muy puritana. Fue profesor de Filología clásica en Basilea, Suiza. Vive con su hermana, tía y abuela, se enamoró de Lou Salomé, finlandesa, pero nunca quiso casarse con él. Nace en 1844 y muere en 1900, después de 10 años de vida vegetativa, por parálisis cerebral. .

Nietzsche hace una crítica feroz a la Filosofía, a la Religión y a la Moral. Y lo fundamenta en un valor decisivo, la Vida: Nietzsche parte de este supuesto: la cultura occidental está viciada desde su origen. Es una cultura racional y dogmática y por eso es decaden­te, porque se opone a la vida, a los instintos, empeñada en instaurar la raciona­lidad a toda costa. Este es el Dogmatismo de Occidente: filosofía dogmática, religión dogmática, moral dogmáti­ca.  Es preciso criticar el dogmatismo platónico para eliminar el error de base. Nietzsche hace una crítica total que abarca todos los aspectos de la cultura europea: el mundo racional, el mundo religioso, el mundo moral. Estos son los tres mundos inventados por el Ser Humano occidental y cuyos valores son interpretados por Nietzsche como síntomas de decadencia. (No olvidemos que el s.XIX supone en Europa la decadencia de una sociedad cristiano-burguesa con su moral puritana y convencional).
Escribe más de 13 obras, siendo la más conocida “Así habló Zaratustra”

A mediados del s. XIX un conjunto de pensadores va a establecer una filosofías cuyo eje va a ser la exalta­ción de lo vital y de lo afectivo, frente a un excesivo racionalismo propio del idealismo de Hegel o el positi­vismo científico de Comte. Se trata de las "Filosofías de la Vida" que defienden el irracionalismo y la afirmación de la vida como realidad radical del ser humano. Para este irracionalismo, la Razón y su poder discursivo, son inadecuados para captar la realidad, la verdadera realidad. La razón no es la facultad exclusiva del Seres Humanos para ver la realidad, también están la inspiración poética, la intuición, el instinto, la visión profética, el inconsciente etc... Representantes de esta corriente son Schopenhauer, Nietzsche, Bergson y en el plano del historicismo o raciovitalismo, Ortega y Gasset y Dilthey.

   Su pensar es claramente asistemático, en contraposición a las formas anteriores de exposición filosófica; su lenguaje dista mucho de tener expresiones formales, es directo, vivo, interrogante, problemático, literario, lleno de metáforas, evitando que el puro concepto filosófico le sea un obstáculo para el encuentro inmedia­to con la realidad, con la vida.

Vamos a examinar brevemente tres de sus críticas más significativas: La crítica a la Filosofía, la crítica a la Religión y la crítica a la Moral…

Crítica a la Filosofía
    La crítica que hace Nietzsche a la Filosofía tiene una unión estrecha con la crítica que hace a la Moral: la moral tiene su base en la filosofía platónica con sus dos mundos diferentes y distanciados: el mundo real y el mundo de las ideas. El mundo de los sentidos es malo, causa de perdición. El cuerpo es la cárcel del alma. Critica el mundo de los dualismos, propio de Platón, como por ejemplo, la razón y los sentidos, lo aparente y lo real, el cuerpo y el alma,  el mundo de los dioses y el mundo de los humanos, lo esencial y lo accidental, etc.

   La filosofía tradicional es dogmática: considera el ser humano (SH en adelante) como algo estático, fijo, inmutable, abstracto. Pero ese ser no existe, dice Nietzsche. Sócrates hizo triunfar la razón contra la vida; Platón creó otro mundo, el de las ideas, desvalorizando el mundo real. ¿Qué se esconde detrás del idealismo de Sócrates y de Platón? Esta es la base de la metafísica occidental: el espíritu de la decadencia, el odio a la vida, a los sentidos, al instinto, y el odio al mundo. ¿Recuerdan; “Los enemigos del alma son tres: Mundo demonio y carne” decía el catecismo católico. Los de la derecha toman al SH como algo inmóvil, estático.

