sábado, 14 de septiembre de 2013

LA VERDAD, UN VALOR ÉTICO SEPULTADO EN LA MENTIRA

 José María García-Mauriño

Setiembre de 2013

 

La mayoría de la gente sabe que los políticos mienten, que no dicen la verdad. Los dirigentes mienten. Rajoy miente en el Parlamento. Obama miente al mundo entero con el conflicto de Siria. Las estadísticas nos engañan. Los partidos políticos mienten. Los periódicos dicen lo que les parece, inventan  noticias y ocultan la realidad. La mayoría de los economistas no dicen la verdad, nos engañan con sus cifras, sus porcentajes, sus posibles alternativas. Miente cada día la TV pública y la privada que es parte del sistema. Mienten los banqueros. Toda la corrupción es una inmensa mentira, Mintió y metió miedo a la población civil la Sanidad pública cuando anunció una Gripe A que nunca existió. El hecho de engañar (o intentar engañar) a los demás se ha generalizado de tal manera y hasta tales extremos que, sin miedo a exagerar, se puede afirmar que la mentira es ya un componente de la cultura que, entre todos, estamos construyendo. Y además una cultura de la mentira, el embuste y la patraña, en la que vivimos integrados de forma tan connatural, que ya, no sólo no nos sorprende que se nos engañe, y que engañemos, todo lo que cada cual pueda y le convenga, sino que la cosa ha llegado a tal punto que, si uno ve que puede sacar provecho a base de mentiras y, sin embargo, no miente, es mucha la gente  que considera, de quienes se portan de esa forma son unos pobres diablos, unos inútiles que no saben vivir. 

La costumbre de ocultar la verdad por parte de políticos y controladores de la economía de distintos niveles ha sido responsable de la crisis en buena medida. Pero esa costumbre se ha extendido también entre intelectuales y otros agentes de la vida pública, plegados a lo políticamente correcto, sea de un signo o de otro. Entre la incompetencia y la ocultación, saber qué pasa y anticipar con probabilidad qué puede pasar es imposible para la gente de a pie.

 

Así vivimos en el inmenso mar de la mentira, como el pez que vive en su medio. Hasta el extremo de que ya no podemos vivir sin engañar y sin ser engañados. A lo mejor esto es lo que explica que, no obstante las burdas mentiras que nos endosan cada día, seguimos votando a los que nos engañan. Hemos llegado hasta el límite de lo inimaginable: han logrado que nos guste.


Por eso, en este momento, estamos asistiendo a la esperpéntica y grandiosa ceremonia de la confusión, la solemne liturgia de los embusteros. Y es que vivimos tiempos en los que mienten los políticos, los hombres de la economía, de la cultura y de la religión, mienten los profesionales de la información, casi todos los ricos y los pobres, los funcionarios y los que no tienen otra función que echar embustes…. La lista es interminable, lo sabemos de sobra. Y en esto nos metemos todos. El que tenga las manos limpias, que tire la primera piedra. Es lo que podríamos llamar el "estado de la mentira" y la mentira del Estado. Nadie se fia de nadie. Casi nadie se fia de los políticos, de sus acuerdos o tratados, porque no tienen voluntad política de cumplirlos. El mundo virtual, el de los Medios de Comunicación Social (MCS), el de las apariencias, choca con el mundo de lo real y provoca unas relaciones de desconfianza mutuas: no sabemos quien es de verdad el que tenemos delante.


Nos preguntamos, ¿por qué se da esta situación? ¿es que ya no hay ética? ¿es que se está destruyendo la convivencia humana y nadie puede confiar en nadie?  Se trata, creo yo, de la cultura, de la moral, de las costumbres que impone una sociedad empapada en la mentalidad capitalista. El capitalismo no puede vivir sin mentiras. Siempre tiene algo, mucho, que ocultar. Este sistema ha invadido de tal manera a la conciencia de las personas que sin darse cuenta tienen una mente y un corazón que respira capitalismo por todos sus poros. Y mienten descaradamente aun sin saberlo. Porque la economía capitalista (en su variante más fuerte, el capital financiero) ha cobrado tal fuerza y se ha organizado de tal manera, que solamente puede funcionar a base de grandes mentiras. Por eso quienes invierten en bolsa deben saber que ese negocio rinde importantes beneficios solamente cuando se dan dos condiciones: primero, invertir grandes cantidades; segundo, no tener prisa. Esto es negocio sólo para gente lista que maneja mucho dinero; y que lo maneja sin urgencias. Porque hay que esperar la ocasión propicia en que los mercados te permiten engañar a alguien. Y entonces, sí. Entonces, los “entendidos” dan el zarpazo y se forran.


La mentira consiste en deformar la realidad. Antiguamente, los embusteros eran los tontos. Ahora, por el contrario, dicen que hay una proporción directa entre mentira y talento. Los que más roban y dicen que lo hacen legalmente, son los listos, gente de talento que saben escabullirse de los delitos económicos. No es delito mentir, sí es delito robar. Lo que ha ocurrido (y sigue ocurriendo) es que a quienes dicen la verdad siempre, y siempre se niegan a ser cómplices de trampas y embustes, se les ha ido marginando, como a gente peligrosa, problemática y conflictiva. No se cree que puedan existir esa clase de personas. El resultado ha sido que los embusteros son los que están triunfando. Y es así. En la política, en la banca, en la bolsa, en la empresa, en la Iglesia, en las familias…, en todas partes. Y si, de pronto, aparece un hombre o una mujer sinceros, se les tacha de inocentones que no saben manejarse en la vida O si la cosa no llega a tanto, al hombre o mujer honrados a carta cabal se le pone como un guiñapo por “ingenuos”. Y se hace todo lo posible por quitarle la credibilidad que tenga. No soportamos a los hombres y mujeres transparentes, con una honradez a toda prueba y de los que no cabe esperar mentira alguna.  Son esos pocos seres humanos que piensan, dicen lo que piensan y actúan como piensan y hablan. Es la coherencia viva de la Verdad. Pensar, decir y actuar en  la misma línea. A la larga, nadie puede vivir en la mentira, en el engaño. La verdad constituye una categoría fundamental de la existencia humana, es un derecho humano insoslayable, lo mismo que puede ser la libertad, o la justicia, la vida o el amor; no es un lujo, es una necesidad: el ser humano necesita la verdad para existir.


La verdad es una categoría humana imprescindible. Para llegar al conocimiento de la verdad, no hay que poseerla, hay que descubrirla. Nadie, ninguna persona, ninguna institución, puede estar en posesión de la verdad. Cuando esa verdad se cree tener en exclusividad y no es buscada con humildad, reina un pluralismo salvaje y un viciado consenso político y social, cortado a la medida de los que tienen el poder en sus múltiples formas. Quiénes mandan, entonces, son los intereses dominantes y el egoísmo de grupos o individuos que buscan preferentemente su enriquecimiento personal y familiar.Se trata por tanto, del intento de desvelar la naturaleza de las cosas, de la realidad. Des-velar, porque las cosas, la naturaleza, están ocultas, tapadas con un velo ('veladas') que no dejan ver con claridad. Todo hombre o mujer, desde niños, desean destapar las cosas "para ver lo que hay dentro". Es un deseo natural del ser humano el deseo de conocer la realidad, la verdad. Decía Machado: "¿Tu verdad? No, la Verdad / y ven conmigo a buscarla /

La tuya, guárdatela".  (Machado, Proverbios y cantares, LXXXV).

 

         Si el pensamiento y la realidad, superpuestos, coinciden entonces hay verdad, decían los filósofos de la escolástica; si no coinciden, si no se conforma el pensamiento con la realidad, no hay verdad. Es el ser humano, somos cada uno de nosotros, los que tenemos que hacer el esfuerzo de des­cu­brir (des-velar) la realidad para que se dé esta conformidad. Cuando se conoce la cosa, el objeto, la realidad, tal y como es, nuestro conocimiento es verdadero. Cada cual tiene el deber de descubrir su verdad, porque no nos la dan descubierta: todo hombre y mujer tiene que molestarse en tomarse en serio el problema del conocimiento de la verdad, de la parte de verdad que él o ella han descubierto. Y no imponerla a los demás, sino respetar la parte de verdad que hayan descubierto los demás.

Y todavía, una última cuestión. Es preciso fomentar todo lo que se pueda el pensamiento crítico. La resignación pasiva ante esta crisis de valores adormece el espíritu como una droga Frente a la frivolidad política, la indignación ética. Y la denuncia incansable de toda clase de mentiras y engaños. Hay que hacer el esfuerzo de crear opiniones basadas en datos concretos, en hechos objetivos, es decir, hacer el esfuerzo de elaborar constantemente el análisis de la realidad. Leer y entender la realidad. El sincero de verdad es el que se acerca más a la realidad.

 


 

viernes, 6 de septiembre de 2013

VIDA, LIBERTAD Y SEGURIDAD

COMENTARIO AL ARTICULO 3 DE  LOS DERECHOS HUMANOS

José María García-Mauriño
Septiembre de 2013

Artículo 3.
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

O.- Aclaración:
En este art. “individuo” es lo mismo que persona. Se repite a lo largo de toda la declaración en diferentes artículos el mismo concepto: “toda persona”, “nadie”, “todo individuo”. Todos tienen el mismo significado. El Ser Humano que es persona. En este art. 3 hay tres conceptos éticos fundamentales para entender el resto de los artículos, como son la Vida, la Libertad y la Seguridad. Hay que entenderlos.

1.- Derecho a la Vida:
Aquí se trata no de la vida en  general, sino de la vida humana, del derecho a vivir humanamente. Es un derecho humano. ¿Por qué volver a preguntar por la vida? La vida se sitúa en el centro de las preocupaciones actuales cuando las crisis, de la economía, de las energías, de los alimentos, de la naturaleza, de la ética generan grupos de indignados en muchos lugares del mundo. Estas crisis nos colocan en el punto de una crisis planetaria que los medios intentan desviar y los líderes mundiales atenuar.