   "Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios son momias conceptuales, de sus manos no salió nada vivo ni real". El definitiva el supremo error de la Metafísica es haber admitido un mundo aparente frente a un mundo real, cuando sólo es real este mundo en que vivimos. No hay conceptos estáticos, sólo existe el devenir. Sólo existe el mundo de las cosas que se ven,  de lo que aparece ante nuestros ojos, apariencias.

   De ahí que admire a Heráclito ("el único filósofo que no ha falseado la realidad") y a Hegel (para quien toda la realidad está en un permanente devenir dialéctico). No admitirá, sin embargo, a Kant por esa separación entre fenómeno y noúmeno: sólo existe el fenómeno, es decir, el mundo de lo aparente. El noúmeno, el mundo de lo esencial, no existe. Hay, por tanto, una negación del concepto metafísico del ser: "Pero Heráclito tendrá siempre razón al sostener que el ser es una ficción vacía" (Crepúsculo de los ídolos, nº 2).

Crítica a la Moral: 
    La crítica más profunda de Nietzsche a la cultura occidental es la crítica a los valores morales. El principal error de la moral tradicional es su "antinaturalidad", es decir, el ir contra la naturaleza, contra la vida. Es aquella moral que, en virtud de leyes, decálogos religiosos de los 10 mandamientos,, normas e imperativos, se opone a la vida, a los instintos primordiales de la vida. Así ha sido la moral enseñada hasta ahora.

   La base filosófica de esta moral contra-natura es el platonismo: el mundo de las ideas sirve de "más allá" religioso para los cristianos, de tal manera que acabó convirtiéndose en la metafísica cristiana. El centro de gravedad de estas ideas se coloca, no en esta vida, sino en la otra, en el más allá, en el mundo de las ideas, en el cielo, en esos Seres Humanos celestiales, los que llegan al cuelo. Hay una evasión total respecto al Ser Humano concreto, viviente, al mundo real.

   Al afirmar que existe un orden moral del mundo que dirige la historia de los Seres Humanos, lo que se ha hecho ha sido afirmar que alguien desde fuera del mundo, fuera de la vida, dirige a los SH Y entonces han prevalecido los valores de los débiles: la compasión, la misericordia, el sacrificio...en los que se ve la prevalencia de los instintos de decadencia sobre los de supera­ción.

Nietzsche distingue dos tipos de moral:
MORAL DE LOS SEÑORES: es una moral caballeresca, propia de los espí­ritus elevados, la que ama la vida, el poder, la grandeza, el placer. Es la moral propia del superhombre, la del que quiere la muerte de Dios.

MORAL DE LOS ESCLAVOS: es la inversión de los valores: el dolor, la pequeñez, la humildad, amabilidad, compasión, resignación, paciencia... No crea estos valores, sino que los encuentra en sí mismo, por eso es pasiva. Representa la subversión de los valores que nace con el judaísmo y hereda el cristianismo.

   Establecida esta distinción, Nietzsche examina la historia de la cultura occidental y constata un creciente ascenso de los valores de los débiles frente a los de los fuertes. Los débiles han tenido fuerza para imponer su criterio a los fuertes. Esta moral de esclavos culmina en los movimientos sociales de liberación que empiezan en la Revolución Francesa y que se extienden a través del s. XIX.    Para superar esta decadencia de los valores cristianos, el Occidente va a poner en su puesto al Superhombre, libre de toda servidumbre religiosa, de todo dogmatismo católico.

Crítica a la religión:   
Toda Religión nace del miedo, de las angustias y de las necesida­des, de la impotencia que siente el Ser Humano en sí mismo. Por lo tanto ninguna Religión ha contenido jamás ninguna verdad.

   Concretamente EL CRISTIANISMO ha invertido los valores de la antigua Grecia y Roma, que eran valores de vida y se ha inventado un mundo ideal, celestial que lleva consigo una desvalorización del mundo terreno:

* supone el extravío más fuerte de los instintos que lleva a inventarse otro mundo y despreciar éste; se inventa el mundo del más allá y se olvida del mundo del más acá.
* sólo fomenta los valores mezquinos como la obediencia, el sacrificio, la humildad, que son sentimientos propios del rebaño. Es el enemigo mortal del Superhombre.
* habla de pecado que es un atentado contra la vida. Con el concepto de pecado aniquila las formas y valores más nobles de la vida y pervierte la vida en su raíz.