La vida es el espacio que transcurre entre el nacimiento y la muerte. Es todo el proceso de nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse y morir. La vida es lo contrario a la muerte, lo contrario a la pena de muerte que todavía rige en tantos países. La vida está amenazada por el Capital que es un sistema de muerte. La vida necesita ciertas condiciones para poder vivir. Todos los días mueren de hambre más de 100.000 personas porque no tienen qué comer, y  hay abundancia de alimentos en todo el Planeta para dar de comer a más de 12.000 millones de Seres Humanos. Este sistema no funciona.

Hoy la pregunta por la vida es muy importante ¿Qué ha pasado con esa vida que el Capitalismo prometió? ¿Qué tipo de vida ofrecieron y cuál es la vida real garantizada? ¿Qué ha pasado con la vida que hoy tenemos necesidad de volver a pensarla y re-definirla? El Estado de derecho, que garantiza la vida, ya no es compatible con la supremacía del mercado. Despertamos del sueño del Capital, cuando descubrimos que, estamos sin trabajo, y con serias dificultades para vivir dignamente.

La vida es un concepto integral, universal, que implica a todo lo que tiene Vida, todo lo que hay de ser vivo en  el Planeta: animales, plantas, Seres Humanos. Lo mismo un elefante, que un perro, que un águila, que un mosquito, un pino o un abeto. Todos formamos parte de la vida, somos tornillos vivos de este magnífico engranaje que es el Cosmos.

La vida en su conjunto está constantemente amenazada por este sistema. Los jóvenes tienen derecho a Vivir dignamente con su trabajo. Hay que insistir en que la vida es salud, es educación es felicidad. Tener derecho a la vida es poder disfrutar del derecho a  cuidar de la salud. La salud de los ciudadanos no es una mercancía que se compra y se vende, es parte importantísima de su vida. Los recortes de Rajoy, obediente al sistema, son una violación sistemática a los Derechos Humanos. El sistema de vida que nos impone el capitalismo es un sistema  de ganadores y perdedores de ricos y pobres, de opresores y oprimidos, es un sistema de muerte no de vida.

2.- Derecho a la Libertad:
En el art. 1 ya se decía que todos los Seres Humanos nacemos libres. La libertad es la raíz de todos los derechos fundamentales. Es un concepto de enorme profundidad con sentidos distintos y plurales, como pueden ser de tipo filosófico, político, social, jurídico, o ético. Aquí se trata de la libertad social, es decir, la libertad psicológica como capacidad de elección y decisión, y la libertad moral como capacidad de desarrollo de la dignidad humana, es decir, que  somos capaces de elegir entre el bien y el mal. Dicho de otra manera, la libertad de hacer lo que se quiere y la libertad de hacer lo que se debe. El derecho a la libertad implica el rechazo a toda clase de esclavitud (art.4 de DH). Además, hay que ser conscientes de que somos ciudadanos, no súbditos ni vasallos  de ningún señor, ni de ninguna institución. Repito, la libertad es la raíz de todos los derechos humanos.

No es cierta la frase que se dice con frecuencia: “Mi libertad empieza donde termina la de los demás”. Eso no es verdad. Es la típica libertad propugnada por el liberalismo como filosofía política. Esta frase debe entenderse de otra manera. Nos preguntamos,¿Acaso para que tu libertad empiece, la mía tiene que acabar?. O ¿para que tu empieces a ser libre, yo tengo que dejar de serlo?. ¿Qué entendemos por libertad?  La Libertad es inherente a la persona y la tiene desde que nace hasta que se muere. No termina nunca. No se puede despojar de ella como quien se quita un abrigo. Consecuentemente, si la libertad del otro no comienza, por la razón que sea, es decir, no puede realizarla, entonces mi libertad no tiene límites y puede expandirse como quiera porque no encuentra límites en la libertad del otro. Esto es lo que ocurre con el Tercer Mundo: como no tienen más libertad  que la de morirse de hambre, entonces, los amos del Mundo expanden su Mercado sin límites. Ocupa todos los espacios e inaugura el imperio del egoísmo económico, es decir, el imperialismo. Por eso, la frase correcta debe ser ésta: “mi libertad solamente comienza cuando empieza también la tuya”. Jamás seremos libres solos; sólo seremos libres juntos. Mi libertad crece en la medida en que crece también la tuya y gestamos conjuntamente una sociedad de ciudadanos libres y solidarios. Nadie es una isla. Somos seres de convivencia. Todos somos puentes que se unen unos a otros, nudos de una red social. Por eso nadie es libre sin los otros y libre «de los» otros. Todos estamos llamados a ser libres «para» los otros y «con» los otros. Como dejó escrito el Che Guevara en su Diario: «solamente seré verdaderamente libre cuando el último hombre haya conquistado también su libertad».
¿Quién puede poner límite a mi Libertad? ¿Acaso el Estado, los demás, el dinero, el partido, la familia? Los derechos van unidos a la libertad. En esta Declaración al menos 17 art. reclaman una serie de libertades. Y habla en más de tres de derechos y libertades (art. 28,29,30). También se habla de la Libertad de conciencia para profesar alguna religión o no profesar ninguna. (Art. 18,19,20).

3.- Derecho a la seguridad
Hay dos sentimientos que nos acompañan toda la vida: la inseguridad y la soledad. Este art. 3 se pronuncia por un derecho fundamental: el derecho a la seguridad. El tema de la seguridad es enormemente amplio. La seguridad es ausencia de riesgo, es confianza, es protección.

El art 22 de DH dice expresamente: “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.”

Algunos aspectos de la seguridad podrían  ser estos:
Seguridad frente al terrorismo de los grupos armados, frente al terrorismo  del Estado y al terrorismo financiero, más sanguinario que ETA.
Seguridad frente a los ladrones de bienes particulares y de servicios públicos, como la sanidad y educación.
Seguridad jurídica frente a sentencias de jueces corruptos. Y para defender derechos humanos, sociales, y laborales. Se trata de la protección elemental de todo individuo.
Seguridad ciudadana, que tenga condiciones de tranquilidad y convivencia necesarias para poder vivir y prosperar en paz.  
Seguridad laboral, de permanencia en el trabajo y de las condiciones de trabajo.
Seguridad frente al derecho a la vivienda.

¿Se puede decir que el derecho proclamado en este artículo 3 de  los DH sirve para la seguridad de  unos pocos y deja de ser efectivo para la inmensa mayoría?. ¿Sólo tienen derecho a la vida y a la seguridad unos pocos, una determinada clase social, o tribu, o grupo étnico, y los demás, la inmensa mayoría del mundo, la vida de casi todos los ciudadanos está en manos de indeseables? ¿Qué pasa que mueren tanta gente, tantos niños? ¿Por qué no tienen asegurada su vida, al menos biológicamente?

A partir del año 1945, después de la II guerra mundial se creó en España el Estado de bienestar. Y dentro de él el sistema de Seguridad Social. Un proyecto del capitalismo con rostro humano: salarios suficientes, sanidad y educación para todos, derechos sociales y laborales. Café para todos.

El imperialismo ha creado un miedo enorme en la ciudadanía y advierte del posible ataque al país de agentes externos y ha creado lo que él llama “la seguridad nacional”. Recuerden lo de la torres gemelas de Nueva York el año 2001. Ese mismo año, los EEUU crearon el llamado Patriot Act la ley de seguridad nacional. Y todos los artilugios que impusieron en los aeropuertos para defenderse de esos posibles ataques que dicen proceder de los árabes. Esta seguridad se traduce en la práctica en la Defensa. Para defendernos de no sabemos qué peligros para eso está el Ejército, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Todo el aparato Militar de un país que necesita de unos presupuestos muy elevados para hacer frente a sus enormes gastos.

La paz no es sólo la ausencia de guerra. El concepto de seguridad es civil, no militar. Una sociedad es segura si tiene trabajo, alimentación, vivienda, educación, sanidad y, además, la seguridad que defiende el propio territorio. El Ejército sería, en ese sentido, la plasmación de una voluntad ciudadana orientada al Bien común. El Ejército debe estar centrado en la atención de catástrofes naturales y momentos extraordinarios.

La seguridad que contempla este art, es ante todo la Seguridad de las personas, no de las instituciones, no del orden establecido, no de los mercados, no de los partidos o sindicatos. Se protege antes a los Bancos que a las personas. El Estado protege antes y más a la clase dominante que a la clase trabajadora o las clases populares, a esa mayoría de los ciudadanos,  El Estado debe proteger siempre el Bien Común y ese BC se traduce en proteger la Vida y la Libertad de los individuos. Es de Justicia darle a cada uno lo suyo, y lo más suyo de cada uno es su propia Vida y su Libertad.

4.- Algunas reflexiones finales:
¿Cuál de estos tres valores, Vida, Libertad y Seguridad, son más importantes? ¿O es que son inseparables?  Resulta imposible defender la Vida, si no tenemos libertad y seguridad. Por la seguridad no se  pueden  recortar los derechos de reunión  y manifestación de los manifestantes. La ley no obliga a llevar el DNI en la calle. La clase dominante siempre prefiere la Seguridad ante todo. Y de hecho sacrifica muchas libertades para “sentirse seguros”. Prefiere la seguridad económica antes que la salud o la educación y, por supuesto, antes que los Derechos Humanos.

 Y en caso de conflicto, ¿por cual de los tres tendríamos que decantarnos? Ese conflicto surge cuando tratamos el tema de la Eutanasia o del Aborto que parecen contrarios a la Vida. Se trata de dilucidar entre libertad y seguridad. Si se opta por la libertad, se tiene menos seguridad. Si se opta por la seguridad, caerán sacrificadas muchas libertades. ¿Con qué nos quedamos?

Lo que denominan guerra, la de Iraq, Afganistán, Libia, Siria. Etc. dicen que solo es un conflicto. Con el pretexto de la guerra, parece que todo es válido. Para ellos, el fin justifica los medios. La guerra militar, los conflictos financieros, jurídicos, políticos y diplomáticos que ha puesto en marcha el gobierno norteamericano, sirven de pretexto para socavar las libertades y los derechos fundamentales de la mayoría de la población. El fin es la seguridad y para ello sacrifican libertades "En tiempos de guerra hay que abordar de manera diferente las libertades públicas", Dijo un senador de los EEUU.


---oOo---

lunes, 12 de agosto de 2013

Bondad, un valor ético olvidado

 

José María García-Mauriño

11 de agosto de 2013

 

¿Basta hoy día con ser bueno sin más…?

 

Lo importante es restaurar la BONDAD en el mundo. Hay mucha maldad en el mundo, hay mucha injusticia. Ser buenos, es ser  buenas personas y esto comporta una exigencia ética. Una bondad atravesada por la Justicia y empapada en el compromiso sociopolítico. Una bondad llena de compasión por el sufrimiento humano, desobediente con las leyes injustas. La compasión en el sentido profundo del término y no en su perversión sentimentaloide, está transida de indignación ética, ya que la conmoción interna experimentada (esa es la indignación ética) se traduce en una exigencia ineludible contra la injusticia y sus causas. La indignación ética percibe como intolerable el sufrimiento humano y reacciona frente a él, no se queda de brazos cruzados. Esta compasión, este padecer-con,  siempre apuesta por el cambio transformador. Decimos esto porque el término “bueno” puede dar lugar a equívocos. Ser bueno de verdad tiene un carácter transgresor y desobediente.

 

No tiene nada que ver con ese dicho que “todo el mundo es bueno” (tó er mundo é güeno) o con ser un “bonachón”. Juan XXIII era el Papa “bueno” pero armó un escándalo con el concilio Vaticano II. No se trata sólo de ser mejores, de ser más buenos; lo que se  pretende es organizar la convivencia para que todos y

Todas seamos felices.

 

A Jesús no lo mataron por ser “bueno”: lo mataron porque estorbaba, denunciaba a los que mantenían la injusticia y entró en un duro conflicto con los dirigentes. Sólo podremos hablar de bondad, si asumimos la tarea ética de luchar contra este (des)orden establecido por quienes se empeñan en mantener un mundo en el que sólo unos pocos viven, mientras una inmensa mayoría malvive o muere lentamente.  

martes, 6 de agosto de 2013

OTRO DIOS ES POSIBLE



José María García-Mauriño
4 de agosto de 2013

Estamos viviendo una de las crisis más graves que ha conocido el capitalismo en toda su historia. El sistema bancario internacional ha entrado en bancarrota y sólo se sostiene porque los gobiernos capitalistas han salido a la desesperada a salvarlo, mediante una intervención masiva como jamás hubo. Han endeudado al Estado en ¡billones de euros! (que pagaremos nosotros) y permitido a los banqueros manipular la contabilidad para ocultar la quiebra. Hasta ayer acérrimos partidarios del "libre mercado", los gobiernos no han dudado en salir al rescate de los principales responsables de la crisis financiera. Pero esto es sólo la primera parte, porque lo verdaderamente grave es lo que viene ahora: En toda Europa, los despidos, los expedientes de regulación de empleo y la no renovación de contratos se convierten diariamente en el drama de millones de personas condenadas al paro, el desahucio y la miseria.
La crisis es, efectivamente, de dimensiones planetarias, tan grande como el mundo en que vivimos. La corrupción, el ocultamiento, la falsedad, o, simplemente, la mentira, no tienen barreras ni fronteras. Tampoco las tiene la codicia, la injusticia, la usura, pero sí las hay, en cambio, para el bien común, para la justicia, para la cooperación, para la hospitalidad y los derechos humanos.

No nos creemos, eso que dicen los entendidos, que lo peor ya ha pasado, que van surgiendo brotes verdes, que se empieza a ver la luz al final del túnel. Eso no es verdad.. Los pobres son cada vez más pobres y los ricos se han aprovechado de esta crisis para hacerse más ricos. Lo peor no ha pasado, lo peor está por venir. Lo  peor que nos puede pasar es que el Sistema se ponga de nuevo en pie con todas las ayudas multimillonarias que recibe de la ciudadanía. Que siga casi igual el sistema financiero y económico, que siga el sistema militar de dominación del mundo, que se siga destruyendo la Madre Tierra, que continúen vigentes los mismos valores de acumulación del beneficio para unos pocos y se hunda en la miseria a la mitad de la humanidad.
¿Cómo y desde dónde analizamos nosotros esta crisis?
El Obispo Casaldáliga nos invita a ver el mundo desde otra perspectiva. Mirar la realidad desde la fe y desde el cambio
Nos dice: “¿Por qué no cambias de Dios?.
                        Para cambiar de vida  hay que cambiar de Dios
                        Hay que cambiar de Dios, para cambiar la Iglesia
                        Para cambiar el mundo ¡Hay que cambiar de Dios!

No cambiar desde las religiones, sino desde el grito profético de la fe contra esta situación. Otro Dios es posible. ¿Qué Dios es el que tenemos que cambiar? “No podéis servir a Dios y al dinero”.  O, en otra versión, no  podéis servir a Dios y al Capital. No podéis servir al Capital y al Dios de los pobres, Jesús de Nazaret. Tenemos que elegir entre servir a la Globalización Capitalista y ser coherentes con la Opción por los pobres. Eso está claro. Lo difícil es cambiar el Dios a quien tratamos de servir por el verdadero Dios, el Dios de Jesús de Nazaret. El Obispo nos invita a los creyentes, a que estemos de verdad en contra del sistema. El cristianismo y el capitalismo son totalmente incompatibles.

Lo que nos preguntamos a estas alturas es por nuestra postura personal ante el Sistema. Es cuestión política, y es cuestión moral. ¿Ejercemos un servicio a los pobres y una servidumbre el Sistema? No se trata de autoflagelarnos, sino de un sincero examen mental y de conciencia. En estas fechas de la Historia, en este caos climático, de guerras, militarista, económico, de pobreza y miseria,  no se pueden poner paños calientes. La ética política es una ética crítica que cuestiona al Sistema como totalidad, lejos de esa ética edulcorada de reformas del orden social. No podemos pasar de una crítica  del Sistema que nos resulta incómoda, a una moral reformista, prudente, propia del “realismo cristiano”, que nos deja más tranquilos. Hay que tener bien claro que nuestro semicristiano orden social está regido por la ley del beneficio. Es decir, se acepta el Sistema como es y se reforma solo en parte.

Las morales reformistas  se preguntan ¿Cómo ser buenos creyentes en Europa, en España, en Egipto?  Pero aceptan Egipto como Sistema vigente. Moisés, en cambio, se preguntó “¿Cómo salir de Egipto?” Porque, hay una cuestión previa: para Salir  -metáfora teológica fundamental-  hay que tener conciencia de que existe una totalidad en la que estoy dentro, y un fuera por donde puedo transitar. Es preciso partir de la realidad global, ser fieles, ser honrados con la realidad global. La Biblia llama al Sistema como totalidad, “este mundo”, o la “carne”, (basar en hebreo o sarx en griego). El pecado de la carne es la idolatría, el fetichismo, el adorar al Idolo, como última realidad absoluta, y negar la existencia del Otro, del Pobre, de los pueblos excluidos.

En el s. XVI, Bartolomé de las Casas hizo una crítica teológica al Sistema global desde los países periféricos. Es curioso observar cómo se pasó de una crítica al capitalismo global a una aceptación, e incluso  a  una justificación moral del mismo. Para las morales que rigen dentro del sistema  la Utopía, la ética, que critica al sistema, es considerada como anarquía, como fanatismo. Desde 1989 el liderazgo económico-militar norteamericano juzgará como terrorista toda actitud crítica al sistema. Aquellos cristianos que se opusieron al capitalismo en crisis, en los años 70-80 fueron sepultados por el capitalismo fascista en Europa y en EEUU. 

La ética crítica debe esclarecer el hecho y la realidad de que “más allá” de la totalidad se encuentra todavía el Otro, el pobre, el explotado. Al otro lado del Sistema se nos aparece más de media humanidad, hundida en la miseria que exige Justicia. La pretendida “ayuda” del capital a los pueblos empobrecidos en forma de Deuda Externa, además de producir un “desarrollismo” inaceptable, implantó las corporaciones transnacionales. No fue, por tanto, una exigencia de justicia, sino una estrategia capitalista para sacar beneficios.

Lo que ahora está sobre el tapete es la posible colaboración más o menos encubierta de los cristianos con el Sistema. La primera pregunta  que salta es ésta: ¿Desde dónde hacemos esa reflexión, desde dentro o desde fuera del sistema? Al menos es elementalmente ético pensar y analizar lo perverso de la globalidad del sistema. Porque según hagamos este análisis, podemos llegar a un compromiso más o menos claro con nuestra conciencia, o a una coherencia mayor o menor con nuestros planteamientos ético-cristianos. Según veamos la honda perversidad del sistema, sacaremos las consecuencias políticas que se derivan de él. Y las económicas, como no jugar a la Bolsa, retirar los dividendos  de Telefónica, Repsol, los Bancos, etc. que al menos supone una no colaboración con el núcleo del capital. Y entonces, nuestras acciones irán encaminadas a luchar en su contra, ya sea ir a una manifestación o a otra, firmar un manifiesto, asistir a una reunión o a una conferencia o debate, implicarse en algún movimiento social, ONG que son antisistema, o en una de esas mil maneras de lucha coherente. La inmensa mayoría de los cristianos y no cristianos no estarán de acuerdo con estas posturas radicales. Ya lo sabemos. Esto es sólo para Utópicos. Hoy, en este siglo XXI con estas condiciones de no-vida para la mayor parte de la humanidad, Jesús sigue repitiendo una y otra vez “no podéis servir a Dios y al Capital”.