   La Crítica que hace Nietzsche de la reli­gión tiene precedentes muy claros en la filosofía de la Ilustra­ción: algu­nas de sus afirmaciones recuerdan la misma crítica de  Feuerbach. Nietz­sche interpreta el Cristia­nismo como una "moral vulgar" (como decía el Plato­nismo) porque se opone a los valores específicos de la verdadera virtud (la gallardía, la nobleza, el mando). Esta vulgaridad de la religión cristiana no viene del Ser Humano sino de Dios, que ha sido el gran obstáculo contra la vida y por eso hay que acabar con él.

   Critica a la moral porque la moral mata la vida: la vida descansa sobre unas bases que están en contra de la moral tradi­cio­nal. Pero la vida es lo único real; la moral es ficción, falsedad, calumnia... Por eso dice Nietzsche: mi principio: no se dan principios morales.

Analizando sus escritos, no  parece que Nietzsche sea un enemigo tan acérrimo de la moral. Todo lo contrario. Tan sólo rechaza una moral concreta, la alemana, burguesa, cristiana, idealista. Lo que él pretende es poner otra moral: la moral de la vida. La vida es voluntad de poder.

La muerte de Dios:
Uno de los aspectos de su crítica a la Religión es la muerte de Dios: Pero, ¿De qué Dios habla Nietzsche? ¿Qué tipo de religión ridiculiza? En el fondo no es la persona de Cristo, o el Dios de la Biblia, sino la sistematización platónica e idealista de Dios y de la religión. Quien está en el banquillo de los acusados es la teología cristiana que caricaturiza todo el contenido auténticamente religioso. La figura de Cristo es respetada, la rebelión se dirige contra las formas históricas y culturales en las que el cristianismo se encarnó.

   Con la muerte de Dios el SH se libera a sí mismo quitando del medio lo que no le había dejado ser, es decir Seres Humanos de verdad. Con ello se acaba la historia antigua y comienza una nueva historia, la verdadera historia. En ella, el SH, liberado de mitologías y supersti­ciones, se puede convertir en creador de su propio destino, y llegar por fin a ser un Ser Humano.

   Zaratustra es el gran pregonero de la muerte de Dios que ha sido suplantado por el superhombre Sus dos anuncios son: Dios ha muerto. Viva el superhombre. Por eso cuando Zaratustra se encuen­tra a un anciano orando y se pregunta: "¿pero es posible?. Este santo varón aquí, en el bosque, no se ha enterado todavía de que Dios ha muerto"  ("Así habló..." p. 33)

   La muerte de Dios significa para Nietzsche una crítica radical de la religión de la moral y de la metafísica. Es la liberación de un gran peso que abruma al Ser Humano: el peso de la idea de un más allá, de la transcendencia objetiva.

   Nietzsche llega al convencimiento de que la idea de Dios es lo que impide al Ser Humano ser de verdad un Ser Humano, llegar a ser el superhombre. Dios es el gran obstáculo para que llegue el superhombre. Por eso piensa que para que viva el SH ha de morir Dios; si Dios vive no puede vivir al mismo tiempo el Ser Humano.

La muerte de Dios significa: que se han derrumbado los pilares que sostenían la tradición, la historia y la cultura de Occidente; una tradición y una cultura que se han apoyado en la idea de
Ia muerte de Dios.
El pensamiento resultantes es que no hay lugar para Dios en la cultura moderna. Ese es el pensamiento que recoge Nietzsche: por fin la cultura occidental se ha liberado del peso de Dios: "nosotros hemos matado a Dios". Dios había sido el pilar que había sostenido toda la cultura de Occidente y por fin el Ser Humano  ha sido capaz de destruirlo.

Parábola del loco de la linterna ("La Gaya ciencia"):
        "Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir. Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo. Todos somos sus asesinos. ¿No oís todavía el grito de los sepultureros que entierran a Dios? Dios ha muerto. Y somos nosotros quienes le hemos dado muerte... Se cuenta que el loco penetró un día en las diferentes iglesias y entonó un requiem aeternam Deo. Expulsado e interrogado no cesó de responder: ¿de qué sirven estas iglesias si son las tumbas y los monumentos funerarios de Dios?"

   La muerte de Dios es el tema central de la primera parte de "Así habló Zaratustra".Zaratustra es el gran pregonero de la muerte de Dios que ha sido suplantado por el superhombre. Sus dos anuncios son: Dios ha muerto. Viva el superhombre. Por eso cuando Zaratustra se encuen­tra a un anciano orando y se pregunta: "¿pero es posible?. Este santo varón aquí, en el bosque, no se ha enterado todavía de que Dios ha muerto" 
El siguiente texto de “La gaya ciencia” es el que mejor expresa su idea de la muerte de Dios: “¿No habéis oído hablar de ese Seres Humanos loco que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a correr por la plaza pública, gritando sin cesar, “busco a Dios, busco a Dios”? Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la hilaridad. “Qué, ¿se ha perdido Dios?”, decía uno. “¿Se ha perdido como un niño pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado?” Así gritaban y reían con gran confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con la mirada: “¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó. ¡Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos podido hacer eso? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena de su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis oscurecer, cada vez más, cada vez más? ¿No es necesario encender linternas en pleno mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿Nada olfateamos aún de la descomposición divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la grandeza de este acto? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses, al menos para parecer dignos de los dioses? No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia. Aquí calló el loco y miró de nuevo a sus oyentes; ellos también callaron y le contemplaron con extrañeza. Por último, arrojó al suelo la linterna, que se apagó y rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto, dijo. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha llegado a oídos de los Seres Humanos. Es necesario dar tiempo al relámpago y al trueno, es necesario dar tiempo a la luz de los astros, tiempo a las acciones, cuando ya han sido realizadas, para ser vistas y oídas. Este acto está más lejos de los Seres Humanos que el acto más distante; y, sin embargo, ellos lo han realizado.”
La nueva jerarquía de valores
   Para Nietzsche  la cultura europea ha llegado ya a su propia ruina, a la decadencia total. De ahí la necesidad de restauración, de ir preparando el gran mediodía de la humanidad. Esta es la tarea del filósofo: liberar al hombre de todos los valores ficticios, decadentes, devolviéndoles el derecho a la vida, a la existencia. El primer paso debe consistir en un cambio profundo de valores, de todos los valores de nuestra cultura tradicional.

La nueva moral
   Frente a la decadencia de Occidente que predicaba una moral antinatural, Nietzsche pretende ofrecer una moral nueva que se base en el proceso natural del SH, en la vida:

En su obra "El origen de la tragedia griega" contrapone a Dionisios y Apolo:
* Dionisios es el dios de la vida, del vino, de la embriaguez, de la alegría desbordante de vivir.
* Apolo es el dios de las formas externas, de la armonía de la apariencia llena de belleza.
En la tragedia se armonizan lo dionisíaco con lo apolíneo. Lo esencial de la embriaguez es la sensación de fuerza, de plenitud de vida.

"Qué significan la oposición apolíneo-dionisíaca, (...) entendidos como tipos de embriaguez? - que la embriaguez apolínea determina ante todo la excitación de la vista: el pintor, el épico, son visionarios por excelencia; -que en la embriaguez dionisíaca se halla excitado y exaltado todo el sistema afectivo. (...) La evolución progresiva del arte es el resultado del espíritu de Apolo y del espíritu dionisíaco, de la misma manera que con la diferencia de sexos se perpetúa la vida (...)  entre al arte plástico apolíneo y el arte desprovisto de formas, la música, el arte de Dionisios... “. Es un nuevo estilo de arte.

Eurípides, (el poeta trágico del siglo IV a-c- junto con Sófocles y Esquilo), dice Nietzsche, arrojó de la escena a Dionisios y así empieza la época de las formas. Eso mismo hizo Sócrates y Platón los cuales acabaron con el arte para optar por una filoso­fía basada en el conocimiento de las causas, acabando con la vida. Lo estético trágico (Dionisios), frente a lo estético bello (Apolo); lo vital frente a lo racional. Se cambia así la vida por la razón, que en definitiva mata la vida.