A este crisis global del sistema, sólo se le puede combatir desde la totalidad de los oprimidos, desde la solidaridad planetaria de todos los pobres de la Tierra, más de las ¾ partes de la humanidad, más de  5.000 millones de seres humanos. 

Dios entra en la Historia a través de la denuncia profética. Denuncia de los abusos del poder, del poder mismo. “Jesús dejó  sentado que el camino hacia Dios no pasa por el Poder, ni por el Templo, ni por el Sacerdocio, ni por la Ley. Pasa por los excluidos de la Historia”.

            En este contexto de crisis que estamos atravesando hemos reconocido que la responsabilidad moral de la crisis cae enteramente del lado de quienes la han provocado, de aquellos que siguen enriqueciéndose desmesuradamente y que se está intentando resolver a costa de los pobres. Y que nada de esto es evangélico. No podemos dejar nuestras vidas en manos de los señores del sistema que continúan reformando un invento que es nefasto y cruel para toda la humanidad. No van a venir a  nuestras costas 40 o 70 senegaleses en un cayuco o en pateras. Cuando empiecen a venir 30 millones de africanos y más de 40 millones de asiáticos a España, a Europa, a este Primer mundo, sólo porque quieren vivir, entonces nos vamos a enterar, entonces caeremos en la cuenta del disparate de encomendar nuevamente al zorro que cuide del gallinero. La salida a esta crisis es muy compleja, muy difícil, y no sabemos cómo atajarla. Pero nos comprometemos a ir cambiándola.

Hay que repetir una y otra vez lo que planteábamos al principio: para salir de la crisis, hay que cambiar de Dios. Para cambiar el Sistema, hay que cambiar de Dios. Para seguir a Jesús de Nazaret hay que cambiar de Dios. Para cambiar este mundo hay que cambiar de Dios. Aunque se nos pueda llamar locos, rebeldes, políticamente incorrectos, sabemos que lo que hacemos es ofrecer al mundo el testimonio subversivo del Mensaje de Jesús.

Quiero hacer llegar a mis lectores lo complejo de esta situación, lo difícil y complicado que resulta intentar salir de estas estructuras de muerte. No está en nuestras manos la solución a esta terrible crisis. Pero, al menos, hacemos una constatación  y expresamos una convicción: que el conjunto de todas las crisis, la financiera, alimentaria, energética, hídrica, climática, social, ética, provienen de una causa común, el capitalismo globalizador. Y tengo la convicción de que podemos transformar el curso de la historia. No tengo miedo de denunciar constantemente la perversidad de este Sistema y ponerme descaradamente al lado de todos los pobres y excluidos de la Tierra. “Seamos realistas, exijamos la utopía”.


jueves, 1 de agosto de 2013

DERECHOS HUMANOS, SIEMPRE A PESAR DE TODO


 

José María García-Mauriño

1 de Agosto de 2013

 

            Algo pasa cuando en muchísimos países se violan constantemente los derechos humanos. Los que luchamos día a día porque se respeten tales derechos humanos no podemos por menos de preguntarnos las causas de estas violaciones en casi todos los países que  han firmado esta Declaración Universal. Al hacernos esta pregunta elemental (¿qué es lo que pasa ante tantas violaciones de los derechos?), intentamos establecer algunos criterios para analizar las causas de esa violación constante de los derechos humanos. Es decir, tratamos aquí de ver qué es lo que le pasan a esos derechos humanos que no se cumplen; preguntándonos primero sobre la misma Declaración, su formulación, su contenido, sus posibles fallos; también se puede proceder por otro método, y sería hacer un análisis político y económico de esas naciones que se comprometieron a cumplirlos y de hecho no los cumplen. Acerca de las violaciones de los derechos humanos en cada país se ocupa anualmente la organización no gubernamental Amnistía Internacional. De entrada, vamos a hacer un análisis crítico a la formulación de esos derechos humanos.

 

            Lo primero que reflexionamos es acerca de un supuesto fundamental: si estos derechos humanos pueden y deben alcanzar una perspectiva y validez universales. Y creemos que esto no se logrará si no se tiene en cuenta el punto de partida, el "desde" dónde se consideran, desde dónde se formulan, y luego el destinatario, el "para" quien y para qué se proclaman. Es necesario constatar claramente el origen, el "desde", y la finalidad, el "para". Y podemos aventurar que se trata "desde los pueblos oprimidos" y desde las mayorías populares, "para" o en busca de su liberación. Quizá esta perspectiva inicial no se contemplaba en la formulación primitiva de 1948.

 

            Esto supuesto, y discutible, podemos iniciar una serie de puntos de reflexión acerca de esta problemática de los derechos humanos:

 

1.- El problema de los derechos humanos es un problema no sólo complejo, sino ambiguo, pues en él no solamente confluye la dimensión teóricamente universal del hombre con la situación real y concreta en la cual desarrollan efectivamente su vida la totalidad de los seres humanos, sino que tiende a ser utilizado ideológicamente al servicio no del hombre (de todo hombre) y de sus derechos, sino de los intereses de unos u otros grupos, de una clase social o de otra, en la que están insertos esos hombres concretos. Por tanto, habría que plantear esta problemática en un triple plano: en lo que tiene de verdadero o falso [problema epistemológico], en lo que tiene de justo o injusto [problema ético] y en lo que tiene de ajustado o desajustado [problema político]. Y aquí se podría ver toda su complejidad y ambigüedad.

 

2.- Si no se historiza, el problema de los derechos humanos, no se puede salir de su complejidad o ambigüedad. La historización no consiste formalmente en contar la historia del concepto de los derechos humanos. La historización consiste en estos factores:

 

3.- En la verificación práxica de la verdad-falsedad, justicia-injusticia y ajuste-desajuste que se da del derecho proclamado. Si es verdad que toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país (art.21.1), si se considera justa esta participación política de todo ciudadano, hay que verificar si realmente en las condiciones políticas de dicho país se puede realizar este derecho, y qué es lo que ocurre que no se pueda realizar: ¿Hay dictadura? ¿no está recogido este derecho en el ordenamiento jurídico, en la constitución de ese país?

 

4.- En la constatación de si el derecho proclamado sirve para la seguridad de  unos pocos y deja de ser efectivo para la inmensa mayoría. ¿Sólo tienen derecho a la vida y a la seguridad (art.3) unos pocos, una determinada clase social, o tribu, o grupo étnico, y los demás, la inmensa mayoría de ese país, la vida de todos estos ciudadanos está en manos de indeseables? ¿Qué pasa que mueren tanta gente, tantos niños? ¿Por qué no tienen asegurada su vida, al menos biológicamente?

 

5.- En el examen de las condiciones reales, sin las cuales no tienen posibilidad de realizar esos propósitos intencionales. Habría que examinar en un país concreto cuáles son los condicionantes económicos y políticos que hacen imposible el cumplimiento de una serie de derechos. ¿Están recogidos en sus constituciones todos los artículos de esta Declaración?

 

6.- En la desideologización de los planteamientos idealistas, que tendrían que contribuir a los cambios sustanciales de ese país; los derechos humanos son exigibles para llegar a un mínimo de respeto a cualquier persona y fomentar el desarrollo de la personalidad humana. Esta Declaración tendría que convertirse en arma pacífica para el logro efectivo de los derechos humanos, y no para mantenerse en el terreno de las ideologías, que de hecho son un obstáculo de los mismos.

 

7.- En la introducción de la dimensión del tiempo y el espacio (la historia) para poder cuantificar y verificar cuándo las proclamaciones de los derechos se pueden convertir en realidades efectivas, o al menos, en un cierto grado aceptable de realización. Saber, por ejemplo, si en Chile (espacio) en 1989 (tiempo), se puede dar un proceso de democratización de tal manera que los derechos humanos se puedan convertir en realidades, y no en papel mojado.

 

8.- Aplicado el  método de la historización a los derechos humanos se aprecia mejor el peligro de que su teoría y praxis tienden a tomar la forma de una normatividad absoluta y abstracta, independiente de toda circunstancia histórica. También se puede tomar como una forma velada de defender lo ya adquirido por el más fuerte o lo que se puede adquirir en el futuro por los más fuertes. Muchas veces detrás de esa normatividad absoluta y abstracta se encubre la ideología de unos intereses que defienden lo ya adquirido sin discutir el modo de esa adquisición, y sin discutir cómo el derecho de todos se convierte en privilegio de unos pocos; porque son pocos los que cuentan con condiciones reales para hacer efectivos esos derechos. Cuando el derecho se convierte en privilegio, niega su esencia misma de derecho, y cuando deja de ser universal, deja por lo mismo de ser humano, deja de ser derecho del hombre, para pasar a ser privilegio de clase o de grupo de individuos.

 

9.- En lugar de esa concepción abstracta, ideologizada y ahistórica de los derechos humanos, habría que proponer el problema, no sólo desde la perspectiva del triunfo de la razón sobre la fuerza, sino desde la defensa del débil contra el fuerte. El hombre no es una generalidad unívoca y abstracta que se repite multiplicadamente en los hombres concretos de cada país, de cada cultura o civilización, sino que se trata de una realidad dialéctica entre el fuerte y el débil, entre el señor y el esclavo, entre el opresor y el oprimido. Con el agravante de que la condición de esclavo y oprimido no es una mera "carencia", algo que le falta, sino que es el fruto de una situación de privación, de despojo múltiple y diferenciado. Muchas veces esa formulación de los derechos humanos es una falsa superación idealista de esta confrontación dialéctica, algo que puede ocultar esa realidad escindida, y muchas veces, favorece la continuación de esa situación, presentando como derecho de todos lo que es privilegio de unos pocos.

 

10.- Es posible que el método adecuado para encontrar y realizar un derecho efectivo y dinámico que sea en su realización histórica lo que pretende ser en su teoría ideal -ser lo verdadero, lo justo, lo ajustado- es ir negando esa condición de debilidad, esclavitud y opresión, que es lo que se da de hecho, a pesar de no ser éste el dato primario de lo que corresponde al hombre en su esencia ideal. Se trata, por tanto, de un proceso dialéctico en el que se da una tesis ideal, una afirmación teórica -ser persona-, una negación de esa tesis la realidad histórica que niega la condición de personas a los habitantes de cualquier país (ser esclavos de hecho) y de una superación, o negación de la negación (negar la esclavitud es negar esa anulación del ser humano), que es ser de verdad persona en las condiciones históricas, políticas y económicas, propias de un país concreto que va realizando los derechos humanos.

 

11.- Las primeras formulaciones de los derechos humanos, como la Carta Magna (1215), el Bill of rigts (1689), la Declaración de derechos de Inglaterra, la Declaración de derechos de Virginia (1776), la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (1789) en Francia, significan el resultado de la lucha de determinados grupos intelectuales con más o menos privilegios por alcanzar algo que creían les pertenecía. Aunque idealmente se presentan como derechos humanos, son derechos limitados a una forma concreta de ser hombres: esto sucede de tal manera que ni siquiera se atribuyen esos derechos a quienes conviven con ellos como eran los campesinos ingleses o franceses, los negros o esclavos norteamericanos, por más que no se les niega su carácter de 'humanos'. Son derechos de una clase social hasta entonces desposeída de ellos y sometida; estas formulaciones muestran a las claras el carácter ambiguo e ideologizado de los derechos humanos. Aunque abren un ideal positivo y muestran un método eficaz de lucha para hacer que el derecho sea real y efectivo, muestran al mismo tiempo su carácter inhumano y se vuelven a convertir en la fuerza legitimadora de los poderosos; se vuelve a cubrir con el manto de la universalidad lo que es el ideal de unos particulares, favorable para unos pocos y desfavorable para las mayorías de cada nación y sobre todo para la inmensa mayoría del mundo entero.

 

12.- El hecho de aplicar a la historia concreta de cada país esta Declaración de los derechos humanos, muestra el problema radical: la lucha de la vida contra la muerte. Esta lucha se plantea en muy diversos planos tanto si se atiende al orden personal, como al orden social, como al orden institucional. En la base de todo está la vida biológica, sabiendo que la vida humana en algo más que pura biología. Pero, al menos la vida biológica se constituye en el derecho primario: el derecho a vivir. Y esto no se da en la mayoría de los países, donde se hace sumamente problemático conservar la vida biológica por la extrema pobreza o por las condiciones de represión o violencia. De hecho, para la mayor parte de la humanidad no se dan las condiciones reales para poder seguir viviendo biológicamente. Y los derechos humanos deben serlo de la humanidad entera o dejan de ser humanos realmente. Esta lucha de la vida contra la muerte se traduce en concreto en la lucha de la víctima contra su verdugo y esta lucha se da en distintos planos: el de la libertad, el de la justicia, el de la dignidad, el de la solidaridad.  En definitiva, en el plano de la plenitud de la vida, que sin dejar de ser biológica, trasciende los límites de lo puramente biológico.

 

13.- Relacionado con el punto anterior está el concepto de necesidades humanas básicas. Estas necesidades por ser básicas para poder vivir humanamente, traspasan el umbral de lo biológico para situarse en el plano del derecho. Es preciso que las necesidades fundamentales sean satisfechas, porque de lo contrario la muerte prevalecería sobre la vida y, en consecuencia, se iría a una lenta deshumanización del género humano, tanto por la multiplicación de su empobrecimiento biológico, como por la insolidaridad de los pueblos: todo lo que hay en la Tierra es propiedad de todos los hombres y mujeres para que a nadie le falte lo necesario para vivir. No puede darse la muerte de muchos para que unos pocos tengan más vida; no puede darse la opresión de la mayoría para que una minoría goce de libertad.

 

14.- En resumen, la historización de los derechos humanos vista desde los pueblos oprimidos y desde las mayorías populares, es la forma adecuada de lucha para alcanzar  una universalización real, concreta e histórica de los mismos. Esta pone al descubierto la ambigüedad de su proclamación hecha desde una universalización abstracta. Descubre el carácter dialéctico que le es históricamente esencial, despojándole así de su apariencia estática y niveladora. Descubre y desenmascara la utilización interesada de la doctrina de los derechos humanos, cuando se la emplea para legitimar los privilegios de algunas personas, grupos y naciones. Esta formulación hace de la universalidad de los derechos humanos una burla sangrienta, porque no solo no se da esa universalidad, sino que se la niega positivamente, ya que se requiere la muerte y opresión de una gran mayoría para que pueda darse la dominación y libertad aparente de unos pocos.

 

            Denuncia la mentira de los países ricos y de las clases poderosas dominantes, que tratan de aparentar el que en ellos se da el pleno cumplimiento de los derechos humanos, cuando lo que se da es el disfrute de derechos nacionalistas o clasistas. Esta formulación plantea el problema de su radicalidad al enmarcarlo en el contexto de la vida y la muerte, de la liberación y de la dominación. Obliga a plantear una solución definitiva que lleve a hacer justicia, porque los derechos son el resultado de una lucha, que la parte dominante quiere usar a su favor, pero que la parte dominada debe de poner a su servicio.

Esta Declaración Universal de los Derechos Humanos es el documento más importante y definitivo que ha producido la humanidad en los últimos 20 siglos. Con todos los  muchos defectos que tiene, es el único código ético de conducta a seguir por todos los Seres Humanos para poder convivir pacífica y armónicamente en este planeta tierra.

 


---oOo---

domingo, 28 de julio de 2013

PARA SER ETICO, HAY QUE HACERSE PREGUNTAS




Lo más ético en la actualidad es hacerse preguntas: hay muchas cosas en la realidad que no están claras, que no podemos pasar por alto, que nos sugieren muchos interrogantes. Y esto hace que nos planteemos muchos problemas. No se puede mirar para otro lado, cuando lo que nos rodea es sangrante. Etica, como reflexión filosófica ante comportamientos personales y sociales.

1.- Preguntas teóricas:
¿Es lo mismo ética que moral? (Escrito aparte)
Dostoiewski: “Si Dios no existe. Todo está permitido’
1.- ¿Es que la ausencia de Dios hace que no haya valores? ¿Ya no hay ética? ¿estarían permitidos el crimen, la mentira, el abuso, la injusticia, el soborno? ¿Ya no habría autoridad, ni leyes, ni reglas? ¿Sería lo mismo la verdad que la mentira, el derecho que la injusticia?
2.— ¿Es acaso Dios el que da permiso para hacer una serie de cosas? ¿Es solamente Dios el que permite todas las cosas? ¿Qué es lo que está permitido, y lo que no? ¿Es acaso Dios el fundamento de toda permisividad?
3.— Si Dios no existiera, ¿se encontraría la humanidad como desamparada? ¿Es acaso Dios el fundamento de toda ética? Si Él no existiera, ¿acaso se encontraría el hombre en absoluta desnudez, solo con su libertad, sin amparo, sin abrigo? ¿el ser humano debería fiarse solamente de sus instintos, de sus sentimientos, de su pura naturaleza? El hombre puede tener fe, o no tenerla; pero, quien no la tiene, ¿es por eso un ‘ateo’?

- ¿La moral es parte de la religión, o es la religión una parte de la moral?
         - ¿cuál es la diferencia entre religión y moral?  Porque una cosa es la vivencia moral y otra la religiosa. ¿Se puede ser moral sin ser religioso?. ¿Hay diferencia entre religión y ética?
         - ¿es lo mismo ser religioso que ser creyente?
         - ¿cuál es la diferencia entre religión y el seguimiento de Jesús?
         - ¿cuál es la diferencia entre ética y fe? ¿es igual la fe que las prácticas religiosas?
         - ¿Cuál es la exigencia de la ética cuando se vive desde la fe?.  

2.- Preguntas prácticas:
2.1 Resulta llamativo cómo muchos “roban” lo que pueden del erario público, y dicen que es “legal”. Existen leyes que protegen ciertas acciones que no son éticas, van en contra de valores y derechos humanos, pero esas acciones tampoco vulneran la ley. ¿Qué es lo que pasa? ¿es lo mismo legalidad que eticidad? Hay leyes que no son justas o que amparan acciones injustas. ¿Hay obligación moral de obedecer dichas leyes? O más bien habría que proceder a la “desobediencia civil”? ¿No van contra la ley los que vulneran una serie de derechos sociales y laborales, ya adquiridos en años anteriores, y ahora por un decreto-ley los echan abajo?

2.2.¿Se pueden mantener unas tierras improductivas porque el dueño recibe subvenciones de la Unión Europea, o es mejor “ocuparlas” para trabajarlas, hacerlas productivas y los trabajadores del campo puedan recibir un jornal necesario para comer?

2.3.¿Quiénes son los ladrones: los que roban en los bancos, o los que se llevan alimentos básicos de Mercadona para dar de comer a gente muy necesitada? Podemos decir que esa acción no es legal, es decir, va contra la ley establecida, pero es ético porque existe un principio ético que está por encima de esa ley: Entonces, no es robar, sino coger aquellos bienes, necesarios para vivir, que son de todos. Es un principio moral de un sabio del siglo XIII: “en casos de extrema necesidad todas las cosas son comunes” (in extrema necessitate omnia sunt communia). Porque “la distribución y apropiación de las cosas que procede del derecho humano no puede impedir que estas cosas remedien las necesidades de los hombres. Por eso todo lo que uno tiene de más lo debe a los pobres para su sustento. Y si la necesidad de alguien es tan grave y tan urgente que hay que remediarla con lo primero que se tenga a mano..., entonces cualquiera puede remediar su necesidad con los bienes de los demás, tanto si los quita de modo público como secreto; y esta acción no reviste carácter de robo ni de hurto”. Estas palabras no son del alcalde de Marinaleda ni de Carlos Marx. Son de Santo Tomás de Aquino, uno de los pilares de ese humanismo cristiano al que los del PP. dicen seguir. Y puede verse en la Summa Theologica (2 2e, cuestión 76).
A ellas añadirá el cardenal Cayetano, gran comentador de Tomás de Aquino, que un juez puede distribuir entre los necesitados el dinero sobrante de los ricos. Me pregunto, pues, si no están los del PP. en el atolladero de aplicar la ley contra unos principios que dicen regular el ideario de su partido, quedando como embusteros ante la ciudadanía.