   La nueva moral está basada en este deseo apasionado de vivir, está apoyada en la exaltación por la vida sin traba alguna. La vida tiene valor por sí misma y no hay que buscarla otra explica­ción. Es el valor absoluto al que se subordinan todos los demás. No hay que imponer ninguna norma a la vida, sino gozar de ella

   La nueva moral se basará en la exaltación de las fuerzas primarias de la vida: hay que valorar la moral de los señores frente a la moral de los esclavos. Frente a la resignación, a la humildad... la fuerza, poder, pasión, placer. Esto es lo que piden los instintos y en estos instintos se debe basar la moral.

La nueva visión del hombre
   La antropología de Nietzsche está en la misma línea crítica de los valores culturales de Occidente: el hombre entra en esa visión pesimista de la decadencia occidental.
   Las características pueden ser éstas: El hombre es:

* un ser miserable: porque desprecia la tierra, el cuerpo, el instinto; es un ser a medio hacer entre la bestia y el superhombre. Es un paso intermedio entre la animalidad y la superhuma­nidad.
* animal defectuoso: es el único animal de l universo que aún no ha llegado a consoli­darse: está por hacer. Corre un riesgo: o vencer al hombre mediante la superación o volver a la animalidad primitiva. Este hombre se resiste a abandonar los valores del pasado y dar un nuevo sentido a la humanidad.
* el hombre es algo intermedio: Es algo sin terminar de hacerse, es un puente tendido hacia el superhombre. El hombre tiene que superarse, transfor­marse en el superhombre. El hombre no es un ser estático, inmóvil: está dotado de una enorme capacidad creadora.
* la vida tiene una fuerza enorme, expansiva: La especie humana está dotada de esa fuerza expansiva que tiene la vida, está en un proce­so evolutivo cons­tante, sin termi­nar, que le hace ir (Darwin) hacia espe­cies superiores.

* sentido de superación: Para que el hombre llegue a ser el superhombre, tiene que superar la moral tradicional, decadente, alienante y llegar a la nueva moral, a la que está de acuerdo con su naturaleza, no la que va contra ella. Este afán de superación le debe llevar a expulsar a Dios de su interior, tiene que superar la idea de Dios: Dios ha muerto y solo queda el hombre, que se va superando hasta llegar al superhombre.

El Super-hombre:
La transformación del hombre en superhombre pasa por tres cambios sucesivos (o tres estadios):
* camello: El espíritu del hombre es en primer lugar un camello, un animal de carga, que obedece a su amo sin quejarse. Este le manda y él obedece.
* león: El hombre-camello, cansado por el peso de la carga, se revela contra su amo y lo derriba. Entonces se convierte en el hombre-león, crítico y dueño de sí mismo, que dice el "yo quiero" e impone su voluntad.
* niño: A medida que se va quitando las cargas se va haciendo el creador de sus propios valores; se convierte en el hombre-niño que busca la afirmación de sí mismo.

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¿Con qué nos quedamos de Nietzsche?
Con su espíritu crítico: para tener un pensamiento crítico, hay que ser muy utópicos. Pensamiento crítico, pensamiento utópico. Y la utopía camina por la senda de los Derechos Humanos y por los valores éticos fundamentales: la vida, el amor la libertad, la verdad, la justicia, la paz. Todos, una Utopía. Lo que no es pero debe ser.
a)     Con su nueva moral: la moral de la vida, no de las normas impuestas por el orden establecido propio de esta Iglesia decadente. Hoy, a casi nadie le importa Dios.
b)    Con su nueva ética: una nueva visión del SH lejos de la decadencia del siglo XIX, y siempre con espíritu de superación de sí mismo. El  superhombre es el que acepta los retos de la Historia y se va construyendo constantemente a sí mismo. no tiene nada que ver el Superhombre de Nietzsche que con esa figura ridícula del superman americano.

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