2.4 ¿Se puede hablar de una “doble moral”? Los del PP son muy dados a aplicar criterios éticos a los de su partido o ideología, y por otra parte juzgar con criterios “legales”, a sus oponentes. La ley del embudo. Para los pobres la ley, para los ricos, darles facilidades para seguir enriqueciéndose más. Lo importante no es preguntarse qué partido está en el poder, sino que clase social es la que gobierna.

2.5. ¿Se puede cumplir la Ley de emigración que prohíbe dar atención sanitaria a los inmigrantes sin papales, y al mismo tiempo saltarse el principio médico del juramento hipocrático de salvar vidas humanas, vengan de donde vengan?

2.6. Dicen y mantienen los del PP, que “el fin no justifica los medios”. Si esto se lo tomaran en serio, les podríamos preguntar, si el fin es pagar la deuda (suponiendo que esa deuda sea legítima y moral), ¿son un medio adecuado los recortes y ajustes? Por un fin económico, exigido por unos mercados financieros, ¿se puede justificar la muerte de muchos inocentes, como son los dependientes, niños, ancianos, enfermos, parados, etc. que son las víctimas de esos recortes?  Los recortes consisten en que los ricos roban a los pobres.Ese principio se volverá inmediatamente contra toda la política de este gobierno: para un fin de suyo legítimo y necesario como es rebajar nuestra deuda, ha recurrido el gobierno a medios inmorales (quizás también anticonstitucionales) como son privar a mucha gente de derechos constitucionales, de los ingresos mínimos indispensables, abocarlos al hambre, a la desesperación, a la falta de asistencia médica indispensable, a tener que recurrir a unas Caritas ya desbordadas y a quedarse sin vivienda después de un enorme esfuerzo y encima con una deuda impagable para la que ni siquiera vale el principio lógico de la dación por pago. La mayoría de los medios que han aplicado ellos. para saldar la deuda española no son éticos aunque puedan ser morales, Y no se justifican por ese fin tan legítimo.

2.7¿Se intenta volver al Estado de Bienestar? Ese fue un proyecto propio de las clases dominantes, un capitalismo con rostro humano, con salarios suficientes, derechos laborales y sociales para todos y todas. Querer volver a él es una trampa inaceptable. Hay alternativas, sí, pero dentro del capitalismo. Una salida de la crisis por la izquierda, pasa por tratar de destruir ese capitalismo y que las relaciones de poder vayan estando en manos de las clases populares.




viernes, 26 de julio de 2013

ETICA GLOBAL

  



José María García-Mauriño
Marzo  de 2013




1.- Frente a la Globalización económica y financiera, una ética global

      En este nuevo escenario del Planeta, con la Globalización económica y financiera, la ingeniería genética, los medios de comunicación sin fronteras, la pobreza que llega al 80% de la población mundial, no bastan las éticas personalistas, individualistas, de hasta ahora. Estas se suponen, pero hay que darles un contenido mucho más amplio. A problemas globales, respuestas globales. El mundo está en crisis. Se puede decir que la Globalización económica y financiera no tiene ética, sí tiene un enorme poder económico y financiero, mucho más que político. El mundo es único, No hay dos o tres mundos, hay un solo mundo. No el Primero, Segundo, Tercer Mundo y hasta Cuarto Mundo. ¿Cuántos mundos? ¿Por qué tanta división, porqué tanto interés en dividirnos? Esto es síntoma de una crisis muy seria: la crisis social, la crisis del sistema de trabajo, la crisis ecológica.

      Problemas sociales: no hay dos clases sociales, el proletariado y la burguesía, hoy están los que viven bien, sólo unos 1.000 millones de seres humanos, y los que se mueren antes de tiempo, unos 5.000 millones de personas. El mundo de los ricos y el mundo de los excluidos. Unos el 99% , otros el 1%.

      La crisis del trabajo: las nuevas formas de producción, cada vez más automatizadas, prescinden del trabajo humano; en su lugar entra la máquina inteligente. Se fusionan las grandes empresas, los grandes bancos, todos quieren sacar el máximo rendimiento económico. Prescinden de los costes, y echan fuera a miles de trabajadores y trabajadoras que van a formar parte del mundo de los excluidos. Si no hay trabajo, ¿habrá ocio? ¿y de qué viven, de qué comen?  ¿Cómo hacer funcionar un salario ciudadano?

      Y la crisis ecológica, por llamarla de alguna manera: la naturaleza se va muriendo, la tierra que pisamos, los campos que nos nutren, van desapareciendo. Los daños ambientales se difunden por todo el planeta. Los acuerdos de Kyoto no se ven respaldados por muchos países, entre ellos EEUU, Japón y Canadá. La Tierra es un ser vivo y en ella vivimos los seres humanos. Somos un solo mundo, formamos un todo orgánico  y vivo. Esta unidad, naturaleza y 7.000 millones de personas, está siendo desbaratada. Es una totalidad, una unidad indivisible, no es un agregado de partes, no es un mosaico de regiones, pueblos, países, continentes, y océanos disociados. Es una malla formada por una red muy compleja de interdependencias, de interconexiones de muchas clases: el mundo es un sistema uno y supercomplejo. Esta complejidad entraña una fragilidad digna de mucho cuidado. Y es urgente la ética del cuidado.

      Es mucho lo que hoy día está en peligro. Este nuevo escenario plantea nuevos interrogantes, muchísimas dudas. El gran desafío ético y político son los dos tercios de la humanidad, pobres, excluidos, oprimidos, parados, inmigrantes. Nos plantean muchas exigencias. A todos. No se puede mirar a otro lado, nos miramos a nosotros mismos, nos exigimos a nosotros mismos, porque formamos parte de este universo. Somos el pequeño tornillo de una máquina gigantesca. Y es una máquina viva, y somos unos tornillos vivos. ¿En manos de quienes está esa máquina? ¿Quien la gobierna?

      Podemos decir que la Globalización económica y financiera que tratamos es un proceso complejo que no es neutro, se trata de un desarrollo específico, el desarrollo económico financiero capitalista que pone su objetivo en conseguir el máximo beneficio en el menor tiempo posible y por encima de cualquier otra consideración. Esta Globalización no la puede evitar ningún país, ni ninguna organización. Por ejemplo, no se puede controlar la Globalización sin las organizaciones multilaterales. No se pueden abrir los mercados sin pasar por la Organización Mundial del Comercio. La deuda de los países pobres, que suman la cantidad de 2,6 Billones de dólares (499 billones de pts.), no se puede anular sin contar con el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. No se pueden promover reformas sociales más elevadas sin la Organización Internacional del Trabajo. ¿Todo tiene que depender de las decisiones de estos altos organismos?

      Debemos reconocer que la Globalización económica y financiera todavía no ha dado respuesta a los grandes desafíos de la sociedad, como la pobreza, el sida y un sinfín de otros males socioeconómicos. Sus planteamientos no pueden ofrecer soluciones, porque no tienen valores éticos, humanitarios. Lo que les preocupa es ese acaparamiento de la riqueza, de  las fuentes de energía y de los medios tecnificados, de una mano de obra cada vez más reducida y peor pagada, unas grandes máquinas contables que distribuyen esa riqueza como les conviene, llamadas Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio, y que a todo ello se le sigue llamando Globalización económica y financiera.

2.- Una ética basada en la naturaleza

      Asistimos en la actualidad a un poderoso retorno a la naturaleza. La naturaleza es mucho más que la natura de los medievales y la naturaleza de los modernos. Nos sentimos más cercanos de la physis (fisis) de los griegos. Esta naturaleza es el conjunto articulado de todas las energías del universo. Esta naturaleza es el punto de partida de una ética global. Todas las éticas han nacido de la reflexión humana del ethos (carácter, hábito, costumbre), que es de naturaleza universal. El ethos configura la actitud de responsabilidad y cuidado ante la vida, la convivencia social, la preservación de la Tierra. Lo que buscamos ahora es un ethos que sea adecuado a la plataforma de la historia, que es global y planetaria. Problemas globales, éticas globales.

      ¿A qué llamamos ética? Todos sabemos que proviene de la palabra griega ethos, que además de significar costumbres, comportamientos, tiene el significado de "morada". Es decir, el abrigo permanente de los animales, nido, madriguera,  (establo) o de los seres humanos (casa). Los seres humanos delimitan su parcela y construyen su morada en la naturaleza, la madre Tierra. Y la madre naturaleza se llama en griego physis (fisis), que suena a física, algo real, material. Quiere decir que la morada le hace echar raíces en la realidad material, física, le da seguridad y le hace sentirse bien en el mundo. Esta morada no viene ya dada de antemano, sino que debe de ser construida día a día mediante la actividad humana. Esta es la obra de la cultura. Es decir, el ethos no es una realidad acabada. La naturaleza humana lo mismo que el universo no es algo ya hecho y terminado de una vez por todas, sino que es una realidad que siempre se está haciendo. Entonces, es cuando ya podemos traducir ethos por ética. Y en este contexto parece como que se da una cierta identidad entre naturaleza, como la madre Tierra, y la naturaleza como sinónimo de naturaleza humana. ¿Son dos cosas tan distintas que las podamos separar?

Fundamentos de una ética natural:

      Desde el punto de vista filosófico y estrictamente racional, nos parece irrenunciable una reflexión sobre la naturaleza humana. Para un ethos universal y planetario esta cuestión es crucial. El ser humano se encuentra arraigado como un ser-en-el-mundo junto a otros y dentro de la naturaleza.
      Para Aristóteles, el centro del ethos, de la morada, era la felicidad humana, en el sentido de gozar de una situación de autonomía personal y social. Entre los griegos del tiempo del Filósofo, toda persona era al mismo tiempo un individuo y un ciudadano de la polis (la ciudad). El ser persona lo constituía el ser individual y el ser político. Un animal político, según la misma definición aristotélica: un ser vivo en su dimensión individual y en su dimensión política. La condición social del ser humano hace que el negro sea lo mismo que el blanco y todos tenemos la misma dignidad. Y no podemos alcanzar la felicidad si no desarrollamos todas nuestras capacidades personales y políticas en la realidad política y social de nuestro entorno. Sin dividir por un lado el subjetivismo de la persona y por otro, el lado social o político de su entidad. No se podían separar. Son una sola cosa.

      El término naturaleza aparece en los filósofos griegos cuando tratan de interpretar el universo; y casi todos sus tratados se titulan peri fiseos, acerca de la naturaleza. El sentido etimológico de este término es el mismo en todas las lenguas indoeuropeas; y significa: nacer, brotar desde dentro, surgir, desarrollarse, salir hacia fuera. En el interior de las cosas está la razón y la fuerza última de sus características o propiedades. Siempre una realidad viva, dinámica, nunca estática. El fuego tiene la propiedad de quemar, las cosas son 'pesadas' por naturaleza. La naturaleza tiene una fuerza interna que le hace moverse, cambiar, crecer, mejorar. Y la naturaleza del hombre es rigurosamente corpórea. La relación ser humano-naturaleza es dialéctica. Y encontramos en ella el respeto, la convivencia, la adaptación, la tolerancia, la solidaridad entre todos y todas.
      La felicidad lleva consigo el ser virtuoso. La virtud, en griego es areté y significa la capacidad física de hacer algo bien. Es decir, ese esfuerzo, esa actividad del alma, que realiza la recta razón (el 'orzos logos') por conseguir la felicidad con la plena realización humana; a la naturaleza del ser humano le corresponde como cualidad primordial, la razón. Y vivir bien, éticamente, es vivir según los dictados de la razón. Entonces, concluimos, que no hay diferencia entre vivir según la naturaleza y vivir según la razón: la bondad o malicia de los actos siempre se enjuician teniendo como punto de referencia al orden entero de la naturaleza humana. Lo moral, para los griegos, es inseparable de lo físico. (hablamos del 'vicio' que tiene la puerta que no cierra bien; o de las 'virtudes' medicinales que tienen tales hierbas, etc.). La ética no fué en Grecia cuestión propiamente moral, sino física. La virtud por antonomasia de la vida moral es la justicia o dikaiosine, pero en Grecia no tiene el significado moderno de justicia, sino el de justeza, de 'ajustamiento' al orden de la naturaleza. Así, la felicidad es ese ajustamiento al orden natural. La felicidad simplemente humana consiste en restablecer en nosotros mismos y en la sociedad, el orden natural.

      La naturaleza humana, la llamamos también physis (fisis), en el sentido de energía originaria, algo que crece, se desarrolla, tiene fuerza interior. La razón, el logos, forma parte del ser humano, es un órgano de la misma naturaleza que le capacita para captar lo que es bueno y lo que es malo para la morada humana. El logos (la razón) y el ethos forman un matrimonio feliz y armónico. Pero tanto el logos como el ethos no están en el aire, no se sitúan en el terreno de lo conceptual o abstracto, sino que están insertados dinámicamente en la realidad de la historia. Los dos forman un proyecto de vida por el que van caminando a través de los tiempos. Tienen una orientación, una senda, marcada por la ética para andar por la vida con acierto y rectitud.

      ¿Qué quiere decir que una persona tiene ética? Significa que esa persona posee unos principios, normas y valores, con los que orienta su caminar por la vida para alcanzar la felicidad. Significa que tiene hecha una opción fundamental por la vida, valor ético supremo, así como otros valores, justicia, libertad, amor, verdad, igualdad. ¿Qué quiere decir que una persona carece de moral? Que esa persona carece de principios y actúa en la práctica, en su comportamiento y conducta diaria, como si no tuviera esos principios elementales éticos. Por tanto, falta de ética, es falta de principios y actitudes fundamentales. Falta de moral, significa realizar en la vida actos contrarios a los principios.

      En resumen: lo natural o físico, y lo moral o ético no eran entre los orígenes griegos, dos órdenes distintos, sino dos momentos de un mismo orden, el orden natural, o el ordo naturae. Por tanto, de la misma naturaleza se puede deducir todo el mundo de la ética: de la naturaleza, del ES se puede deducir la conducta, el DEBER-SER. No son dos cosas distintas, sino una misma cosa, la naturaleza que no es estática, inmóvil, fija, sino que es una sustancia que está en constante cambio y movimiento. Por eso, no se contenta con ser o 'estar', sino que avanza constantemente en esa tendencia viva hacia un deber-ser. Es decir, hacia la Utopía. La naturaleza lleva consigo el impulso ético. Deducimos, lógicamente, que los comportamientos, las conductas, lo que debemos ser cada uno de nosotros en nuestras actividades como personas, tenemos como punto de referencia insoslayable la naturaleza. Si hay conductas que van en contra de esta naturaleza, sus conductas son malas, perversas, van contra el orden natural. Todo lo que favorezca este orden tiene que ser necesariamente bueno. Si se ajusta a este orden es bueno, si se aleja de este orden es malo. El punto de referencia, insistimos, es la naturaleza, no el llamado "orden económico internacional", propio de la Globalización neoliberal.

Aplicación del ethos de la naturaleza a la Globalización económica:

      Pero esta naturaleza no es algo separado del universo. Forman un todo, una globalidad. No está el ser humano en el Planeta tierra como un huésped. No es la persona la que "domina" la Tierra. No está aquí para explotarla. No se pueden explotar las selvas de Guatemala y del Ecuador para conseguir más pozos de petróleo. La United Fruit Company con media Guatemala dentro ha explotado su riqueza agrícola para crear una nueva industria agroalimentaria más rentable. No estamos contra la madre Tierra, sino a su lado, formando un todo orgánico con ella. Los seres humanos que habitamos este planeta, formamos parte de él. Y la razón, el logos, de los seres humanos, no pueden estar en contra de su propia naturaleza. Sólo algunos desalmados son los que exprimen los recursos y riquezas de este planeta para beneficio propio y para pobreza del resto de la humanidad.

      La ética por naturaleza no es violenta. No se puede hablar de una ética agresiva. Porque la naturaleza física y la naturaleza humana no son de por sí violentas. Tienen un proceder gradual y pacífico en la búsqueda de la felicidad de todos los seres humanos. No consiguen sus fines de un golpe, o dando golpes, sino dando pasos, con respeto a sí mismos y a su entorno. Su modelo de desarrollo es gradual, sostenible, siguiendo las etapas propias de su naturaleza, al margen de los valores de ganancia y consumo. Respecto a la cuestión social, los excluidos, los parados, los oprimidos, los inmigrantes, todos los pobres de la Tierra, la naturaleza no los reconoce, no acumula residuos. No son un producto natural de su proceso. Forman parte de un proceso antinatural. El hecho de que el sistema mundial excluya prácticamente a dos tercios de la humanidad, denuncia su carácter anti-natural.

3.- La revolución de la ética.

      En la actualidad, la producción, distribución y comercialización de los bienes naturales y culturales, aquellos que son necesarios para vivir, son profundamente desiguales, porque privilegia a unas minorías que detentan el poder, el tener y el saber, frente a unas mayorías que ni tienen, ni saben ni pueden. Los bienes económicos llevan en su entraña un destino, una orientación clara: deben de servir a la mayoría, al bien común, para cubrir las elementales necesidades de la vida humana. Como son la tierra, el trabajo, la vivienda, la salud, la educación, la cultura, participación, ambiente, descanso y fiesta. La vida de todos y de todas, sin excluir a ningún ser humano. Si estos bienes se desvían, si se orientan, al bien particular, al beneficio de unos pocos, están tergiversando el sentido originario y natural de esos bienes. En eso consiste la corrupción, en des-naturalizar una cosa. Si ahora estamos así, es porque el modo de producción dominante, que en su conjunto podríamos llamar el Mercado, es el que impone este capitalismo neoliberal, llamado Globalización. La ética va más allá de lo puramente individual. Va a la raíz del ser humano, que es a la vez personal y político, y además forma un todo con la madre Tierra. Si se acepta sin más esta Globalización económica y financiera, sería ir en contra de su propia naturaleza. Hay que asegurar al pobre, al oprimido, a todos los excluidos de la Tierra que vivan, no que vayan muriendo antes de tiempo. El equilibrio sistema-Tierra debe permitir que todos los seres vivos sigan existiendo y viviendo.
      Decía un alto empresario norteamericano a un profesor universitario de ética: "Usted se enfrenta a las principales fuerzas de la naturaleza. Usted es un ingenuo (...) Sólo existe un único sistema de sistemas. Es un sistema internacional de las monedas que determina la totalidad de la vida en este planeta. Ese es el orden natural de las cosas (...) El mundo es un conjunto de empresas inexorablemente determinadas por las leyes inmutables de los negocios. El mundo es un inmenso negocio". (La cursiva es mía).

      El intento de cambiar las actuales formas de relación de los hombres con la naturaleza, y la relación de los seres humanos entre sí, es ya una revolución. La ética fundada en la naturaleza debería afrontar la cuestión de los excluidos. Es cuestión de cambiar este modo de producción tan altamente competitivo y tan mínimamente cooperativo. Es decir, que esas tecnologías punta que sustituyen a la fuerza de trabajo, que sólo privilegian las ganancias de los grandes (bancos, empresas, medios de comunicación), lleguen a todos y a todas de tal manera que se vaya acabando el paro estructural, la pobreza universal y la exclusión social.
      Este sistema que llamamos Globalización, no tiene delante de él nada más y nada menos que la Utopía de miles y miles de trabajadores, y millones de excluidos de todos los países. Son las fuerzas antiglobalizadoras. En Génova, Julio 2001, se han reunido más de 800 asociaciones antiglobalizadoras. La ética es Utopía, es un deber-ser, basada en valores fundamentales. Y es radicalmente contradictoria con la racionalidad del sistema. Nosotros optamos por una vida para todos y todas, incluida la naturaleza. No se trata de una ética en abstracto, sino la vida humana en concreto, en su carácter absoluto y universal. Pero, nos tropezamos con el Mercado. Este ídolo moderno de la Globalización (como parte del sistema de economía de libre mercado) es el que decide sobre la vida y la muerte de la humanidad y del cosmos. La ley del Mercado llega a ser lo absoluto y la vida humana lo relativo. Lo principal es el beneficio, las personas no cuentan, o solo cuentan en relación con el beneficio. La idolatría de este Mercado está exigiendo vidas humanas todos los días.

      La revolución de la ética consiste en decirle al Mercado que va en contra de la naturaleza de las cosas y de las personas. El Mercado no es "natural". Intentan persuadir a la gente que las leyes económicas son "leyes naturales", como si fueran inmóviles, necesarias, y que todos tenemos que acatar. Como si fueran las leyes físicas o cósmicas como puede ser la ley de la gravedad, o las leyes que rigen el movimiento de los astros. El Neoliberalismo no es el estado natural del hombre o mujer. Quieren que nos resignemos pensando que las cosas son como son porque así son de su natural.
      Los criterios que rigen la ética son universales y universalizables. Los criterios que rigen el mercado no son universales ni universalizables. Ahora los quieren universalizar, "globalizar". Este Mercado no es universalizable, porque es un mercado de muerte no de vida. No es universalizable este consumo propio de los europeos y americanos, o del Occidente. No es universalizable la producción de armamentos, ni el escudo antimisiles, tampoco las drogas y la prostitución. No es universalizable este sistema de Medios de Comunicación social. Imponernos unas leyes del mercado como si fueran la solución de los problemas de la humanidad; lo único que se exige es "tener fe en el mercado". El presidente Bush decía en la reunión del G-8 en Génova que para que aumentara la prosperidad en el mundo, había que disminuir los impuestos, disminuir el grado de representatividad de los ciudadanos y ampliar la libertad de mercado (Julio 2001).

      ¿Se pueden explicar las leyes del mercado por las leyes de la naturaleza, por ese "ordo naturae"? ¿Las leyes del mercado llegan a todos y a todas, con la finalidad última de que la gente, los 7.000 millones de personas que hay en este Planeta, existan y vivan? La naturaleza humana, incluido el cosmos, se rigen por unos principios y valores que llevan al desarrollo de los seres vivos y a la felicidad de los seres humanos. La fuerza que tiene este mercado no tiene paralelo con la fuerza intrínseca que tiene la naturaleza. La fuerza moral, intelectual y espiritual de los pobres y excluidos es más fuerte que el poder del dinero y de las armas más potentes.

      Esta revolución de la ética no está llamada a regular o humanizar  el sistema actual, para evitar sus abusos y excesos. Algunos proponen una "economía social de mercado". Es la propuesta de la doctrina social de la Iglesia católica. Es el tipo de Iglesia conservadora que busca una reconciliación entre el neoliberalismo y el cristianismo[1]. Y busca reelaborar una doctrina social dentro de la lógica de la economía neoliberal del mercado. En este proyecto se invierten millones de dólares y trabajan en él miles de intelectuales afines a las Iglesias católica o protestante. Aquí se identifica la defensa de la vida, de la familia y del mercado, se busca moralizar el mercado y evangelizar a los empresarios. Este proyecto tiene mucho poder, pero no tiene ética.

Una ética desde las víctimas.

      Tratamos de establecer una posible ética global, frente a la Globalización económica y financiera. Difícil tarea. Al menos señalar una jerarquía de valores prioritarios en todas nuestras actividades políticas y privadas para lograr una pronta satisfacción de las necesidades más básicas de cualquier ser humano. Esas necesidades no están satisfechas en la mayoría de la población, en más de 4.000 millones de seres humanos. Estas personas son las víctimas de este sistema. Es una exigencia de decencia planetaria, de un nuevo pacto ético de la humanidad. Al menos de facilitar la obtención de los mínimos que reclama este Universo. Difícil tarea por no tener respuestas claras sobre cómo afrontar tantas preguntas en este nuevo siglo. ¿Cómo afrontar la Deuda de 499,2 Billones de pesetas -2,6 Billones de dólares- que tiene el Tercer Mundo? ¿Cómo afrontar la pobreza producida por este modelo de desarrollo occidental?

      Es una ética anti-Globalización económica y financiera, porque nuestra ética es el arte de vivir, es un sistema de valores humanitarios que orientan la vida de todo el planeta, incluidos los 7.000 millones de seres humanos. Lo importante es que la gente viva y viva con dignidad. Los que propugnan la Globalización económica y financiera no se puede decir que tengan ética, aunque tengan mucho poder. Proponemos estas orientaciones fundamentales, siguiendo a Leonardo Boff[2]:

 Atención a la naturaleza:  ética del cuidado

      Esta atención a la naturaleza significa tener los ojos abiertos a la realidad, a esta realidad, saber mirarla y estar atento a sus necesidades y tratar de satisfacerlas. Atenderla es cuidarla si queremos sobrevivir. Atender a un niño es cuidar de que no le falte lo esencial, estar con él y no mirar a otro lado, des-cuidarse. Se precisa, pues, un cambio estructural, una revolución básica que reorganice las relaciones de cada uno consigo mismo, de las personas entre sí, y de las personas con la naturaleza. Una nueva forma de vivir no destructiva del ser humano o de la tierra.

      En realidad solo se cuida lo que se quiere. Y solamente queremos aquellas cosas o personas que cuidamos. Lo que merece ser respetado, ("respeto y veneración ante toda forma de vida" que diría Sweitzer), merece seguir existiendo y viviendo. Una cosa esencial del ser humano es el cuidado: una relación amorosa con la realidad, todo lo que amamos lo cuidamos, si no lo cuidamos se deshumaniza. Atender y cuidar nuestro único Planeta. Atender y cuidar sobre todo a los pobres, los excluidos, los inmigrantes. Atender y cuidar nuestros propios cuerpos y salud. Tener mucho cuidado con nuestros compromisos de amor y de justicia a los demás. Cuanto más cuidamos de las cosas más duran. Las cosas con sus valores y sus mensajes. Hay que tener sensibilidad para captar el mensaje que hay detrás de cada realidad.

. Una respuesta adecuada: ética de la responsabilidad.

      Toda persona tiene que responder de su existencia, de su vida, junto con la existencia y la vida de los demás y de la Tierra misma. Y así se hace corresponsable, se hace solidaria. Se trata de la supervivencia de todos los seres humanos y del resto de los seres vivos. Sentirse responsable es sentirse sujeto de conductas en un sentido que favorezca la naturaleza. Esta sería la respuesta adecuada. Es un imperativo categórico según Kant: "Obra de tal manera que las consecuencias de tu acción no sean destructivas para con la naturaleza, la vida y la Tierra". Se podría formular una triple responsabilidad: con respecto al ambiente, ante la calidad de vida de todos los seres, y responsabilidad generacional.

      La vida es sagrada, toda vida, desde el ser más ínfimo, la ameba proteus,  hasta llegar al ser humano. Participamos del mismo código genético, y por tanto, respondemos solidariamente de él. Desde aquí, instaurar la ética de la vida. La ética es el arte de vivir. La vida como centro, el centro no lo tiene la economía. Aquí la filosofía puede hacer su aporte. La estructura básica del ser humano no es solamente la del logos-razón, sino también la sensibilidad, la afectividad.

 Cohesión armoniosa: ética de la solidaridad y del diálogo

      Existe una interdependencia de todos los seres que es el fundamento de una convivencia armoniosa, no conflictiva. Como esta interdependencia creada por el sistema no nos sirve, hay que partir de algo más sencillo. Un consenso mínimo entre los hombres y las mujeres que entreteja otro tipo de relación completamente distinto que nos ayude a vivir. Nosotros hemos creado el artilugio de la autodestrucción. Podríamos destruir varias veces la propia tierra. La vida depende de la solidaridad. Nadie se da la vida a sí mismo, sino que la recibe de alguien que la acoge solidariamente y la introduce en la comunidad de los humanos. Comunidad política, comunidad social, familiar. Esto tiene que cambiar, pero ¿cómo?

      Si de verdad queremos vivir tenemos que organizarnos para ello. Nos salvaremos a través de una ética mínima entre los humanos. Un pacto ético que pueda salvar a la humanidad. La aceptación de un  código ético universal: los Derechos Humanos. Una ética del diálogo planetario. Una norma que respete el proceso de relación y comunicación. Sería inmoral no sentar a la misma mesa a los excluidos y silenciados, desde una base de igualdad y simetría, aceptando que participen en el discurso comunicativo. Una óptica nueva, en función de la vida y los sistemas para la vida. No solamente actos. Es cuestión de generar actitudes. Una visión diferente de la realidad. Superar esta visión economicista pero sí  materialista de crear más bienes y servicios. Pasar a una visión más social, a una ética del compartir. Que el centro de todo no sea el mercado. El centro es la persona, los pueblos con sus potencialidades. Y la economía no como centro sino como medio para su desarrollo.

---oOo---






    [1] Ver el interesante artículo de Paul Richard, en la Revista "Frontera", 17, Enero-Marzo 2001,p. 84
    [2] Puede verse el excelente libro recientemente aparecido "Etica planetaria desde el Gran Sur", Ed, Trotta, Madrid 2001.